Usualmente negrillas y subrayados son nuestros.

lunes, 17 de diciembre de 2007

Contenido de Sociología Política

Contenido del programa de estudio de Sociología Política de la Universidad Estatal a Distancia de España.

Puede verse en:

http://portal.uned.es/portal/page?_pageid=93,1023182&_dad=portal&_schema=PORTAL&idAsignatura=123075&idPrograma=-1&idContenido=2

Dado que esta asignatura es la primera que permite al alumno de sociología entrar en contacto con el análisis de este orden de fenómenos -los políticos- tan importantes para la comprensión de la vida social, parecía conveniente realizar un planteamiento en buena medida general e introductorio que familiarice al alumno con las principales áreas de estudio de la disciplina, con sus instrumentos analíticos y con las formulaciones teóricas más relevantes.

"En concreto, el programa confeccionado se divide en cuatro grandes apartados que resumen las principales cuestiones en torno a las que gira la mayor parte de la investigación en sociología política.

En el primer bloque se aborda el tema del Estado nacional en cuanto estructura política fundamental en las sociedades modernas, en cuyo seno tiene lugar el ejercicio del poder.

El segundo bloque se detiene en la relación –históricamente cambiante- entre las estructuras sociales y los sistemas políticos, más concretamente entre la sociedad capitalista moderna y la democracia.

En la tercera parte se analiza la manera y procesos a través de los cuales los ciudadanos actúan en la vida política de sus respectivas sociedades.

Por último, en la cuarta parte se estudia cómo se produce el cambio sociopolítico, cuales son sus mecanismos y los principales efectos que lleva aparejado.

lunes, 10 de diciembre de 2007

El Hombre Mediocre. Citas.

Es esencial para un político consecuente romper con la medianía, la vida gris, el acomodamiento, la mediocridad. Ingenieros nos dejó un tratado fundamental sobre la mediocridad y como vencerla. Necesaria lectura para todos los políticos que concretizando la ética política superior luchan por hacer realidad para la humanidad los más altos niveles de convivencia social basados no en la explotación del trabajo sino en la organización social del trabajo conforme a su calidad, cantidad y correspondiente remuneración.

El libro de José Ingenieros puede leerse en:

http://www.laeditorialvirtual.com.ar/Pages/Ingenieros_Jose/ElHombreMediocre.htm

Capítulo I

El Hombre Mediocre

"Los seres de tu estirpe, cuya imaginación se puebla de ideales y cuyo sentimiento polariza hacia ellos la personalidad entera, forman raza aparte en la humanidad: son idealistas."

"Un ideal no es una fórmula muerta, sino una hipótesis perfectible; para que sirva, debe ser concebido así, actuante en función de la vida social que incesantemente deviene."

"Todo ideal representa un nuevo estado de equilibrio entre el pasado y el porvenir."

"Los ideales pueden no ser verdades; son creencias. Su fuerza estriba en sus elementos efectivos: influyen sobre nuestra conducta en la medida en que lo creemos. Por eso la representación abstracta de las variaciones futuras adquiere un valor moral: las más provechosas a la especie son concebidas como perfeccionamientos."

Capítulo II

La Mediocridad Intelectual

"En órbita de la rutina giran los espíritus mediocres. Evitan salir de ella y cruzar espacios nuevos; repiten que es preferible lo malo conocido a lo bueno por conocer. Ocupados en disfrutar lo existente, cobran horror a toda innovación que turbe su tranquilidad y les procure desasosiegos."

"La educación oficial involucra ese peligro: intenta borrar toda originalidad poniendo iguales prejuicios en cerebros distintos."

"Es más contagiosa la mediocridad que el talento."

"Las mediocracias exigen de sus actores cierta seriedad convencional, que da importancia en la fantasmagoría colectiva."

"Llaman modestia a la prohibición de reclamar los derechos naturales del genio, de la santidad o del heroísmo."

"Fracasados hay que se creen genios no comprendidos y se resignan a ser modestos para complacer a la mediocracia que puede transformarlos en funcionarios; y son mediocres, lo mismo que los otros, con más la cataplasma de la modestia sobre las úlceras de su mediocridad."

"Temerosos de pensar, como si fincasen en ello el pecado mayor de los siete capitales, pierden la aptitud para todo juicio; por eso cuando un mediocre es juez, aunque comprenda que su deber es hacer justicia, se somete a la rutina y cumple el triste oficio de no hacerla nunca y embrollarla con frecuencia."

"Detestan a los que no pueden igualar, como si con sólo existir los ofendieran."

"Los mediocres, más inclinados a la hipocresía que al odio, prefieren la maledicencia sorda a la calumnia violenta. Sabiendo que ésta es criminal y arriesgada, optan por la primera, cuya infamia es subrepticia y sutil. La una es audaz; la otra cobarde. El calumniador desafía el castigo, se expone; el maldiciente lo esquiva. El uno se aparta de la mediocridad, es antisocial, tiene el valor de ser delincuente; el otro es cobarde y se encubre con la complicidad de sus iguales, manteniéndose en la penumbra."

"El hombre mediocre que se aventura en la liza social tiene apetitos urgentes: el éxito. No sospecha que existe otra cosa, la gloria, ambicionada solamente por los caracteres superiores. Aquél es un triunfo efímero, al contado; ésta es definitiva, inmarcesible en los siglos. El uno se mendiga; la otra se conquista."

"El hombre de mérito se adelanta a su tiempo, la pupila puesta en un ideal; se impone dominando, iluminando, fustigando, en plena luz, a cara descubierta, sin humillarse, ajeno a todos los embozamientos del servilismo y de la intriga."

"El genio se mueve en su órbita propia, sin esperar sanciones ficticias de orden político, académico o mundano; se revela por la perennidad de su irradiación, como si fuera su vida un perpetuo amanecer."

"Los genios, los santos y los héroes desdeñan toda sumisión al presente, puesta la proa hacia un remoto ideal: resultan prohombres en la historia."

Capítulo III

Los Valores Morales

"El hipócrita está constreñido a guardar las apariencias, con tanto afán como pone el virtuoso en cuidar sus ideales."

"El honesto, en cambio, es pasivo, circunstancia que le asigna un nivel moral superior al vicioso, aunque permanece por debajo de quien practica activamente alguna virtud y orienta su vida hacia algún ideal."

"El hombre superior practica la virtud tal como la juzga, eludiendo los prejuicios que acoyundan a la masa honesta; el mediocre sigue llamando bien a lo que ya ha dejado de serlo, por incapacidad de entrever el bien del porvenir. Sentir con el corazón de los demás equivale a pensar con cabeza ajena."

Capítulo IV

Los Caracteres Mediocres

"Nunca llegan a individualizarse: ignoran el placer de exclamar "yo soy", frente a los demás."

..."en su rodar aguas abajo no hay mérito: es simple incapacidad de nadar aguas arriba."

"Los caracteres excelentes ascienden a la propia dignidad nadando contra todas las corrientes rebajadoras, cuyo reflujo resisten con tesón."

"Es un hombre de corcho: flota."

"La domesticación realizase de cien maneras, tentando sus apetitos. En los límites de la influencia oficial los medios de aclimatación se multiplican, especialmente en los países apestados de funcionarismo."

"En los pueblos domesticados llega un momento en que la virtud parece un ultraje a las costumbres."

"El vanidoso vive comparándose con los que le rodean, envidiando toda excelencia ajena y carcomiendo toda reputación que no puede igualar; el orgulloso no se compara con los que juzga inferiores y pone su mirada en tipos ideales de perfección que están muy alto y encienden su entusiasmo."

"La dignidad implica valor moral."

Capítulo V

La Envidia

"No basta ser inferior para envidiar, pues todo hombre lo es de alguien en algún sentido; es necesario sufrir del bien ajeno, de la dicha ajena, de cualquiera culminación ajena."

"La envidia es una defensa de las sombras contra los hombres."

"Es un gran signo de mediocridad dijo Leibniz elogiar siempre moderadamente."

"Los que no saben admirar no tienen porvenir, están inhabilitados para ascender hacia una perfección ideal."

..."la envidia es una enfermedad"...

Capítulo VI

La Vejez Niveladora

"Se ha señalado en Kant un ejemplo acabado de esta metamorfosis psicológica. El joven Kant, verdaderamente "crítico", había llegado a la convicción de que los tres grandes baluartes del misticis mo: Dios, libertad e inmortalidad del alma, eran insostenibles ante la razón pura; el Kant envejecido, "dogmático", encontró, en cambio, que esos tres fantasmas son postulados de la "razón práctica", y, por lo tanto, indispensables. Cuanto más se predica la vuelta de Kant, en el contemporáneo arreciar neokantista, tanto más ruidosa e irreparable preséntase la contradicción entre el joven y el viejo Kant."

"Admiremos a los viejos por las superioridades que hayan poseído en la juventud. No incurramos en la simpleza de esperar una vejez santa, heroica o genial tras una juventud equívoca, mansa y opaca; la vejez no pone flores donde sólo había malezas, antes bien, siega las excelencias con su hoz niveladora."

"El diablo no sabe más por viejo que por diablo. Si se arrepiente no es por santidad; sino por impotencia."

Capítulo VII

La Mediocracia

"La burocracia es una convergencia de voracidades en acecho."

"El genio crea instituciones y el bárbaro las viola: los mediocres las respetan, impotentes para forjar o destruir."

..."las sociedades humanas, para su progreso moral y estructural, necesitan del genio más que del imbécil y del talento más que de la mediocridad."

"Cooperan a su obra los idealistas que les preceden o siguen; nunca los conservadores, que son sus enemigos naturales, ni las masas rutinarias, que pueden ser su instrumento, pero no su guía."

"Al que dice "Igualdad o muerte", replica la naturaleza "la igualdad es la muerte"."

"El privilegio tradicional de la sangre irrita a los demócratas y el privilegio numérico del voto repugna a los aristócratas. La cuna dorada no da aptitudes; tampoco las da la urna electoral."

"Cuando la mediocridad agota los últimos recursos de su incompetencia, naufraga. La catástrofe devuelve su rango al mérito y reclama la intervención del genio."

"Hay aristocracia natural cuando el esfuerzo de las mentes más aptas convergen a guiar los comunes destinos de la nación."

Capítulo VIII

Los Forjadores de Ideales

"El genio es excelente por su moral, o no es genio."

"El mediocre limita su horizonte afectivo a sí mismo, a su familia, a su camarilla, a su facción; pero no sabe extenderlo hasta la Verdad o la Humanidad, que sólo pueden apasionar al genio."

¿El neoliberalismo es sostenible?

LA ESTRATEGIA GANADORA ES SUMAR, NO RESTAR.
(La derrota del pueblo al neoliberalismo)

“¿El neoliberalismo es sostenible? No. ¿Podrá subsistir mucho tiempo? Absolutamente no. ¿Cuestión de siglos? Categóricamente no. ¿Durará sólo décadas? Si, sólo décadas, pero más temprano que tarde tendrá que dejar de existir."
Fidel Castro
Encuentro Internacional de Economistas
La Habana, Cuba.

Oscar A. Fernández O.


El FMLN está decidido y convencido de ganar por la vía democrática su acceso a la conducción del Estado salvadoreño, por dos razones fundamentales: la primera, por que es la única opción histórica para acompañar al pueblo salvadoreño en la construcción de la añorada vida de bienestar y justicia; la segunda, por que el neoliberalismo sufre una crisis irreversible, acelerada por la incapacidad manifiesta del ultraderechista partido gobernante ARENA y la voracidad de la oligarquía económica.

Para entender la segunda afirmación arriba expuesta, no se necesita ser ni economista ni politólogo, solo basta ver la situación calamitosa que vivimos la mayoría de salvadoreños, sin medicinas en los hospitales públicos ni atención médica que valga la pena y con la amenaza de privatizarla; sin acceso a la educación de calidad, sin empleo, comiendo salteado, expulsados de su país por la miseria y la indolencia de los gobernantes, padeciendo de la más brutal de las explotaciones y abusos cuando logran un trabajo, violados diariamente en sus más elementales derechos, victimizados por la violencia social incontrolable y cómo epílogo de esta tragedia, criminalizados por las leyes penales promulgadas por el gobierno del Presidente Saca, como si fuera una venganza de clase.

Después de la grandilocuencia seudo teórica de los ideólogos del librecambismo en foros, universidades y programas de gobierno, sumada a la aplastante propaganda mediática acerca de un fabuloso futuro de desarrollo nacional que nunca llegó, el “neoliberalismo” ha demostrado ser nada más que una versión computarizada de la vieja consigna de los fisiócratas de la segunda mitad del siglo XVIII, el laissez-faire (dejar hacer) y por tanto el estímulo principal al surgimiento de un capitalismo salvaje, dónde la propiedad privada pierde su función social, para convertirse en un asunto exclusivo del gran propietario, dejando al Estado en una función de espectador pasivo. La fábrica de sueños que cautivó al mundo, se ha convertido en una pesadilla.

El neoliberalismo es un subproducto de la post guerra fría, que ha hecho del mercado en objeto de adoración, como triste alternativa del derrumbado estatismo económico en el ex-sistema soviético. ¡Del purgatorio al infierno! Es un intento de reordenar el pensamiento económico para ajustarlo a la economía mundializada del gran capital.

El pueblo deberá decidir si continúa en la vía de profundizar su pobreza y empeorar su vida o si se decide a derrotar a ARENA principal impulsador de esta desgracia nacional que nos abate, para pasar a construir un futuro mejor para nuestros hijos. Debemos estar claros que privatizando todo lo que nos pertenece como pueblo, liberalizando los mercados y las finanzas, desregulando todo y permitiendo que muy pocos se apropien de la riqueza nacional para llevar una vida de lujos y desenfreno, sólo estamos firmando la sentencia de muerte de una nación que siempre ha sido orgullosa y cuya riqueza principal es su propia gente.

El mercado es un legado histórico de la humanidad, tan antiguo como el ser humano, pero al mismo tiempo se fundamenta en la desigualdad de las condiciones de los hombres y los pueblos, condición que los acaparadores de la riqueza han profundizado hasta límites intolerables. Esta actividad de intercambio entre los pueblos y las personas debe seguir existiendo, pero conciertas condiciones, con un Estado fuerte como contrapeso, que promueva políticas sociales activas de consenso popular, con las cuales las condiciones de vida dignas estén aseguradas para todos.

No debemos confundir el derecho legítimo de cada persona de querer superarse y escribir su propia biografía familiar, con el egoísmo que promueve el mercado al cual prefiero llamar la tiranía del individualismo, “el sálvese quien pueda”, dónde la sobrevivencia del que tiene más está garantizada y las mayorías desposeídas están condenadas al ostracismo y a la esclavitud de la pobreza; donde la propia vida se proyecta como una empresa en la que debemos comportarnos como capitalistas, ordenando nuestras prioridades y necesidades en base a las leyes del mercado y olvidando los valores que nos enaltecen como seres humanos.

No obstante, debemos reconocer que la globalización es la respuesta lógica a la revolución tecnológica de las comunicaciones, es un hecho de la humanidad o como dice Fidel Castro en su alocución a los economistas reunidos en La Habana, “Es un fruto de la civilización humana. Se alcanzó en un brevísimo período de no más de tres mil años en la larga vida de nuestros antecesores sobre el planeta”

Una sociedad dónde el individuo y la colectividad se complementen para enarbolar el desarrollo social, basado en la ciudadanía, la solidaridad y la equidad, es aún la deuda histórica de esta nación.

No obstante, en esta realidad de profundos y rápidos cambios dónde los pueblos especialmente los latinoamericanos, resurgen con fuerza por su legítimo derecho a vivir independientes y libres, es menester comprender que las dictaduras, las guerras y la impunidad del poderío económico para preservar la injusticia y el acaparamiento de la riqueza ya no tienen cabida en el futuro, así como no la tiene la violencia para alcanzar los cambios. Al contrario, es hoy el tiempo del pluralismo, el consenso nacional y el debate de opiniones para construir un nuevo El Salvador, pues todos tenemos algo que decir, todos podemos influirnos unos a otros, todos podemos enseñarnos algo nuevo unos a otros. El pueblo es la suma de todos, sin excluir a nadie.

La izquierda gobernante

LA IZQUIERDA GOBERNANTE:
REDISEÑAR LA GOBERNACIÓN Y HACER LA DIFERENCIA


¡Cesad! No vaciéis hasta los posos el cáliz amargo de las profecías. El mundo está cansado del pasado, ¡morirá o descansará al fin!”
R. Shelley
(Hellas)

Óscar A. Fernández O.

En el caso del pueblo salvadoreño, no me refiero al anhelo de “descanso” en el sentido que lo plantean los intelectuales del libre mercado, como el fin de la historia definitiva, sino como la empresa humana en la que asumiendo muchos riesgos y luchas, no se contempla una noción de fin terrenal, sino la del cambio permanente y oportuno. Prefiero el punto de vista de Prometeo, protector del desarrollo de la civilización humana. Es decir, con ARENA no termina la historia como quieren hacernos creer, el reto y la posibilidad del cambio para mejorar oportuna y dinámicamente, está en el esfuerzo y la inteligencia del pueblo que es quién determina su futuro, en compañía de sus liderazgos más capaces, eficientes y probos.

La izquierda en el gobierno no deberá cometer el mismo error de creer que cambiando la forma de gobernar ya no quedará nada más que hacer que administrar lo hecho. No debe apuntarse a ningún “estado permanente”, ni tampoco a un equilibrio alguno que pueda ser temporal, pues con seguridad éste será interrumpido por la energía y la dinámica que caracteriza a la historia de la humanidad. Por lo tanto, el término “sostenibilidad” debe ser rechazado en el sentido de permanencia, lo mismo que cualquier estupidez acerca del “fin de la historia”. Para que la sociedad salvadoreña cambie, a pesar de haberse convertido en una sociedad autodestructiva, inducida por un gobierno plutócrata conformado por aprendices de brujo mal preparados, es necesario hacer cambios radicales de modelos y valores profundamente arraigados, como son los hábitos conformistas y obedientes que aceptan y creen necesitar el poder de las clases dominantes como una consecuencia natural del orden establecido. La experiencia de los campos de exterminio nazis durante la Segunda Guerra Mundial lo demostró. Las votaciones mayoritarias de las clases empobrecidas, a favor de ARENA, también confirma la simpatía hacia sus verdugos.

Estos son ejemplos relativamente simples del gran conjunto de rasgos y patrones que tienen que ser modificados, diseñando y practicando nuevas y eficaces formas de liderazgo y gobernación, que constituyan elementos importantes del proceso de liberación de nuestro pueblo, si la izquierda socialista desea aumentar las posibilidades y las probabilidades de liderar la construcción a corto, mediano y largo plazo, de un Estado que sustente el progreso, revisando desde luego la idea misma de “progreso”.

El rediseño de la gobernación no es más que una medida transitoria, mientras no se produzca el salto cualitativo en nuestra sociedad. Pero mejores capacidades de gobierno pueden reducir las causas y los efectos de la tragedia de nuestro pueblo, perfeccionando la raison d’humanite (la razón humana del Estado) que es su razón de ser, de modo que un una primera instancia se evite la catástrofe hacia la que nos lleva un modelo económico que ya no funciona más y que por terquedad y arrogancia, siguen imponiendo improvisadamente los testaferros del poder fáctico. Hasta dónde sea posible, debemos impulsar continuamente el desarrollo humano y no primordialmente el del mercado, sin menospreciar la importancia y el rol de este último con objetiva ponderación.

Adelantos significativos en la capacidad de gobernar han tenido lugar en la historia de la humanidad, como sucedió en la Grecia clásica, con la idea de que la política es un dominio reconocido de la vida humana, susceptible a ser deliberadamente definido y sometido por los poderes. “Bien puede argumentarse que la teoría política nace y renace en tiempos de crisis culturales; que su razón de ser es la reconstrucción del discurso político y de la vida” sostiene J. Peter Euben (1994)

Al firmar los Acuerdos de Paz, se pretendió la reconstrucción de la ley, el desarrollo y preeminencia de la política como dominio del pueblo, y la construcción de formas novedosas y democráticas de gobierno. Todo este esfuerzo ha sido traicionado por la oligarquía política, mientras la izquierda socialista, oposición ampliamente mayoritaria no fuimos capaces de evitarlo. Hoy, la oportunidad de saldar esta deuda se nos presenta como el reto histórico, porque nada queda absolutamente establecido por los hechos y es precisamente nuestra pasividad o intervención lo que espera la historia para tomar forma, apelando a la idea de R. Whiteside (El existencialismo político, 1983)

La cultura política salvadoreña y su dinámica, personificada claramente en la mayoría de los liderazgos políticos, sin duda plantean a cualquiera, serios problemas en la capacidad de gobernar. Tales problemas suelen ser descritos en términos de “gobernabilidad” –por lo general en la forma negativa de “ingobernabilidad”- cuyo uso y abuso se ha extendido plenamente y que en la mayoría de veces, es empleada para esconder la incapacidad de gobernar. La legitimidad del Estado y la autoridad pública son aceptadas a regañadientes y la autoridad es minada por la desmitificación y por el creciente cinismo y desconfianza con que se mira a los políticos. En tanto, los medios de comunicación de masas se han convertido en poderosas empresas privadas que generan gran impacto y convierten cada vez más la política en un circo.

En nuestro ámbito, la política se basa cada menos en la ideología y la mayoría de partidos proponen políticas similares en la mayor parte de los asuntos e incluso cuando la competencia electoral lleva a los candidatos a enfatizar diferencias de opinión, la falta de opciones conocidas y realistas en numerosas cuestiones ha apagado el fuego del debate ideológico serio y profundo, que en realidad establece la diferencia fundamental de la política y la forma de gobernar. Esto se ve remplazado por duelos televisivos entre candidatos, los cuales se realizan en medio de la propaganda del mercado. En conjunto, los partidos tienden a perder su capacidad de dominio y toda la estructura política es rechazada por una proporción cada vez mayor de ciudadanos. Al mismo tiempo, los jefes de Estado y los candidatos anuncian de manera ocasional su compromiso con posturas ideológicas particulares, sin cambiar en general la naturaleza de la política por mucho tiempo.

El FMLN debe definirse claramente frente al modelo económico rampante que muestra, a pesar de su fracaso, claros dogmas de fe incuestionables, con los cual los derechistas neoliberales imponen su poder antidemocrático creando valores consumistas y nihilistas, cuyo resultado es el fanatismo autoritario y la polarización social. En este contexto negativo debe entenderse que los cambios oportunos que marquen la diferencia sustancial, el despertar de las organizaciones de base, los avances en la educación y la concienciación política de las masas, los nuevos tipos de valores humanistas, no violentos y solidarios, son de urgente necesidad. Todo ello sólo puede ser factible en tanto se construye a mediano y largo plazo un país diferente de derechos, libertades y necesidades elementales subsanadas. No hay garantía de que esto camine sobre rieles, al contrario, el horizonte anuncia tormentas y por eso lo más decisivo es la calidad de las elites que gobiernan, puesto que son éstas las que toman la mayor parte de las decisiones que afectan la vida de los salvadoreños.

Hay cada vez menos esperanzas de hacer que la razón de humanidad o una gobernación más ética, legítima y eficiente sean intereses prioritarios de nuestros gobiernos, a menos que las elites se conduzcan con verdadera dignidad, lo cual ejerce considerable influencia en la cultura política, que en nuestro país ha sido prostituida. Por más listos que seamos y preparados que estemos, las tareas de la gobernación requieren mucho más.

Debemos empeñar todos nuestros esfuerzos a fortalecer la organización de las masas, mientras nos dedicamos al aprendizaje y a la reflexión seria, rodeándonos de los mejores hombres y mujeres, los más calificados, animándolos a luchar junto a nosotros. Son necesarias con urgencia, ideas innovadoras de rediseño que sustentadas en la seriedad, la responsabilidad y la probidad, perfeccionen la capacidad crítica para gobernar. Debe emprenderse un trabajo gubernamental más concertado, desde las deliberaciones de las organizaciones de masas hasta los centros teóricos políticos y las Universidades e Institutos superiores avanzados, en los que deberán participar líderes políticos y gobernantes experimentados, profesionales y académicos. Pero, lo que más se necesita son cerebros creativos de alto nivel, todo lo cual en definitiva es lo que llamo el pluralismo social-cultural junto al compromiso con la construcción y perfeccionamiento de un Estado democrático fundamentado en los derechos humanos.

Maquiavelo: una presentación

Tomado de "Mito y realidad del Estado" de Joaquín Hernández Callejas:

http://www.monografias.com/trabajos14/mitoyestado/mitoyestado.shtml?monosearch

3. Maquiavelo

Nicolas Maquiavelo (1469-1527), es abrasado por todo el fuego ardiente del Renacimiento, en su más brillante esplendor; vive toda su vida en la Florencia de los Médicis, (prestamistas que gobernaron desde 1434 hasta 1493); del Monje Gerónimo Savonarola (que gobernó desde 1494 hasta 1497) y los Borgia (1497-1507).

Maquiavelo fué el primero en basarse en la observación de los hechos; en la utilización de los datos de la historia y en el conocimiento de la psicología humana; en la ciencia política liberada de los dogmas de la religión y de la teología. Trata de descubrir las leyes que rigen el desarrollo de los fenómenos sociales.

Maquiavelo, ve los hechos conforme su naturaleza. No estudia al hombre ni sus insituciones conforme idealidades metafísicas; sino conforme su propia reacción natural espontánea. Sobre política escribió dos obras que son muy famosas: "Discursos sobre las décadas de Tito Livio" (que habla de la República) y "El Príncipe" (que da las reglas sobre la conducta de un hombre de Estado). Esta última fué de gran provecho para todos los gobernantes del mundo entero, que han basado su política en el empobrecimiento de las clases desheredadas, la traición, la mentira, la hipocresía; sujetandose fielmente a los dictados del contexto brillante del escritor florentino, que tuvo como principal modelo al astuto, feroz, cruel e implacable déspota de la república de Florencia: César Borgia, hijo favorito del Papa Alejandro IV (Alejandro Borgia).

Examinaremos esta última obra que es donde se expresa con más nitidez el pensamiento de Maquiavelo sobre el Estado y el hombre de Estado.

a) Se propone maquiavelo en "El Príncipe", investigar "cuál es la esencia de los principados; de cuantas formas de principados hay, cómo se adquieren, cómo se mantienen y por que se pierden" (carta de Maquiavelo a Vettori). Divide los principados en cuatro clases: Hereditarios (como la monarquía francesa o española); Nuevos (cómo los que surgían en la Italia de su tiempo; dezpedazada constantemente por las invasiones extranjeras de alemanes, franceses, austríacos, españoles y por las querellas internas en que se despedazaban las ciudades entre sí, en guerras intestinas capitaneadas por "condottieri" aventureros mercenarios, que se vendían al mejor postor, cómo las ciudades repúblicas de su tiempo, dirigidas por déspotas o familias aristocráticas); Mixtos (como el reino de Nápoles en su anexión a España); y Eclesiásticos (que tienen sus propias modalidades).

b) A Maquiavelo no le interesa la justificación previa de una acción por la vía de la abstracción jurídica o filosófica; a él, lo que le preocupa, es la comprobación de la generalidad de un hecho real; el dominio desnudo de la fuerza en las acciones humanas; el triunfo de la fuerza como esencia de la historia humana. Este hecho hay que observarlo en las formas de gobierno (despotismo, aristocracia, república). Para este autor, la aplicación de la fuerza en los actos de gobierno, es simplemente un hecho natural, vanal y simple.

c) Todo principado (nobleza territorial Estado) significa una "creación de fuerza". En tener fuerza en todo estriba el Poder del Estado; tanto para adquirirlo como para conservarlo. La razón primera y última de la política del príncipe es el empleo de la fuerza; pues "la fuerza es justa cuando es necesaria", y el mejor empleo de la fuerza es la guerra. "La guerra -escribe Maquiavelo- las instituciones y reglas que le conciernen, son el único objeto al que un príncipe debe entregar sus pensamientos y su aplicación y de la cual le conviene hacer su oficio; esta es la verdadera profesión de cualquiera que gobierne, y con ella, no sólo los que han nacido príncipes pueden mantenerse, sino también, los que nacieron simples particulares pueden frecuentemente, llegar a ser príncipes. Por haber descuidado las armas y haber preferido en vez de ellas las dulzuras de la molicie, se les ha visto perder sus Estados a algunos soberanos.

Despreciar el arte de la guerra es dar el primer paso hacia su ruina; poseerlo perfectamente, es el medio de elevarse al poder". Así, pues, para todo Estado (hereditario, nuevo o mixto) en cualquiera de sus formas de despotia, monarquía, oligarquía aristocrática o república; las bases fundamentales son "buenas leyes o buenas armas"; no puede haber buenas leyes allí donde no hay buenas armas; y al contrario: "allí donde hay buenas leyes, sí hay buenas armas".

Las buenas armas, para Maquiavelo, son los ejércitos nacionales; los mercenarios no.

Para Maquiavelo el Estado es la fuerza; la fuerza del que domina; a los súbditos solo les toca obedecer. Pero estos súbditos aman la libertad, como se ha visto a traves de la historia de la humanidad, a muchos pueblos luchar y morir por ella y como el mismo vió a sus coetáneos luchar y morir en defensa de las libertades públicas que ofrecían las repúblicas aristocráticas de su tiempo (Venecia, Milán, Florencia, Pisa, Parma) que luego fueron destruidas por familias despóticas (los Médicis, Orsini, Borgia).

Los principados (Estados) deben basarse fundamentalmente, para conservarse, en la fuerza: "Cualquiera que habiendo conquistado un Estado acostumbrado a vivir libre no lo destruya, debe esperar ser destruido por él..... Tómese la precaución que se tome, hágase lo que se haga; si no se disuelve el Estado, si no se dispersa a sus habitantes, se les verá, en la primera ocasión, recordar, invocar su libertad, sus instituciones perdidas y esforzarse por recuperarlas".

Política económica y elecciones

Notas sobre planteamiento de política económica en el proceso electoral salvadoreño.

La lectura de la entrevista del pre candidato presidencial del FMLN en el periódico digital El Faro, motivó las siguientes reflexiones:

1. A nuestro juicio el momento histórico actual condensa las fuerzas sociales que posibilitan el cambio del modelo económico y no del sistema económico. Es decir, se trata del cambio del modelo neoliberal y no del cambio del sistema capitalista por uno socialista.

2. En este sentido existe un razonable planteamiento de que en el período del 2009 al 2011 no se construirá el socialismo. No está en la agenda.

3. El cambio en el modelo económico aunque no se plantee abiertamente nos parece que está presente, en dos posiciones básicas que transforman contenidos del modelo neoliberal:

3.1. Se sostiene que se eliminará el uso del poder del Estado por parte de una minoría de empresarios privilegiados. Aunque no se diga parace evidente que se trata de la oligarquía financiera en El Salvador.

3.2. Se sostiene que se combatirá la corrupción en la detentación del poder económico y político.

4. La parte correspondiente a la negociación o discusión con el grupo económico y político que detenta el poder se plantea en los términos de definir la concreción de los puntos anteriores: uso y abuso del Estado y corrupción. Estos son puntos cruciales de los cuales no se vislumbran formas de solución sin fricciones serias, pero en todo caso tiene que agotarse el recurso de la negociación.

5. Se plantean observarciones sólidas sobre el significado de la construcción del socialismo en el sentido de que el proceso no debe culminar con la construcción de una burocracia privilegiada que funcione como una clase social explotadora.

6. El problema económico no está constituido por el problema fiscal o por el problema de la pobreza, sino por el problema de una mayor capacidad de producción y de una mejor distribución de bienes y servicios entre las clases sociales. Es un punto central de confrontación con el modelo neoliberal que sostiene que la denominada libertad del mercado es el mejor mecanismo para la asignación de recursos y remuneraciones a los factores de la economía.

7. Lo único controversial de cardinal importancia en el planteamiento es la asignación del papel del Estado como árbitro del proceso económico. Desde Keynes en el capitalismo se acepta que es función del Estado mantener una baja tasa de desempleo y controlar la inflación lo que constituye un papel protagónico en el crecimiento de la economía. En nuestra opinión el Estado debe en este período de construcción necesaria y real de un modelo constitucional estatal funcionar más que como un árbitro, como un actor del proceso de creación y redistribución del ingreso aún siguiendo patrones de manejo de política fiscal y monetaria a la usanza de Keynes.

8. El proceso real indica, nos parece, una necesidad histórica de sustituir gradualmente el modelo neoliberal por un modelo constitucional estatal.

9. Los funcionarios públicos si consideramos la perspectiva histórica deben tener las cualidades siguientes: capacidad y compenetración consecuente de la idea de construir una sociedad basada en la organización del trabajo y su retribución diferenciada, con tendencia a eliminar la explotación del ser humano.

Para una teoría de la coyuntura

*
Notas para un análisis de coyuntura

1. Se debe diferenciar entre estructura y coyuntura. Un análisis coyuntural es más profundo en tanto se tienen percepciones articuladas de la estructura política, es decir, de los intereses de poder de largo plazo, relacionado con los intereses económicos sustanciales de grupos, capas y clases sociales.

2. No todo análisis temporal es un análisis coyuntural. La coyuntura está marcada por un evento de especial importancia que podría ocasionar cambios en la estructura; en este caso la coyuntura se refiere no solamente a un evento de especial importancia, sino de cardinal importancia.

3. En la coyuntura política los eventos de cardinal importancia pueden ser eventos electorales, si estos plantean la posibilidad de un cambio del modelo y/o del sistema económico. Como hemos analizado en otras oportunidades, el sistema contiene el funcionamiento general de la economía, la política y la sociedad y el modelo, históricamente concebido, contiene el funcionamiento específico, concreto en un tiempo y espacio determinado. Todavía está presente la lucha entre dos sistemas económicos y políticos: el capitalismo y el socialismo. Y dentro de cada uno de ellos, sus modos de funcionamiento: el modelo neoliberal y el modelo estatal, a lo Keynes en el sistema capitalista y el modelo de socialismo de mercado y de socialismo de Estado en el sistema socialista.

4. Teóricamente no puede hablarse de revolución democrática y de revolución socialista como entes separados históricamente. El socialismo en su definición es la democracia plenamente desarrollada. Es una democracia más plena que la del capitalismo en donde ejerce la democracia la clase capitalista. El capitalismo contiene elementos democráticos, formalmente plenos, que toda persona democrática debe impulsar en cuanto a su concreción.

5. En un análisis coyuntural predomina la determinación de la contradicción principal del momento, de corto plazo, la contradicción principal temporal. En el análisis estructural predomina la determinación de la contradicción principal permanente, trascedente, de largo plazo.

6. En la contradicción principal temporal hay que distinguir la fuerza política que lleva la ofensiva, el papel activo y examinar sus potencialidades y sus debilidades. Si se trata del adversario, se realiza un análisis de contenido de las mismas a fin de proponer medidas encaminadas a debilitar las potencialidades y potencializar las debilididades.

7. Se puede auxiliar el ejercicio de análisis coyuntural de una matriz, que detecte en forma de listado, las características mencionadas y deje una columna para hacer un listado de medidas para cada característica.
*

sábado, 6 de octubre de 2007

El político y el científico

Nota nuestra:

Las investigaciones sociológicas de Max Weber sobre la relación entre el político y el científico son esenciales en Ciencia Política. Weber deja insinuado el tratamiento de dos campos diferentes de la acción humana que a nuestro juicio son: el político busca la verdad de clase y el científico la verdad objetiva; el primero defiende intereses de grupo o clase social y su arma teórica es la ideología y el segundo defiende integralidades conceptuales de la humanidad y su arma teórica es la ciencia. Lucaks recordó la definición de ideología como conciencia falsa de la realidad, falsa en el sentido que es sesgada por los intereses económicos principalmente del grupo o clase social que la sustenta. Contrariu sensu la definición de Ciencia podría enunciarse como conciencia cierta de la realidad, por ser objetiva, integral, independiente de los intereses económicos.


El estudio o más bien conferencia de Max Weber puede encontrarse en:


Una referencia al tratamiento del tema de las relaciones entre el político y el científico en Max Weber se encuentra en:


Dice la referencia:


Max Weber, el Político y el Científico

Max Weber, (Efurt 1864 - Munich 1920), historiador y sociólogo alemán. Estudió economia, derecho y filosofia.

Nacionalista y a la vez liberal, se opuso a la política de los epígonos de Bismarck y formó parte de la comisión redactora de la constitución de Weimar. Sus trabajos abarcan muchos aspectos y muy variados, y solamente de una manera parcial manifiestan las tensiones internas del autor y sus enfrentamientos con los utilitaristas, los marxistas y los historicistas. Preocupado por la influencia mutua de los intereses materiales i espirituales en la interacción de las clases y grupos sociales, ivestigó los vinculos entre ideas religiosas y conductas económicas tanto en las sociedades occidentales como en las orientales: en su obra más conocida, Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus (La ética protestante y el espíritu del capitalismo, 1904 - 05), estudió nexos entre el protestantismo y la génesis del capitalismo. También se interesó por la naturaleza del poder y sus modalidades, y en todo momento remarcó la pluralidad de las causas del desarrollo de la histórico y la necesidad de conocer los contenidos culturales para interpretar los cambios sociales, en la perspectiva de llegar a una conceptualizaciñon de los colectivos en función del comportamiento social y no de las estructuras.

Al morir dejó inédito, un monumental tratado, Wirtschaft und Gesellschaft (Economia y sociedad) publicado a partir de 1922.

"El político y el científico" (Weber, 1984) tan oportuna en estos tiempos de descrédito de políticos y de escepticismo en las ciencias. Estos dos discursos de Max están encaminados a observar las diferencias entre la vocación del político y el deber del científico. Y se podria describir a éste como un político frutrado y un científico insatisfecho de sí mismo y de su objeto.

La primera pregunta que se formula en este libro es: ¿Qué debe ser un político? Weber sabiendo que el político, en su época, como hoy también, no era precisamente un modelo, propuso un "deber ser" de político a ser imitado por los que sentían esa vocación.

Decía: "un político debe contar con tres virtudes: pasión, sentido de responsabilidad y mesura".

Una definición difícil, por no decir imposible, de ser encarnada. Y es aquí donde está el problema.

Dos virtudes racionales y una irracional excluyentes entre sí y con un equilibrio donde es exigible el sacrificio de una de ellas. Sin duda, podríamos decir que el dilema del político de Weber proviene de dos filósofos griegos: Aristóteles que decía que la mayor virtud de un político era la prudencia, y la pasión, venida de Platón.

Por otro lado Max quiere diferenciar entre la moral de la convicción y la moral de la responsabilidad.

Weber decía que hay dos formas de luchar políticamente por los fines que cada quien concibe. Pero hay una diferencia fundamental: el sacrificio o no de cosas y personas en función de los fines. En efecto, estamos ante el viejo dilema de si el fin justifica los medios o no. Para el convencido de su causa, sólo hay el tipo de moral derivada de los fines por los que combate. "El que triunfa siempre tiene la razón".

Weber llama a estas personas "irresponsables" porque no miden las consecuencias de sus propios actos que recaerán de modo negativo precisamente sobre las generaciones que dicen defender.

Por otro lado, está también el convencido de su causa, pero a diferencia del otro éste obra con responsabilidad. Es aquel que está orientado por ciertos valores éticos que no le permiten ciertos tipos de sacrificio y que siempre pondera las consecuencias de sus actos precisamente midiendo el futuro. Para Weber este tipo de político es el deseable.

Sin embargo, Weber tiene aún su dilema donde la pasión se opone a la mesura y el convencido al responsable. Por esto Weber pretende en este libro conciliar las dos morales.

Por otra parte Max también nos habla sobre la eficacia y la esencia de la política. La política no ha dejado de encerrar en su seno la racionalidad de la eficiacia. Las cosas no son buenas ni malas, sino útiles o inútiles para una empresa cualquiera. En este sentido, a Weber no le interesan los fines, aunque los admite para entender la racionalidad de los políticos de distintos signos. Por eso, es un científico que no se embriaga con la nobleza o las miserias de unas metas abstractas. Por supuesto que en este sentido no deja de hablar por medio de valores. Weber analiza los valores con "relaciones de valores". Y exactamente esa es la paradoja de la política: su eficacia en el terreno de la moral.

Los tipos de dirigentes políticos. En sólo las primeras páginas, Weber define su concepción sobre la violencia del Estado, que ya se ha vuelto un lugar común en la sociología moderna, como legítima.

Luego define los tipos de dirigentes que suelen presentarse en los países con sistemas políticos desarrollados. Habla fundamentalmente de dos clases: del líder carismático y un cierto tipo oscuro -el boss- producto del sistema político norteamericano. Los dos tipos se derivan, a su vez, de los partidos de notables y los partidos de masas.

Al "boss" le dedica una buena cantidad de páginas y tal y como lo describe esta clase de dirigente es el típico político maquiavélico, oscuro, tramposo y sin escrúpulos. Es, en una palabra, el que fabrica a los líderes, pero también el producto del aparato partidario, el funcionario.

Termina diciendo que sólo el de alma fuerte encontrará su vocación de político y que a los demás, como él mismo, no les quedará más remedio que dedicarse a otra cosa o marcharse a casa.

Por último Weber nos habla sobre El científico. Hay tres aspectos básicos que llaman la atención en este discurso de Weber. Son, por un lado, de cara a las ciencias en el que los juicios de valor no deben interferir en los hechos; por otro, el deber del científico de abandonarse a su causa y, por último, la posición del hombre de ciencia ante los fenómenos políticos concretos.

Es una contradicción que Weber, prive de sentido a su objeto, sobre todo cuando él es el defensor de la influencia de los valores en la actividad humana, aunque sólo sea para tomarlos en cuenta y no necesariamente creer en ellos.

Max confirma que la ciencia no puede enseñar cómo vivir o cómo comportarse ante el mundo. El fenómeno se vuelve trágico cuando, por ejemplo, se opone a que los profesores de su Universidad apoyen o combatan una huelga estudiantil. No se trata, dice "con vehemencia", de convertir a los profesores en "profetas".

En resumen, Weber separa entre los hechos y los valores.

Justicia Política según Aristóteles

*
Un artículo, con mucho detalle, incluso linguístico sobre el concepto de justicia en Aristóteles.


Tomado de:


http://filosofiammn.blogspot.com/2009/04/la-justicia-politica-de-aristoteles.html


LA JUSTICIA POLÍTICA DE ARISTÓTELES COMO JUSTICIA DEMOCRÁTICA
José Enrique Miguens


Se analiza el concepto aristotélico de justicia política -dejado de lado por los comentaristas modernos- que es superior y englobante de todas las demás formas de la justicia.Abarca dos aspectos: Justicia de la polis como ordenamiento adecuado a la naturaleza politica del hombre y Justicia en la politeia en su cabal sentido de modo de vida democrático, que exige la inclusión de todos los ciudadanos en la comunidad política efectivizando la isonomía y la constelaciòn de conceptos políticos que giran alrededor de este valor fundamental Esta justicia polìtica legitima a los movimientos populares que reclaman mayor participación en las decisiones políticas.


La justicia política (to dikaion politiké) es para Aristóteles el tercer requisito esencial que debe mantener el cuerpo ciudadano actuando deliberativamente (politeuma) para que exista una polis digna de tal denominación y que pueda realizar su finalidad especifica. No tan curiosamente, este concepto ha sido completamente dejado de lado en las ciencias sociales inclusive en las normativas. En las Escuelas de Derecho y de Ciencias Políticas se habla profusamente de las justicias particulares arstotélicas: justicia conmutativa, justicia distributiva, justicia correctiva o rectificatoria y justicia legal y hasta algunos le incorporan una justicia social. Pero no se oye hablar de la justicia política que Aristóteles considera la más importante y englobante de todas las demás y a la que dedica un Capítulo entero en la Etica Nicomaquea (L.V. Cap.6) y en la Etica Eudemia (L. IV, Cap.6) y Magna Moralia: (L.I,Cap.31).


Generalmente se tiende a disolver el concepto de justicia política, que pertenece al ámbito público y político propio de la polis considerada como comunidad política (koinonía politiké), dentro de aquellos otros tipos de justicia que pertenecen más bien al ámbito de lo jurídico privado. A mayor agravamiento, en lo público, como resultante del encuadre mental liberal individualista, solo se ven relaciones bilaterales, obturándose así toda captación de lo propiamente comunitario dentro de lo político que es fundamental en Aristóteles.


Acerca de la justicia conmutativa o recíproca y la correctiva ejercida para enmendar entuertos, no hay posibilidad de confusión con la justicia politica. Pero puede haberla en las dos justicias restantes: la justicia distributiva y la justicia legal.


En Aristóteles todas estas acepciones serían meros aspectos de la justicia particular distributiva. Cuando habla de la adjudicación de honores o de dinero "entre los que tienen parte en un régimen" que califica como justicia parcial (Et. Nic. 1130b 30) no se está refiriendo a una especie de justicia política ni piensa que esto entre en la justicia política. Este mismo principio de justicia distributiva juega en cualquier reparto del botín o de la fama en una tribu guerrera, del producto del robo en una banda de ladrones, de los ingresos y el reconocimiento de méritos en una familia, y modernamente se aplicaría a la distribución de lo producido por una sociedad en cualquier rubro. Nada de esto es justicia política.


Cuando Aristóteles quiere definir su concepto de justicia polìtica dice que es la de los ciudadanos dentro de la polis, la de los polites en cuanto tales, cuya justicia o injusticia no se manifiesta en otro tipo de relaciones.(Et. Nicomaquea. 1134b 5-18 y Magna Moralia L.I, Cap.31) En los dos textos se descartan expresamente otros tipos de relaciones sociales. "Pero aquí no buscamos esa justicia, estudiamos únicamente la justicia política y la justicia politica consiste exclusivamente en la igualdad y en la completa semejanza...Desde el punto de vista en que nos hemos colocado, y encontrándose lo justo en la comunidad política se sigue de aquí que las ideas de la justicia y del hombre justo se refieren especialmente a la justicia política" (M.M. L.I, Cap.31) Vale decir que la justicia politica se refiere a lo justo propio de la convivencia política entre ciudadanos dentro de una comunidad política.


En el campo de las representaciones colectivas, creo que puede verse la diferencia entre ambas concepciones de la justicia en la figura de sus dos diosas. La diosa Themis con su balanza pitagórica es la figura de la justicia prepolítica que encarna los dictados de los themisteis o edictos reales, leyes que se asimilan en el imaginario colectivo a aquellos dictados normativos que Esquilo calificaba como "los tiránicos mandatos imperativos de Zeus" En cambio, la que representa más propiamente a la justicia política encarnada en la polis democrática, la justicia de los tiempos nuevos, es la diosa Diké bajo cuyo patrocinio surgen los nomoi mediante la interacción entre ciudadanos libres e iguales.() Evidentemente aquí se estan representando dos concepciones éticas que dan origen a dos distintas concepciones de la justicia: la ética de la equivalencia que juega en el ámbito de lo privado ( "do ut des", "ojo por ojo", "equilibrio en las prestaciones") y la ética de la solidaridad basada en la amistad cívica y en el respeto mutuo entre los ciudadanos, que juega en el ámbito de lo público politico.


Pienso que lo que ha impedido captar adecuadamente este concepto de justicia política que es clave de la filosofía éticopolítica aristotélica, es la carencia de una visión clara acerca de la entidad propia de lo politico dentro de la vida social, así como de la polis como comunidad política, como una comunidad específica con características distintas a todas las demás comunidades y superior a todas ellas en el campo secular de lo social.El peso que tienen las teorías políticas de tipo individualista y contractualista ha hecho confundir reiteradamente este concepto de "justicia política".


Entonces. Para entender este original concepto aristotélico y sus importantes implicaciones, debemos ubicarnos dentro de los encuadres mentales del Filósofo.


Justicia de la polis. En el caso de la justicia política, esta solo puede existir entre personas libres e iguales que conviven como ciudadanos dentro de una comunidad propiamente política. Esta es, nos dice aquí el Filósofo, una comunidad normada por leyes y costumbres que mantienen un modo de vida propiamente democrático (politeia en su auténtico sentido aristotélico) centrado principalmente en que todos compartan el gobernar y ser gobernados alternadamente. Por eso es que Miller puede decir apropiadamente: "La justicia politica se aplica a aquellos que son naturalmente adecuados (epephukei) para la legalidad y que tienen igualdad en gobernar y ser gobernados" () Por dicha razón, este concepto de justicia politica, no es aplicable sino por derivación a los regímenes de gobierno despóticos y paternalistas que surgen de la matriz de relaciones societarias ente amos y esclavos o entre padres e hijos respectivamente. (Et. Nic. 1134b 8-10 y 12-15)


La parte principal de la justicia polìtica la constituye lo que denomina "justicia natural" que por surgir de la naturaleza humana "tiene en todos lados la misma fuerza y no debe su existencia a que la gente crea esto o aquello" (Ver E.N. L.V, Cap 7) Pero aquí Aristóteles se preocupa por salvar el principio de la justicia politica natural en tanto es aplicado a la polis y a la politeia : "...aunque hay solamente una (politeia) que es en todos lados por naturaleza la mejor" (E.N. 1135a 1-15) O sea, que la primera prescripción de la justicia política natural es que la polis sea una verdadera comunidad política de ciudadanos libres e iguales conforme a su naturaleza, compartiendo la soberanía y alternándose en el gobierno, y que la politeia en cualquier lado solo será auténticamente tal en cuanto se adecúe a esto.


La primera dimensión de la justicia política es pues, como no podría ser de otra manera, la justicia ínsita en la comunidad política, en su modo de vida, en sus estructuras y en el justo modo de ordención de sus instituciones o eutaxía.


¿De qué otra manera podríamos hablar de comunidades politicas justas o injustas si no es por referencia a la justicia política natural propia de las sociedades de personas humanas? De no ser asi. ¿En que nos podríamos fundar para decidir que una sociedad política despótica o una oligárquica es injusta?


Justicia en la politeia. El segundo ámbito de principios de la justicia política se refiere a la evaluación de la justicia o injusticia del régimen político que ordena a los ciudadanos como tales.


En esto, como en todas las cuestiones éticopolíticas, Aristóteles se remite a la experiencia humana y social como punto de partida imprescindible para todo lo referente a la praxis. Así como recurría a lo que la gente considera como actos que en cada tipo de justicia convierten a una persona en justa o injusta, ahora va a recurrir al lengüaje político usual en su momento histórico que, de alguna manera está expresando las experiencias políticas recogidas por el demos ateniense al llevar adelante su proceso de democratizción. Pienso que este segundo ámbito de la justicia política aristotélica se centra alrededor de los conceptos de politeia y de eunomía tal como se entendían en su época.


Como bien apunta Ernst Bloch, el sentido de injusticia de las ordenaciones y configuraciones de las sociedades con respecto a sus miembros aparece cuando hay grupos insatisfechos con sus condiciones de vida y con la posición social que ocupan. () Se trata del conocido paso desde la sensación de privación relativa, a la noción de injustica. La sensación de estar privados de algo que consideran valioso es lo que hace ver a algunos grupos la injusticia de la situación y hace surgir los nuevos conceptos que darán expresión positiva o negativa a todo esto. También, la pérdida de la confianza anteriomente conferida a los grupos dominantes de su sociedad, hace dudar de la validez del sentido de los conceptos así como de la difinicones de situación establecidas por aquellos, que anteriormente eran aceptados sin discusión y que ahora se dicuten como injustos, lo que lleva a forjar nuevos conceptos o nuevos sentidos para los anteriores, así como nuevas definiciones de situación y nuevas evaluaciones de la justicia o injusticia de las situaciones establecidas.


Así fueron apareciendo en la Atenas del siglo V A.C. surgiendo de las luchas de los estamentos negativamente privilegiados y de su necesidad de afianzar las conquistas alcanzadas, una familia de conceptos vinculados entre sí, que Aristóteles recoge. Su concepto de justicia politica (radicalmente diferente del de Platón) se inspira en la injusticia sentido por los aporoi , los privados de recursos de cualquier tipo que les cierra toda salida según el origen mítico de la palabra, que los lleva al conflicto político y al proceso social de democratización, tal como lo relata en la Constitución de Atenas (Caps. II, V, VIII, XII y XVIII) que es el hilo conductor de toda su exposión.


El concepto central alrededor del cual se ensamblan los otros conceptos similarmente orientados, es el de eunomía que se refiere a la buena, adecuada o justa ordenación de las normas y costumbres (nomos) de la sociedad poltica, pero que a paartir del siglo V incluye también a las relaciones de poder dentro de esa sociedad politica. () Como hemos comentado en anteriores publicaciones, eunomía originariamente se refería al orden cósmicosocial impuesto por los dioses y por lo tanto indiscutible, que poco a poco, a partir de las reformas de Solón comienza a significar algo que está al alcance de los hombres discutir y modificar. El hecho de que aparezca el concepto de dysnomía como su término antitético, hace entender que este orden de la polis puede ser malo o bueno, justo o injusto y que corresponde a los hombres llevarlo a la eunomía. () Pero pronto, en este proceso de movilizaciòn politica de la poblacion ateniense, comienza a verse que esta eunomía , este orden justo de la sociedad politica no puede sostenerse frente a los poderosos si no se consigue imponer para todos la situación que expresa el nuevo concepto de isonomía , la igualdad entre todos los ciudadanos, que se convierte asi en la bandera de combate y en el signo de reconocimiento de los movimientos democráticos. Desde la otra vereda sus oponentes comienzan a denunciar a esta tentativa de imponer al que denominan "orden de igualdad" como el gobierno del "populacho impetuoso". Pero así, como resultado no querido, "llevan al pueblo a concientizar el orgullo de ser su propio gobernante...Esto condujo a un darse cuenta completamente nuevo: que tambièn el pueblo podia tener en sus manos las riendas del gobierno...La igualdad era un equivalente de la justicia y una garantía contra el gobierno arbitrario...es un hecho que esta noción continuó funcionando como un metro patrón contra el cual se medían las constituciones" () O sea, que la justicia o injusticia política de las ordenaciones normativas de lo público, se valoran ahora según su posiciòn con respecto a la igualdad, que es lo que dice Aristóteles.


Como todo concepto politico este concepto de isonomía se entiende de distinta manera según las posiciones de cada uno Aunque hoy se lo traduzca casi unánimentnte por "igualdad ante la ley" debido a nuestra defomacion legalista o "nomística" de lo politico, en su origen tenía una acepción más "cratística" como podríamos decir siguiendo a Maier, o sea, referida al poder o al triunfo del pueblo. Para Finley "esta igualdad significò no solo el dercho a votar, a ejercer un cargo y así sucesivamente, sino también y por encima de todo, el derecho de participar de las discusiones políticas del consejo y la asamblea" ()


Alrededor de este concepto de isonomía esgrimido por los partidarios de.la democracia y entendido como igualdad en la particpación politica, gira toda una constelacion de conceptos afines que completan su sentido: isotimía o igualdad en el respeto y el honor entre todos los ciudadanos; isegoría o igualdad en el uso de la palabra en las asambleas políticas; isopsephía o igualdad en el derecho de votar y aprobar decisiones políticas y finalmente, englobando a todos ellos, el concepto de isopoliteia o sea, la igualdad en el derecho de participar plenamente como actor en los modos de vida y en el régimen de gobierno de la polis dentro del sentido democrático que tiene ahora el concepto de politeia que Aristóteles recoge.


La isonomía y su familia de conceptos, se van viendo en la realidad sociopolitica no solamente como un resguardo contra las arbitrariedades de los poderosos, sino tambien como el arma de los más débiles para defenderse de las exclusiones y marginalizaciones de todo tipo con respecto a sus posibilidades de progresar en cualquier ámbito inclusive en el económico, al particpar en un plano de igualdad en las decisiones politicas. Hoy en día, es un hecho bien demostrado en sociología politica que, cuanto más participaciòn en las decisiones tiene el sector menos favorecido, menos desigualdades resultan en todos los demás aspectos.


Claramente se ve -al menos para mí- que Aristóteles con el empleo de esta terminología usual en su época, se está integrando en esta corriente sociocultural y sociopolitica democrática. Para Aristóteles, el concepto de justicia politica dentro de una politeia se refiere a la eunomía que existe en esta, y para él, este término está viculado con las notas de justicia, igualdad y libertad politicas, interrelacionadas entre sí, como puede demostrarse con numerosos textos que omito en mèrito a la brevedad.


Esta gama de significados conectados entre si, conjuntamente con sus referentes empíricos constituyen, en mi opinión, lo que Aristóteles entiende por justicia politica exigible en la politeia . Esta justicia politica se complementa armónicamente con la justicia política exigible de y para la polis , que esta orientada a constituir y mantener aquella entidad que es por naturaleza la mejor forma posible de convivencia humana en lo público.


Todos estos aspectos de la justicia política aristotélica, que surgieron como vimos, de la experiencia histórica del conflictivo proceso de democratización ateniense, dan lugar a una concepciòn activa de la justicia poltica, que queda a cargo del cuerpo de ciudadanos como sujeto responsable de realizarla y de mantenerla. No se trata, como en las concepciones relacionales de la justicia, de un "dar a cada uno lo suyo"como dirìa posteriormente el jurista romano Ulpiano, sino que busca establecer o restablecer la justicia política en la comunidad. En este ámbito, "se hace justicia" o se "realiza la justicia" de otra manera. Se entiende como una acción colectiva para rectificar situaciones estructurales o sistémicas de injusticia política. Se basa en una obligacion jurídica de la comunidad politica de ser justa y de mantener regímenes politicamente justos, obligacion exigible por sus miembros como un derecho que les es propio e inalienable porque está fundado en su naturaleza humana. Se trata de una liberación de la dominación por el establecimiento de la igualdad, la participación y el diálogo.


Cualquier pretensión de dominio sobre los demás, de menoscabo a cualquiera de las formas de la igualdad, cualquier tentativa de excluir o de marginar del poder político a los otros, cualquier impedimento a la plena participación, son situaciones de injusticia politica que deben ser remediadas mediante la acción de todos. Y esto rige tambièn para cualquier régimen politico que niege, disminuya o trabe el ejercio de estos derechos.


Poco asidero hay en el Derecho Público de la modernidad para poder fundar en justicia todos estos legítimos reclamos y exigencias del pueblo. En lo político tenemos el derecho a las que Benjamin Constant definía como "les libertés des modernes" o sea, inmunidades debidas a cada ciudadano en términos de derechos subjetivos individuales. Pero todavía no hemos podido adquirir todas aquellas libertades que podríamos denominar "libertades de los clásicos", los derechos del pueblo como comunidad actuante para librarse de ser dominado y de dominar, para rectificar situaciones estructurales o sistémicas de injusticia politica o para instaurar ordenes políticos justos.


Estos derechos no individualistas sino de índole sociopolítica solamente pueden ser justificados sistemáticamente con la aplicación del concepto de justicia politica de Aristóteles.
*

Hacia un concepto aplicado: Justicia Social y Revolución

*

El propósito de un político revolucionario consecuente es tomar el poder para concretizar y desplegar la justicia social. De manera que es esencial para el político revolucionario plantearse el problema de la definición de justicia social.

Aristóteles, en la sociedad esclavista, decía que justicia social es "dar a cada quien lo suyo". Y los que más trabajaban, los esclavos eran los que menos recibían lo suyo. La justicia por lo visto es un concepto histórico. En el capitalismo Marx fundamentó científicamente las posibilidades de construir la justicia social liberando al ser humano de la explotación del trabajo.

El "dar a cada quien lo suyo" se convirtió en el pensamiento de Marx, en el uso del excedente económico para beneficio de toda la sociedad y no de una minoría explotadora. La forma de reparto del excedente económico en la sociedad futura depende del tipo, cantidad y calidad del trabajo desempeñado por cada individuo. De manera que al menos en la sociedad socialista y también en la sociedad comunista existen diferencias sociales que dimanan del aporte en términos del trabajo. Retira más y mejor producto social el que más y mejor trabaja.

Engels planteó la postura del marxismo de que el trabajo ha humanizado al hombre, valga la redundancia. El trabajo nos ha separado de la animalidad. El trabajo nos construye material y mentalmente. Por eso el trabajo es la actividad esencial del ser humano y debe concebirse como una necesidad vital; seguramente esta concepción se encuentra a la base de la actitud incansable hacia el trabajo por parte del Ché Guevara.

De manera que el trabajo es la actividad más digna del ser humano: por su medio el ser humano dignifica a los demás y se dignifica a sí mismo.

El político revolucionario debe mantener una actitud hacia el trabajo no mercenaria: por definición toda persona debe tener la oportunidad de dignificarse por medio del trabajo, un revolucionario no debe esperar favores de ningún tipo por que le "consiguió chance" a alguien. Es un deber luchar porque toda persona tenga un trabajo digno, que desde David Ricardo tiene una base material y que en la actualidad consiste en que le permita a la persona recibir los bienes y servicios que le permitan llevar una vida digna, conforme a la satisfacción básica e histórica de sus necesidades. La burguesía como medio de presión y compulsión usa la desocupación estructural para mantener su dominio negándole a las personas su derecho humano a trabajar.

La desocupación no es imputable de manera individual a las personas desocupadas. Es la confesión de la incapacidad de un sistema socio económico para utilizar los recursos de que dispone para crear riqueza social. La desocupación se acentúa en momentos de crisis económicas, de sobre producción por ejemplo, o de aplicación de un modelo económico como el neoliberal.

En la sociedad socialista se espera que la distribución del producto social se realice no a partir de la propiedad o no propiedad de los medios de producción, sino a partir del trabajo desplegado en tanto cantidad y calidad.

El político revolucionario no puede esperar construir una sociedad justa, basada en los términos de "dar a cada quien según su trabajo y a cada cual según su capacidad" si cotidianamente aplica una forma injusta de adjudicar funciones laborales en lo político y en lo económico.

Deben ser ajenos al político revolucionario la priorización en criterios de compadrazgo o nepotismo para delegar tareas y funciones, el criterio básico es la lealtad a la sociedad, la idoneidad, calificación y disposición para el trabajo.

No se puede tener como resultado justicia a punta de injusticia.

Lógicamente el criterio básico es que el trabajador se aleje de la concepción mezquina de la realización del trabajo solamente como un medio de satisfacción de necesidades individuales sin responsabilidad social, sin adscripción de clase y de que reciba más de lo que merece en términos de cantidad y calidad del trabajo desplegado.
*

jueves, 4 de octubre de 2007

¿Qué es una campaña electoral?

*
Un  artículo que posibilita ideas iniciales sistemáticas sobre el término campaña electoral. Destaca la referencia a la etimología de la palabra, del francés, campagne, campo abierto para la lucha.


La esencia de la campaña electoral es la comunicación política y sus componentes: un plan de campaña, los candidatos, mensajes, imágenes y señales, medios de comunicación de masas, electores, coyuntura electoral y estructura social.


En otro momento en este mismo "portal" se escribe acerca de la importancia de la investigación sociológico política para fundamentar la campaña electoral.


Portal de referencia:


http://www.inep.org/

El artículo dice:


¿Qué es una campaña electoral?


Una campaña electoral es un proceso de persuasión intenso, planeado y controlado, que se realiza durante el periodo precedente a las elecciones de acuerdo con reglas que restringen sus métodos, tiempos y costos; está dirigido a todos o algunos de los electores registrados en una división electoral y su propósito es influir en su elección a la hora de emitir el voto.


Las campañas son una forma de comunicación política persuasiva. Política, porque en ellas se intercambian discursos contradictorios de los tres actores que tienen legitimidad para expresarse públicamente sobre política: candidatos de los partidos, periodistas y opinión pública. Persuasiva, porque pretende cambiar o reforzar las opiniones y las acciones de los electores en determinada dirección, particularmente por medio de imágenes y mensajes emocionales más que objetivos.


La comunicación es el medio por el cual la campaña empieza, procede y concluye: principia cuando los candidatos declaran verbalmente su propósito de participar, y los carteles y bardas anuncian en forma visual los nombres, lemas y logotipos de los partidos y candidatos en competencia; continúa cuando los candidatos se comunican con los electores de manera personal o por la radio y la televisión, debaten con sus opositores y transmiten mensajes por diferentes medios.


La campaña concluye cuando los candidatos comunican su victoria o aceptan su derrota.


La palabra campaña se deriva del término militar francés campagne, campo abierto, utilizado primero para denotar la cantidad de tiempo que un ejército podía mantenerse en el campo y más tarde, para designar una operación bélica particular. En el siglo XVII pasó a Inglaterra con otro significado: la sesión de un cuerpo legislativo. De ahí, se extendió al esfuerzo de hacer que alguien sea electo en un puesto público, particularmente a la fase de proselitismo abierto y activo.


Expresa la idea de que las elecciones son una forma de combate que exige vencer a los contrarios, ya que sólo hay un ganador y una sola oportunidad para ganar.


Las campañas siempre comunican algo: sus temas y mensajes centrales tratan de mostrar el mejor aspecto del candidato, distinguirlo de su competidor y, a la vez, señalar los puntos débiles de la oposición; la comunicación ocurre también mediante la presencia física, la vestimenta, actitudes y comportamiento de los candidatos, así como de los actos que organizan y los medios que utilizan para llevar a cabo la campaña, los cuales proyectan imágenes y señales acerca de su idoneidad para el puesto público que buscan y de su futuro desempeño en el cargo.


Con frecuencia los electores recurren sólo a algunas señas personales de los candidatos -género, edad, profesión, presencia física, etc.- para valorarlos y distinguirlos entre sí.


Todo este enorme esfuerzo tiene el simple propósito de comunicar a un candidato con el electorado, los medios masivos y los otros candidatos; y culmina durante los breves segundos en que el votante marca su boleta electoral.


Las campañas son esencialmente un fenómeno de comunicación, aunque no todos los problemas de una campaña se refieren a la comunicación. Por ejemplo, pueden existir candidatos con capacidades limitadas o con propuestas pobres sin ningún atractivo para el electorado, o partidos cuya imagen perjudica a sus propios candidatos, o escasez de recursos, o falta de oportunidad en el financiamiento.


Todos estos problemas pueden dar al traste con la mejor campaña. Para resolverlos, la comunicación no es el remedio principal, pueden resolverse independientemente o en conjunción con ella, pero no son problemas de comunicación.


Las campañas profesionales pretenden establecer un sistema de comunicación temporal (…) que integra:


l. Un plan que explica cómo se obtendrá el triunfo, define objetivos, tiempos, estrategias, organización y los recursos necesarios para la victoria; trata de producir un esfuerzo de campaña unificado, coordinado y controlado que combine todos estos medios, de modo que el candidato pueda establecer contacto con el elector apropiado de la manera más eficaz y en el momento oportuno para captar su atención, persuadirlo e impulsarlo hacia las urnas; en suma, pretende una comunicación persuasiva de la que resulte el mayor número de votos al menor costo.


2. Candidatos en competencia e interacción quienes, mediante propuestas para solucionar la agenda política del momento y rasgos personales que sugieran un mejor desempeño del puesto público en disputa, intentan persuadir a los electores para que aporten recursos, tiempo, esfuerzo y, sobre todo, votos a su causa, y no a la de sus contrarios.


3. Imágenes, mensajes y señales que se comunican por diversos canales a los electores para orientar su decisión de votar. Canales que van desde las presentaciones personales de los propios candidatos, su familia, avales y representantes, o sus agentes organizacionales de campaña y partidistas como los comités pro voto, hasta impresos y audiovisuales utilizados en la propaganda y la campaña negativa transmitidos por los medios masivos. Imágenes y señales positivas proyectadas por los candidatos o atribuidas a ellos por sus seguidores, que se conjugan con las imágenes v señales que se encuentran en la mente de los electores acerca de cómo debe ser y lo que debe hacer quien ocupe el cargo objeto en elección. Mensajes que expresan la razón o el conjunto de razones para votar por un candidato y no por sus opositores: sus cualidades personales, su ideología partidista, sus propuestas políticas, la necesidad de cambio o continuidad del partido en el gobierno.Es un esfuerzo por difundir los aspectos negativos de los opositores para desalentar a sus posibles seguidores. Se trata de identificarlos y etiquetarlos con algo que provoque el rechazo, el disgusto, la burla o el temor de los electores.


4. Medios masivos que actúan como observadores, árbitros y jueces de la justa electoral, que crean ganadores y perdedores, por cuya cobertura compiten los candidatos mediante información v relaciones públicas en busca del impacto noticioso favorable entre los electores considerados blanco.


5. Electores heterogéneos en sus necesidades y motivaciones que deben decidir, bajo la influencia de su familia y de su grupo de referencia, entre las opciones electorales en pugna y excluyentes que les ofrecen un candidato y las imágenes, mensajes y señales que le envía la oposición. Lógicamente, las campañas dirigen sus esfuerzos de persuasión hacia aquellos electores en los que tienen mayor oportunidad de influir y que con mayor probabilidad serán votantes efectivos el día de la elección. Su blanco principal son los electores indecisos, los independientes y los simpatizantes débiles, tanto en favor del candidato, para reforzar su apoyo, como de la oposición, para que lo cambien, pues aquellos electores que son un fuerte apoyo para cualesquiera de los candidatos o partidos, lo más probable es que no cambien: no son persuasibles por una campaña, ni la necesitan para definir su voto.


6. Un medio ambiente compuesto básicamente por una estructura y una coyuntura dentro de las cuales tiene lugar la campaña v que representa posibilidades v restricciones para su desarrollo, ya que la comunicación nunca ocurre en aislamiento, sino siempre en un contexto. La estructura está integrada por factores geográficos, económicos, sociales, políticos, culturales y legales, como la división electoral, la dimensión del electorado, la demografía, la estratificación ocupacional y social, la competitividad de los partidos, las actitudes hacia las elecciones y la legislación electoral. La coyuntura se refiere al momento en el que transcurre la elección: los temas de la agenda pública, la evaluación popular del gobierno en el poder, los niveles de empleo e inflación, las amenazas a la estabilidad y la paz, el grado en que la gente común relaciona los problemas de su vida cotidiana con la política y el gobierno, etc. La estructura y la coyuntura facilitan o dificultan la eficacia de los mensajes, imágenes y señales de los candidatos.


En esencia, todas las campañas son iguales, pero también revisten rasgos distintivos importantes y se desarrollan bajo condiciones particulares; por eso, no hay reglas, teorías o tecnologías que puedan ser aplicadas uniformemente a cualquier campaña; en cada caso, es necesario utilizar combinaciones diferentes de las mismas conforme a la división electoral, tipo y nivel de elección, partido, candidato, competidores, medios de comunicación disponibles v situación.


En particular, las campañas varían conforme al electorado involucrado, el cual determina la magnitud del esfuerzo a realizar y , por lo tanto, los recursos a emplear v la amplitud de la organización para la campaña.


Un modelo simplificado de campaña profesional: dentro de un medio ambiente y conforme a un plan, un candidato envía por diversos canales un mensaje, complementado con imágenes y señales, a los electores que considera blancos, con el propósito de orientar en su favor la votación.


Las campañas, en su versión moderna, surgieron a principios del siglo XIX como consecuencia del voto universal masivo y del desarrollo de las comunicaciones que hicieron necesaria y factible la aparición pública de los candidatos en diferentes lugares v por diversos medios, cada vez más variados y complejos. A medida que se ha transitado del voto censatario al voto femenino y de la juventud, así como de los caminos de herradura y el ferrocarril al correo directo y las redes de información, los candidatos han ampliado sus posibilidades de llegar a más y más electores de manera instantánea y selectiva, y de aprovechar con mayor rapidez y flexibilidad las oportunidades que se abren durante la campaña o que les brindan los errores de sus opositores para lograr o consolidar la victoria en las urnas.


En consecuencia, la estricta necesidad de los partidos en las contiendas electorales parece cuestionarse frente a los nuevos medios, como la televisión, de que disponen los candidatos para comunicarse directamente con los electores sin mediación de los partidos.


Como los candidatos han aumentado sus posibilidades de movilizar directamente al electorado, las campañas tienden a centrarse en ellos v a organizarse independientemente de la estructura partidista, en tanto que el debate en los medios informativos presta mayor atención a las personalidades que a su partido o sus propuestas políticas.Además, no todas las campañas han sido ni son partidistas.


Los partidos surgieron como instrumentos de movilización de los electores hacia las urnas sólo con la universalización del sufragio, y se hicieron instrumentos indispensables de la acción política hasta el arribo a la sociedad de masas. Asimismo, hay países en donde algunos puestos de elección popular, en ámbitos locales y comunitarios, se excluyen de la lucha partidista para garantizar objetividad y mayor atención a las demandas ciudadanas concretas; en otros, se permiten las candidaturas independientes como un medio de mayor apertura a la acción ciudadana v de limitar el monopolio de la actividad electoral a que tienden los partidos v que, a veces, estimula la apatía v el abstencionismo de los electores al presentarles candidatos quizás atractivos para sus militantes, pero ajenos al electorado general.Sin embargo, los partidos tienen funciones más institucionales, amplias, profundas y permanentes que las campañas. Durante el tiempo entre elecciones, los partidos deben organizar a sus militantes y establecer infraestructuras electorales de mediano v largo plazo, con base en las cuales, en su momento, puedan desarrollarse las campañas de cada uno de los candidatos. Asimismo, corresponde a los partidos la actividad continua de convertir y afiliar electores, de modo que, si cumplieran óptimamente estas funciones, la tarea principal de las campañas sería sólo estimular Y constatar que los militantes de su partido acudieran a las urnas en número suficiente para lograr el triunfo.


En contraste, las campañas son organizaciones temporales ad hoc construidas alrededor de personas, los candidatos, que tienen como misión desarrollar un proyecto único mediante el cual se pretende aprovechar una situación determinada para obtener la victoria.


En términos militares, los partidos tienen por objetivo ganar la guerra con una estrategia general; mientras que las campañas tienen como finalidad ganar batallas mediante tácticas flexibles y dinámicas.Los partidos formulan lineamientos generales, coordinan, apoyan y complementan las múltiples campañas simultáneas que tienen lugar en una elección, a fin de que exista una división racional del trabajo, en primer lugar, entre el candidato y su equipo y, en segundo, entre la organización temporal y ad hoc de campaña v las estructuras institucionales del partido.


Este texto forma parte del Manual de Campaña, Teoría y Práctica de la Persuasión Electoral.


Su reproducción impresa y electrónica para fines de lucro requiere la autorización y el reconocimiento por parte el INEP AC, para fines educativo citar la dirección correspondiente.


http://www.inep.org/
*

Etimología de la palabra "política"

"La política: del griego πολιτικος (politikós) «ciudadano, civil, relativo al ordenamiento de la ciudad»" dice la referencia etimológica.


Ya en la época de Aristóteles, cinco siglos antes de Cristo, se tenía un conocimiento básico pero sistematizado del comportamiento del individuo, con relación al todo social. Y los diferentes sistemas y mecanimos de dominación y sometimiento de los individuos al poder del Estado, concretizado en la ciudad griega. Como ejemplo, Aristóteles trata como uno de los temas del capítulo I de su Política, la "superioridad del Estado sobre los individuos (y) la necesidad de la justicia social".