Usualmente negrillas y subrayados son nuestros.

martes, 4 de agosto de 2009

Seguridad y Democracia

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SEGURIDAD NACIONAL VS. DEMOCRACIA SOBERANA

Oscar A. Fernández O.

La Declaración Sobre Seguridad en Las Américas, adoptada por la Organización de Estados Americanos (OEA) en octubre de 2003, creó un nuevo concepto de seguridad hemisférica que amplía la definición tradicional de defensa de la seguridad de los Estados a partir de la incorporación de nuevas amenazas, preocupaciones y desafíos, que incluyen aspectos políticos, económicos, sociales, de salud y ambientales. O sea, casi todos los problemas pueden ser considerados ahora una potencial amenaza a la seguridad (Chiller y Freeman. Nuevo Concepto de Seguridad Hemisférica de la OEA: Una amenaza en potencia.)

Esta nueva concepción de seguridad adoptada por la OEA en 2003, se sustenta en un concepto omnímodo de los conflictos y situaciones irregulares que producen las sociedades con mayor o menor intensidad, en dependencia fundamentalmente de las formas de y capacidades de gobernar. Este concepto multidimensional nos coloca ante un riesgo de aumento de securitización (WOLA 2006) de los problemas regionales que por lo tanto, plantea la necesidad de incrementar la presencia militar (militarización) para enfrentarlos.

Desaparecida la guerra fría y la amenaza soviética, políticos, militares y los diversos intereses que se mueven alrededor del Pentágono enfrentan una nueva situación en términos de amenazas para la seguridad hemisférica: la dificultad para definirlas y asirlas en un contexto bastante difuso, más difuso que cuando se enfrentaban al enemigo soviético y a la insurgencia comunista, a secas. Mientras el Imperialismo habla de una nueva seguridad para fortalecer la democracia y la libertad, otros sectores piensan que el grado de intervención a que está llegando Washington en Colombia es una copia fiel del modelo contrainsurgente utilizado en Centroamérica en los años 80, con matices y adaptaciones para objetivos renovados. Recordemos que América Latina cuenta con un legado histórico de militarización nefasto para nuestros pueblos, en respuesta a conflictos sociales internos, inestabilidad y crimen.

El riesgo de una nueva militarización se debe a cuatro factores principales:

I. La tendencia histórica de intervención política de las fuerzas armadas durante la vigencia de regímenes autoritarios o en el contexto de conflictos armados o inestabilidad social.

II. La “guerra” de EE. UU contra las drogas, que promueve un rol más amplio de las fuerzas armadas en el cumplimiento de la ley.

III. Las crisis de los sistemas de seguridad pública que padecen la mayoría de los países de la región.

IV. La guerra contra el terrorismo” y los regímenes antiimperialistas lanzada por Estados Unidos, que promueve una definición expansiva y nebulosa del terrorismo y el populismo, y por ende, aumenta la responsabilidad de las fuerzas militares en combatirlos en cualquier forma que se exprese.


El incremento de las tasas de criminalidad en los países— los graves problemas de desigualdad que no han sido resueltos por las reformas económicas promovidas por el Consenso de Washington y la corrupción e impunidad del sistema generan una fuerte demanda social de respuestas eficaces que garanticen niveles tolerables de seguridad y resuelvan el alto grado de conflictividad social. Ante la carencia de políticas de seguridad pública democráticas y eficientes que puedan satisfacer estas demandas, muchos gobiernos han optado por la intervención de las fuerzas armadas.

Es una solución ilusoria que no sólo ha fallado sino que contiene una serie de consecuencias negativas para el fortalecimiento de las instituciones democráticas en la región. La “guerra contra el terrorismo y las democracias populares” en América Latina, por ejemplo, ha tenido impactos tanto directos como difusos. Respecto al impacto directo, este puede rastrearse en el cambio tanto del diseño como la aplicación de políticas nacionales para responder a amenazas a la seguridad—o a otros bienes del Estado. Colombia es el exponente más claro de este fenómeno. A pesar de que la realidad muestra la existencia de un conflicto armado interno con más de 40 años de vigencia cuya característica principal es la existencia de grupos alzados en armas, el gobierno actual ha adoptado como política reducirlo a un problema de terrorismo, totalmente sumiso a la política Imperialista.

La falta de una política estatal de seguridad pública que fortalezca el Estado democrático de Derecho y que responda al incremento de las tasas de criminalidad, también ha influido para que esto suceda. “La militarización de la seguridad pública, así como la respuesta militarizada que se dio a los conflictos sociales, correspondió con el incremento dramático de violaciones contra los derechos humanos” (Juan Ramón Quintana, Bolivia: Militares y Policías: Fuego cruzado en democracia)

En su testimonio ante el Congreso estadounidense en abril del 2004 el entonces jefe del Comando Sur, el General James Hill, planteó que las principales nuevas amenazas que confronta la región son problemáticas de distinta naturaleza como el terrorismo, el narcotráfico, el crimen organizado, las pandillas y las actividades de los movimientos sociales populistas.

A estos últimos los denominó “radicalismos populares”, individualizando particularmente al movimiento liderado por Evo Morales en Bolivia. Al hablar de los mecanismos para confrontar estas nuevas amenazas, en particular las pandillas callejeras, el General Hill sostuvo que para muchos países de América Latina era difícil y complejo responder a estos grupos ya que se ubican precisamente en la línea divisoria entre las agencias encargadas de hacer cumplir la ley y las operaciones militares. (General James T. Hill. Posture Statement)

Como corolario de este peligroso panorama de militarización en el subcontinente, se ha constituido el Western Hemisphere Institute for Security Cooperation que asumirá las viejas funciones de la Escuela de Las Américas, para incrementar la presencia militar frente a, según Washington, “la amenaza” de las victorias izquierdistas en la región (AFP, 11 de noviembre de 2006)

Las declaraciones de personajes, sucesos y otras citas con fecha que aparecen en
el presente artículo, son las últimas que han marcado una pauta en el comportamiento y desarrollo de esta nueva estrategia de baja intensidad militar.

El día de hoy aparte de las declaraciones de la Administración Obama, el
Pentágono y la CIA siguen actuando al margen de lo que aparenta ser una nueva
y civilizada política exterior hacia América Latina
. Honduras con un golpe de Estado y represión brutal; México, un estado fallido con un ejército haciendo la guerra a lo largo y ancho del territorio, infiltrado por el narcotráfico y Colombia con sus cuatro bases militares norteamericanas, conspirando contra sus vecinos, son una prueba contundente como hemos ya dicho en anteriores análisis.
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domingo, 2 de agosto de 2009

La política y la música

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Las negrillas son nuestras para efectos de estudio.

Recibimos esta carta por e mail y la publicamos precisamente por eso, porque es pública y porque es una muestra concreta de la relación entre política y música.

A nuestro juicio, Carlos Mejía Godoy es un genio musical latinoamericano, dicho sea sin un ápice de adulación; por varias razones, por la originalidad de las letras, la melodía y armonía de sus composiciones musicales, por el relevamiento cultural de la idiosincracia nicaraguense y latinoamericana.

Mi padre fué músico, maestro y abogado y me enseñó por medio de lecciones familiares y durante mucho tiempo al menos a apreciar la música, la que practiqué y estudié algun tiempo y con esos limitados pero básicos conocimientos, externo estos criterios.

Carlos Mejía Godoy es una fusión de poeta, escritor y músico, una especie de Salarrué, nuestro genio literario salvadoreño de los Cuentos de Barro y los Cuentos de Cipotes, mezclado con Paquito Palaviccini, creador del Xuc, un ritmo popular propio en El Salvador. Y más, Carlos Mejía Godoy es un hombre de izquierda, serio en política.

CARTA ABIERTA AL PUEBLO DE NICARAGUA


Por Carlos Mejía Godoy.


Nota aclaratoria: Esta carta no va a dirigida a los politiqueros, politólogos, marxólogos y sandinólogos. Mucho menos a esa casta de trasnochados inquisidores, como el Señor Pablo Amaya, quien –con argumentos fabricados por su fecunda imaginación- me pone en la triste nómina de los tránsfugas y los traidores.

Querido y respetado pueblo nicaragüense:

Ustedes me vieron nacer, desde la raíz y la placenta, como artista, patriota y revolucionario. Ustedes hicieron una colecta pública, para ayudarme a pagar la multa que el régimen somocista me impuso, por denunciar las torturas, desde mi programa “Corporito” en Radio Corporación. Ustedes me vieron erguirme, solito con mi acordeón, en las esquinas de los barrios, en las plazas de los pueblos, en los mercados y los atrios de las iglesias. Ustedes me apoyaron y resguardaron mi seguridad, cuando fui mil veces perseguido y amenazado por denunciar la opresión. Ustedes estuvieron conmigo en el Open 3 (hoy Ciudad Sandino) cuando fui capturado por intentar estrenar la Misa Campesina. Ustedes me protegieron y me ocultaron, cuando la G.N. me buscó casa por casa en el “Isabel Urbina”. Ustedes, pobladores de Las Américas, Unidad de Propósitos, Larreynaga, Ducualì, Nicarao, 14 de Septiembre, se movilizaron cuando estuve recluido en “La Chiquita” de La Aviación. Por tanto, sólo a ustedes y únicamente a ustedes, les debo esta aclaración, en medio de este río revuelto de rumores y cuechos.

1- Obtuve la militancia sandinista como el más humilde ciudadano, transportando armas y compañeros clandestinos. Jamás pedí un privilegio para mí y en tres décadas, escribí más de 300 canciones, que puse a la disposición del pueblo, sin esperar a cambio ni un solo centavo. Cuando sobrevino la derrota electoral, devolví la casa, que se me asignó en Las Colinas, a sus legítimos dueños. La vivienda que comparto con mis hijos, la estoy pagando, desde sus cimientos, con el sudor de mi canto.

2. Me retiré del FSLN, tranquilo, en paz, con la frente en alto. Con la infinita satisfacción de haberle dado mis mejores años a un proceso que abracé con fe, entusiasmo y honradez. Me retiré calladamente, sin escándalos. Hoy trabajo con mis hermanos en la Fundación Mejía Godoy, para darle continuidad a los principios y valores que adquirí en mi juventud. Desde entonces juré, por la sangre santa de los mártires, lo mismo que hoy ratifico con la misma firmeza: “Volveré a cantar en la Plaza, hasta el día en que se depongan los intereses personales y, en base a la democracia interna del partido, se vuelva a construir, sin fisuras, la Unidad Sandinista, para volver a beneficiar a nuestro pueblo con un programa auténticamente revolucionario.

3. Durante este lapso, jamás ha salido de mis labios una sola ofensa personal, de cara a la vida privada de los líderes del FSLN. Los conceptos vertidos en mis declaraciones públicas, así como los textos de mi obra musical, han sido duros y directos, pero basados en la crítica sincera y honesta. Ni un ápice de “doble moral”: lo que como ciudadano exijo a un funcionario público, lo rubrico con mi actitud cotidiana.

3. Toda Nicaragua conoce mi posición, respecto a mis derechos autorales, que originó un fuerte diferendo con el gobierno. Ratifico lo dicho: Si bien es cierto, todas las canciones (regionales, picarescas y testimoniales) fueron inspiradas en el trabajo, el quehacer y la lucha libertaria del pueblo, también es totalmente cierto, que toda esta obra está registrada legalmente en España y, de acuerdo a la Convención de Viena, soy dueño universal de este patrimonio, que será –con mi honradez y mi integridad- la única herencia que dejaré a mis hijos.

4. No ha habido en todo este tiempo, ningún diálogo con el Gobierno del Presidente Ortega. No he recibido la mínima propuesta para invitarme a cantar en la Plaza, mucho menos subir a recibir una medalla o una distinción. Lo cual me estimula, porque significa que ellos conocen mi decisión inquebrantable y no dudan de mi respuesta categórica. Si el Presidente, durante el discurso del 19 de Julio, en un gesto positivo que me tomó de sorpresa, hizo un reconocimiento público a la obra y los derechos autorales de los Mejía Godoy, lejos de avergonzarme me expresó que las agresiones de que fui objeto, no tenían sentido y, lo más importante: nunca es tarde para rectificar un error. Pero, ojo! eso no significa que estoy “negociando” mi posición ética. Si el Señor Pablo Amaya, me vio conversando con mi cuñado, el Coronel Emmet Lang en el Hospital Militar, lamento no ofrecerle en bandeja la primicia de mi claudicación. Para frustración de Don Pablito, estábamos hablando estrictamente de la salud de mi hijo Augusto, que en ese momento se encontraba al borde la de la muerte. Será acaso que, en el futuro, debo “pedir permiso” a los “radicales de tertulia”, para no entrar en sospechas de alta traición?

4. Finalmente, sólo me resta agradecer los centenares de correos, que he recibido recientemente y en los que abunda el cariño y el respeto que me he ganado durante toda mi vida. En la calle no he recibido un solo reproche. Eso quiere decir que “al pueblo no se le da gato por liebre”. Por mi parte, yo sigo, dando la batalla sin tregua. Estrenaré el 10 de Septiembre mi nueva obra MURAL SONORO A LOS HEROES DE LA PATRIA. Mientras llega ese momento, les dedico esta trova, recién salida del comal y que es -hoy por hoy´- mi declaración de principios:

Yo quiero una Nicaragua linda, yo quiero una Nicaragua libre como mi canción. Yo quiero una Nicaragua fragante y luminosa, como una muchacha hermosa que danza libre bajo el sol. Yo quiero una Nicaragua en paz y armonía, yo quiero una Nicaragua en plena libertad, donde nadie machaque la flor de mi alegría, ni le ponga camisas de fuerza a mi manera de pensar. Yo quiero una Nicaragua en eterna primavera, una patria gallarda, sin cadenas ni muros, donde nadie trafique con mi sed de futuro, una patria que avance segura al porvenir. Vamos, Nicaragua, Patria y Libertad. Por la Democracia no hay un paso atrás. Vamos, Nicaragua, fuerza y voluntad. Ancho es el camino de la dignidad.

Pueblo de Nicaragua, mirándote a los ojos, te prometo una vez más: Jamás te defraudaré. Y te digo, como en aquella canción: Si ves que avanzo, seguime. Si me detengo, empújame. Y si acaso retrocedo, ahí mismo liquídame. Recibí, con este juramento, un abrazo del tamaño de mi amor.
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