Usualmente negrillas y subrayados son nuestros.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

Acción Social y Seguridad Pública

Los subrayados, negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son para efectos de estudio. Los planteamientos son responsabilidad del autor.
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Tenemos que hacer planes para la libertad, y no sólo para la seguridad, por la única razón de que sólo la libertad puede hacer segura la seguridad. Karl Popper.

LA SEGURIDAD PÚBLICA: UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL
Oscar A. Fernández O.
Diciembre de 2012
 
La posmodernidad, como fundamento ideológico del neoliberalismo, está caracterizada por una total ausencia de libertad, los derechos y libertades fundamentales fueron institucionalizados por la sociedad, perdieron su contenido y su capacidad con que se realiza. Las personas están sometidas al sistema y no hay forma en la que puedan salir de él. El sistema controla todo, hasta las satisfacciones humanas, los gustos y las necesidades están preestablecidos. Una sociedad organizada que priva a la independencia de pensamiento, a la autonomía y al derecho de oposición política de su función critica básica. El ser humano se ha vuelto la cosa más descartable del mundo.
 
Vivimos en la sociedad de la incertidumbre, marcada por la vulnerabilidad, el miedo y la incapacidad de establecer certezas que permitan comprender al mundo y al mismo tiempo, limitan las posibilidades de definir vectores de transformación social y política. Enfrentamos la pretensión hegemónica de un modelo que se niega a sí mismo como modelo y de una ideología que se niega a sí misma como tal, lo que evidencia el trasfondo totalitario de ésta.
 
Una mirada sociopolítica sobre el fenómeno de la violencia, requiere reparar en que las conductas delictivas no son sólo conductas individuales, sino que sus escenarios, involucrados y contexto se refieren a fenómenos de carácter social. 
 
El modelo neoliberal es un todo articulado, y más que un modelo económico, es un discurso civilizatorio, que pretende destruir la historia de los pueblos, para sembrar nuevos valores sustentados en el consumismo y el nihilismo. Entre sus múltiples vertientes de análisis, una viable es la concepción sobre ser humano, concebido como ser aislado, fragmentado, socialmente débil ante la superestructura, ya que su participación queda restringida a cuestiones formales con escaso poder social real o de veto. Por lo tanto, es posible pensar que en este modelo que mantiene la desarticulación de las redes de afecto y solidaridad, la inseguridad ciudadana es constitutiva del sistema. Y en este sentido, a la derecha le resulta fácil y provechoso introducir la variable inseguridad como escenario de lucha, hoy contra el gobierno actual.
 
Desde tiempos inmemoriales, la sociedad ha venido construyendo los prototipos del concepto de seguridad ligándolos en forma ineludible, con convenciones tradicionales de control social como represión policial y castigo penal. En función de ello, y a partir del crecimiento de la sensación de inseguridad de la comunidad, producto de la inadecuada mediatización de los fenómenos de violencia, se desarrolló la idea de que la solución radicaba en el aumento del número de policías y en el “endurecimiento” de las penas que impone el sistema.
 
El mundo discute hoy, más que nunca, sobre el significado de la seguridad y acerca de las políticas que pueden hacer un ámbito con sociedades más seguras, incluyendo los factores que causan inquietud, temor e inseguridad a la gente y a los países. Considerar las diferentes violencias urbanas como abuso de poder nos permite, quizá, tener una mirada diferente de los protagonistas del problema y de las políticas de seguridad en la ciudad. El riesgo que se pone en juego cuando se habla de seguridad, es que se pueda confundir la democracia con sentimientos de peligro, de miedo y de urgencia.
 
Es necesario, substituir el punto de vista clásico para pensar en la seguridad de los ciudadanos y rechazar la lógica con la cual ha sido comprendida hasta el momento por amplios sectores. Un análisis del problema de la violencia delictiva e institucional desde la óptica de los derechos y la igualdad, demanda el reconocimiento de que éstas no sólo afectan la potestad de los ciudadanos a la no interferencia, sino que también involucran cuestiones básicas de la convivencia social y de la confianza de las personas en las instituciones. Es preciso que los objetivos y las propuestas sean consistentes con esta descripción y no la restrinjan a una mera declaración de principios. (Claudia Laub: 2007).
 
La gran diferencia entre ésta y la conceptualización tradicional primeramente mencionada, radica en que ese sistema represivo que la integra, opera sobre las personas aumentando su victimización y con ello la posibilidad de ruptura social, cuando

la realidad ya nos demanda la construcción de un nuevo modelo de gestión, donde la comunidad en su conjunto participe en el diseño de los proyectos y actividades que impulsen el mejoramiento de la calidad de vida, lo cual se sostenga y desarrolle por la acción coordinada de las distintas áreas gubernamentales. Este modelo no riñe con el de la persecución del delito una vez se haya cometido, lo cual implica además profesionalizar con mayor complejidad y profundidad a la policía y los fiscales en la averiguación e investigación científica del delito. En distintas naciones ha quedado demostrado que la prevención en la comunidad ha dado resultados contundentes en la medición de los índices de violencia.
El fortalecimiento de las redes comunitarias para la prevención, garantiza una adecuada atención de las personas y grupos sociales más vulnerables, y con ello una disminución de los factores de riesgo social que inciden sobre las condiciones que favorecen los comportamientos antisociales.
 
Tampoco se trata de implantar parámetros moralistas y religiosos fundamentalistas, que en las comunidades traten de imponer otro peligro: quienes son buenos y quienes malos, quienes son “normales” y quienes “anormales”, por ejemplo la marginación y en casos extremos odio, contra las prostitutas, los homosexuales, los “tatuados” y los jóvenes, que no necesariamente violan la ley. Se trata de construir paso a paso una cultura en la que no prime el recelo, entendiendo que existen las diferencias y que dentro de éstas, todos somos iguales ante la sociedad y la justicia.
 
Insistimos, para que no se enreden los de siempre, que lo expresado hasta aquí, no excluye la insoslayable responsabilidad del Estado en lo que hace a la conjura temprana del delito y represión del mismo, como actividades a realizar en forma excluyente por la Institución Policial.

En este sentido, y frente a la aún manifiesta debilidad y falta de idoneidad para gobernar aspectos estratégicos como la Seguridad pública en América Latina, las izquierdas no podemos enfrentar los problemas de seguridad con la misma óptica que las derechas, ni ceder a la tentación de ofrecer iguales soluciones sugiriendo que la diferencia es sólo que "nosotros lo haríamos mejor". No debe caer en la trampa, para evitar que se le acuse de débil o tolerante, de las manidas recetas de mano dura, "tolerancia cero", más policía, más prisiones, mayores penas y de criminalizar la pobreza.

Sin menoscabo del estudio puntual de estas medidas, debemos plantearnos la cuestión cualitativa: mejor policía, mejores centros de readaptación, penas o medidas sustitutivas más eficaces y reeducación de los infractores, creando medidas materiales que permitan su incorporación productiva a la sociedad. Debe explicarse sin ambages, que una mayor seguridad no se consigue sólo con la aplicación del Derecho Penal y la represión, sino principalmente desde la prevención, desde el abordaje de las causas y no sólo de los efectos.
 
Presumiendo que sigue vigente la dicotomía sobre la naturaleza del ser humano formulada por Hobbes y Rousseau: un lobo cuyos feroces instintos han de ser reprimidos sin piedad o un buen salvaje que si hace el mal es por ignorancia o por culpa de las estructuras sociales, y aunque la realidad no encaja en esquemas tan simples, la derecha suele ser más hobbesiana y la izquierda más rousseauniana, como hemos demostrado antes. No quiere ello decir, que la izquierda no acepte el castigo en algunos casos, o que la derecha rechace toda reforma social. Pero no pueden ponerse el énfasis en los mismos temas, simplemente porque vemos el mundo desde ópticas e intereses distintos.
 
Las izquierdas deben reivindicar que la sociedad segura no es la que más castiga y denunciar cómo se manipulan los indicadores sobre seguridad y eficacia policial.
 
Una política de seguridad no es más eficaz sólo por sumar más policías en la calle, detenciones, procesos y reclusos en las cárceles, como se nos vende tan a menudo.
 
Tampoco por rebajar el número de denuncias (hay formas de desanimar a las víctimas).
 
La eficacia se debe medir en el descenso de los delitos cometidos, de las víctimas y de los daños, y sobre todo de la sensación de inseguridad. Sin embargo y a pesar de los intentos honestos de cambiar de concepción y estrategias, podemos constatar que, producto de las “redadas” que autorizan algunas leyes contradictorias como la llamada Ley Anti-Pandillas, los juzgados “especiales” están colapsando ante la cantidad de juicios que deben procesar, mientras los centros penales o de detención, son ya una historia explosiva desde hace ratos.
 
El sistema policial debe afrontar el reto de actuar en lo global y en lo local. Sin un proceso decidido de descentralización (transferencia de recursos y autoridad a los municipios urbanos y rurales) impulsando la actuación de las Delegaciones de policía departamentales y municipales, como la auténtica policía próxima tanto a nivel preventivo como de investigación de la delincuencia llamada común, contra las personas y la propiedad, difícilmente se va a poder actuar con energía contra ésta. 
 
Sin la reorganización de la policía nacional civil, con un sistema ágil y profesional descentralizado, con una cultura civil, que permita que el sin fin de conflictos sociales que no llegan a delitos, sean solucionados desde la comunidad y ésta juegue un papel determinante en la prevención temprana del delito, no podrán ser abordadas correctamente estas cuestiones.
 
La PNC debe apuntar a la especialización en la persecución de la delincuencia organizada en redes internacionales, nacionales y en servicios comunitarios.
 
Ya han pasado veinte años de su fundación y la realidad es totalmente distinta, más compleja, por lo que la Policía Nacional Civil debe ser sometida a un examen sociopolítico profundo y reestructurarla de acuerdo a la calidad y cantidad de la demanda social, que va más allá del delito mismo.
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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Estado Austero y Neoliberalismo

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Las negrillas y sangrías son para efectos de estudio.
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"Los únicos interesados en cambiar el mundo somos los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay". José Saramago.

LA “AUSTERIDAD” DEL ESTADO SIRVE AL GRAN CAPITAL.
 
Óscar A. Fernández O.
 
En un desplante clásicamente esnobista, las derechas defienden que la cultura de laissez-faire es hoy lo que mueve a las sociedades “libres”. Constantemente nos bombardean con la propaganda de que para ser parte del -¿?- nuevo orden internacional, debe apoyarse el “libre mercado”, la “libre competencia” y la “desregulación”. Lo cierto es que el Estado sigue presente en la economía y juega un papel primordial para apoyar al gran capital y lograr que se eleven sus beneficios. 
 
Analizar la actualidad, requiere una visión previa de nuestra existencia, de nuestros modos de actuar, de nuestros compases, voluntades y retos; básicamente de la subjetividad que nos constituye. Requiere por tanto, la capacidad de poder descifrar el modelo dominante o pensamiento único que se oculta detrás de lo que vemos como algo natural y dado: la sociedad a la que pertenecemos, la realidad que se nos impone. Pero a su vez, es esa develación del ''misterio capitalista'', lo que nos lleva a ser objetivo otra vez de nuevas prácticas socializantes que se superponen a las antiguas técnicas de explotación ya descubiertas. (Martin: 2012).
 
El capitalismo es así una jugada al escondite, que busca mejores lugares para ocultarse (o infiltrarse) cada vez que alguien le encuentra en alguna parte. Es básicamente un embrollo de caminos cada vez más entrecruzados, que traen como resultado una aumentada confusión a escala social. Pero mientras todos queramos seguir jugando o estemos obligados a jugar, ese laberinto no dejará de existir. Debemos percatarnos que cuando criticamos el modo de explotación capitalista actual, estamos siendo explotados al mismo tiempo por una nueva modalidad que pretende implantarse en el futuro cercano.
 
Examinar nuestra realidad, entonces, precisa de una aproximación subjetiva que logre comprender o traer, a nuestros límites intelectuales ese ambiente ''objetivo'' en el que estamos inmersos a diario. Toda práctica social que en él se incluye posee una substancia ideológica imperceptible a los ojos de las personas.
 
La ideología que sustenta un mundo de símbolos, se oculta cuando se vuelve acción cotidiana. Para el común de la gente, vivimos sin ideología que nos dirija u ordene, porque de hecho la misma se pierde de vista al concretarse en prácticas puntuales. Cuando la idea llega a la materia, se disipa en el aire como si no existiese, por ello creemos ser libres cuando de hecho nuestra subjetividad está siendo abrazada por aquella ideología invisible o sublimada. Incluso, aceptar su presencia implica ir contra nuestra propia libertad de pensamiento. Es así como pretendemos ser materialmente libres, en un mundo donde somos esclavos ideológicamente. Es así como llegamos a afirmar que han “muerto” las ideologías.
 
Así, “Libre mercado” significa debilitamiento, postergación y aún abandono de la política social, a la par de la eliminación de miles de fuentes de trabajo para optimizar las ganancias privadas y cumplir con regímenes de “austeridad” de los gobiernos. La mayor parte de los empleos es inestable, de tiempo parcial, mal retribuido y objeto de una subcontratación que entraña mayor explotación para los trabajadores y mayor libertad y menores costos laborales para los grandes capitalistas monopolistas. Con esos propósitos, una de las principales políticas es proscribir el sindicalismo, forma natural de defensa de los trabajadores.

Para los gurúes del “neocapitalismo” (e incluso para algunas pseudo-izquierdas oportunistas) en el nuevo orden se hace imposible o irrelevante la organización y lucha de los trabajadores, además de que se abandona el problema de la pobreza creyendo que la famosa mano oculta del mercado, compensaría de alguna forma esa brutal fosa entre los más ricos y los más pobres, en los momentos en que los primeros disminuían en número y aumentaban en riqueza, y los segundos simplemente se expandían y profundizaban como nunca antes, en todo el globo terráqueo.
Su tesis y (utopía) básica, propia del pensamiento económico neoclásico, es que el mercado conforma el mejor instrumento, el más eficaz para la asignación de recursos y la satisfacción de necesidades. Un mecanismo de autorregulación que conduciría al óptimo social y que por tanto, resultaría intrínsecamente superior. 
 
Con esto, el neoliberalismo apuntaló un concepto de desarrollo específico propio del capitalismo y la modernidad. Una noción, que se maneja como verdad religiosa, de que el crecimiento económico y el progreso tecnológico, actúan en pro de la “humanización” de la vida, cuando los hechos demuestran lo contrario. (F. Hinkelhammert: 1993) Sin duda obviaron el hecho demostrado por Marx, que el capitalismo en cualquiera de sus formas, contiene como una tara de nacimiento, las contradicciones que lo hacen inviable para el desarrollo de la humanidad. 
 
El llamado “aggiornamento” neoliberal impulsa una reasignación, sí, pero no en el mercado de trabajo dónde se verifica una transferencia en sentido inverso, regresiva. Por eso la redistribución queda limitada a la acción “pública estatal”, y en especial ciertas prestaciones sociales como educación y salud. Se trata pues de un régimen neoliberal de políticas sociales, diseñado por el Banco Mundial y dominado por un patrón distributivo súper restringido. (Ezcurra: 1998).
 
Así, la pobreza es calculada como una cuestión de primacía en esta fase de recomposición neoliberal, como un asunto prioritario en tanto, se perciben riesgos para la “sustentabilidad” (sic!) política del programa neoliberal. En otras palabras se teme pérdida del consenso social, tan necesario para que los pueblos acepten “como inevitable” esta forma de organización social y dominación. En especial se refiere a los problemas electorales, reduciendo en ello el problema de la democracia efectiva. También se desconfía de una generalización de conflictos por la distribución, que lleven a la violencia, lo cual ha sido en realidad el sello en sistemas como el nuestro; y por último se pretende prever la aparición de movimientos anti-reforma y de retrocesos en las democracias como ellos las conciben (Burki: 1996)
 
Frente a todos estos efectos catastróficos del neoliberalismo, se prevé en definitiva un problema de la legitimidad de los modelos de democracia impuestos y de viabilidad política, lo cual ya se verifica en esta fase de la crisis global.
 
Sebastián Edwards, quién en los años 90 fuera economista en jefe para América Latina y El Caribe del Banco Mundial, sostenía en su libro Crisis y Reforma, que “Encarar las necesidades de los estratos más pobres de la sociedad es más que todo un asunto político. Solamente en que la pobreza sea disminuida y mejoradas algunas condiciones de vida de los pobres, serán sostenibles las reformas estructurales implementadas durante la última década (…) El Fracaso de una acción agresiva en el área exacerbará los conflictos de la distribución y probablemente impulsará el descontento. Es más en algunos, casos puede incluso crear las bases para el retorno de (lo que estos ideólogos llaman) el populismo, del dirigismo y eventualmente del caos” (léase levantamientos populares y revoluciones) (Ezcurra: 1998).
 
Cómo recordarán algunos de nuestros lectores, tales afirmaciones fueron igualmente manejadas en las viejas estrategias de contrainsurgencia de los Manuales de la CIA, en los años 60’s y 70´s y en otras maniobras norteamericanas como “Alianza para El Progreso”.
 
En definitiva, el ideario neoliberal exalta la reconstrucción de una “nueva y saludable desigualdad” aprehendida como un valor positivo para dinamizar el enriquecimiento de unos pocos “privados” que han de “empujar” el crecimiento económico. Por ello se juzgó quebrar cualquier resistencia popular organizada como el movimiento obrero, con sus presiones igualitarias sobre los salarios y el Estado.
 
En varios de nuestros países latinoamericanos, crece la oposición e incluso la búsqueda de alternativas al modelo de sociedad dominante: el neoliberal. Sin embargo, la noción y algunos rasgos distintivos de este modelo permanecen un tanto difusos en los idearios de muchas fuerzas progresistas.
Esto plantea una problemática teórica y, a la vez, política estratégica; implica un obstáculo para definir y comprender qué tipo de proyecto configura efectivamente una alternativa o un cambio estructural.
Este dilema aún no resuelto, debe ser ya el motor de nuestro debate.
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miércoles, 14 de noviembre de 2012

Neoliberalismo y Revolución

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Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son para efectos de estudio.
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"Moderado es la palabra que utilizan los burgueses para definir  a quienes se pliegan a sus exigencias."  Ernesto "Che" Guevara

REESTRUCTURACIÓN NEOLIBERAL VS. PROYECTO REVOLUCIONARIO

Oscar A. Fernández O.

Pese a la arrogancia y prepotencia de la que hace gala el capitalismo global y su expresión más sanguinaria, el imperialismo, que mantiene al mundo bajo su dominación, éste ve con espanto que en su seno emergen procesos de incertidumbre y caos, en lo económico, en lo social, en lo ideológico y en lo político, generando un potencial explosivo cada vez mayor, producto de la descomposición de su último modelo llamado neoliberalismo, el cual se hunde frente a nuestros ojos.

El Banco Mundial, asumiendo un rol de liderazgo frente al derrumbe de la ortodoxia capitalista global y el aumento exponencial de la pobreza y la marginación social en la mayoría de países del mundo, publicó su famoso Informe sobre el Desarrollo Mundial y La Pobreza. En él postula, que la reducción de la pobreza en el orbe es la máxima prioridad. Así, este propósito se catalogó como su objetivo fundamental, para el cual se lanzó un programa asistencialista. A esta estrategia se le ha dado en llamar “el aggionarmento (actualización) del modelo neoliberal”, cuyos indicadores veinte años después, demuestran que ha sido un total fracaso. Ha quedado en evidencia que el neoliberalismo es una matriz móvil que conserva principios constantes.
 
Estas breves líneas que hoy publicamos, tienen la modesta pretensión de provocar el debate sobre las causas de la crisis del capitalismo contemporáneo y develar las perspectivas reales de un proyecto histórico alternativo. La crisis orgánica del capitalismo representa la declinación del proyecto de reestructuración y expansión capitalista global, encabezado por las instancias imperialistas y lleva a la humanidad entera a una encrucijada segura: el capital o la existencia. Ante la respuesta tentativa de esta insaciable forma de acaparamiento, que persiste en la súper explotación laboral, la devastación ambiental y la acumulación centralizada, se postula la necesidad de generar alternativas de desarrollo post neoliberal o post capitalista, a fin de generar mejores condiciones de vida y trabajo para la mayoría de la población y así, poner en el centro la necesidad de garantizar la reproducción de la vida humana en el planeta.
 
Muy a pesar de sus anunciadas pretensiones e innovaciones, que harían de las sociedades parajes de prosperidad nunca vista, el modelo neoliberal se ha traducido en una polarización social sin precedentes a nivel global.
 
En el siglo XX, férreas luchas sociales y de clase en todo el planeta pudieron imponer un cierto control social sobre el capital. Las clases populares, en diverso grado, lograron obligar al sistema a vincular lo que llamamos la reproducción social a la acumulación de capital. El movimiento revolucionario salvadoreño se sumó con éxito a esta lucha mundial y hoy se cosechan frutos de una innegable acumulación histórica exitosa, en la larga disputa por cambiar el fatídico futuro que nos tiene reservado el capitalismo.
 
Lo que ha sucedido con la globalización es una ruptura entre la lógica de acumulación y la de reproducción social, que ha repercutido en un crecimiento sin precedentes de la desigualdad social y ha intensificado las crisis de supervivencia de miles de millones de personas mundialmente. Los efectos de pauperización desatados por la globalización han generado conflictos sociales y crisis políticas que el sistema hoy encuentra cada vez más difícil contener.
 
Los problemas del desarrollo más gravosos que aquejan al sistema capitalista mundial, bajo la reestructuración neoliberal y su actual crisis orgánica, se enmarcan en el desarrollo desigual.
 
En primer término, se expresa como una diferenciación entre países desarrollados y subdesarrollados. Supeditado a la expansión capitalista neoliberal, el mecanismo por excelencia consistió en desarticular las economías periféricas y reinsertarlas en la órbita del capitalismo mundial, lo cual produjo la profundización de las desigualdades.

En 1970, los países desarrollados (según la clasificación del FMI) recibieron 68% del ingreso mundial, mientras el resto del mundo 32%. En 2000, los países desarrollados recibieron 81% del ingreso mundial, mientras el resto apenas 19%. En el mismo periodo el porcentaje de la población que residía en los países desarrollados cayó de 20 a 16%. Tres décadas de reestructuración capitalista sólo han contribuido a incrementar las asimetrías entre países y junto con ello la pobreza y desigualdad sociales. (Covarrubias: 2009)
En segundo término, se suscita el incremento de las desigualdades sociales derivadas de la concentración de capital, riqueza y poder en la élite transnacional en un contexto de crisis humanitaria: hambruna, pobreza, exclusión, marginación y vulnerabilidad. El 2% de los más adinerados en el mundo, entre los que se encuentran Warren Buffet, Carlos Slim y Bill Gates, posee más de la mitad la riqueza familiar mundial (Davies, Sandström, Shorrocks y Wolff, 2006).
 
La respuesta a la crisis por parte del gran capital está encaminada a: 1) profundizar el proceso de concentración de capital; 2) acentuar el poder político y militar imperialista, como requisito para sostener el sistema hegemónico y de dominación de los Estados Unidos; y 3) enriquecer aún más a la élite burguesa detentadora del gran capital mundial, con un saldo negativo en menoscabo de las otrora poderosas burguesías nacionales.
 
Sin base ética, sin capacidad de satisfacer las necesidades económico-sociales y sin facultad para emplear las tecnologías y conocimientos disponibles de manera racional en beneficio de la humanidad y de la naturaleza, las elites dominantes de la sociedad, se han convertido en el principal obstáculo para la construcción de un mundo mejor.
 
La necesidad de un nuevo proyecto histórico revolucionario, se deriva no de un capricho ideológico, sino de la tragedia humana que ha producido el fracaso del capitalismo global, que no logró establecer las condiciones reales de democracia real y justicia social, que fueron las pretensiones originales del liberalismo, hijo de la Ilustración. “Quedan así destrozados los valores fundamentales del Siglo de las Luces y de la Ilustración” y todos somos llamados a legitimar esta “nueva era” incluso para fundamentar legalmente la desigualdad (T. Genro: 2000).
 
Frente a este triste escenario, la tarea política más apremiante para la izquierda revolucionaria en El Salvador, en tanto alista su fuerza electoral para continuar con la transformación de la crítica realidad nacional (y contribuir a la lucha a nivel internacional), consiste en construir respuestas en consulta con los amplios sectores populares, y construirlas lo más antes posible.
 
Sin embargo, la perspectiva revolucionaria ha quedado, para las grandes masas, cuanto menos en suspenso.
Las ideas del socialismo, de la transformación radical de nuestras sociedades, del anti capitalismo, han perdido credibilidad.
 No hay convicción en las grandes masas de que sus luchas concluyan en el anti capitalismo, en una perspectiva superadora de la mediocridad actual. Por eso es que las luchas son fragmentadas, aisladas y dispersas, sin un objetivo político de conjunto que articule las diferentes iniciativas aisladas.
 
En este contexto, la tarea central de los socialistas revolucionarios en los inicios de este siglo XXI, es aportar a recuperar la credibilidad en la idea del Socialismo y sobre todo en su carácter emancipador. Pero esto no puede hacerse al margen de la intervención en la lucha de clases. Deben tomarse como punto de partida, las principales necesidades de las masas en este momento y con las especificidades de cada lugar; todo modelo alternativo a la situación actual, debe partir de esta consideración.
 
La brutal lógica capitalista, reconoce como única forma legítima del homo sapiens su grotesca caricatura mercantilista, el homo oeconomicus, y cómo único derecho de sobrevivencia, el que pueda conquistar en el mercado, lugar dónde se libra una batalla sanguinaria personificada en el llamado Darwinismo social. (H. Dieterich: 1999) Nadie ha formulado esa lógica de guerra contra los desposeídos, mejor que el cura Robert Malthus (1776-1834) cuya ideología constituye la segunda fuente de inspiración actual del neoliberalismo-imperialismo-fascismo.
 
Contrariamente, toda concepción científica dialéctica de la sociedad ha de partir de la naturaleza humana como la condición constitutiva más importante de un sistema social. Marx entendió y explicó al homo sapiens no solo como un ente histórico, sino también biológico, con determinadas estructuras no culturales. Primero es la estructura humana en general y después, la naturaleza humana modificada según cada época, apuntó en el Tomo I de El Capital (1863).
 
A nuestro planteamiento de construir un nuevo proyecto histórico de carácter revolucionario, hacia la emancipación del pueblo y la radicalización de la democracia en El Salvador, se le atacará arteramente sin duda, como suele hacer la burguesía y sus aliados imperialistas, a través de las voces insignes de la ultraderecha personificada principalmente en la Asociación de la Empresa Privada (ANEP), con su ya clásico discurso nazi-fascista, y sus testaferros políticos, el resquebrajado partido ARENA, quienes clamarán como siempre, por nuestra destrucción.
 
La función de nuestra proclama, se centra en cambiar la correspondencia de fuerzas entre los sectores reaccionarios del statu quo y las fuerzas que están por el cambio y la radicalización de la democracia popular. La profundidad de los cambios estructurales que nos conduzcan a dar el salto revolucionario, solo pueden ser factibles mediante la concienciación política y cultural, que permita construir el sujeto político histórico, es decir el pueblo organizado. Debemos ser capaces de armonizar los intereses y comportamientos disimiles de los amplios sectores sociales, para fundar la fuerza transformadora de realidad.
 
Sin este requisito no será posible, ya que la única forma de superar la crisis económica, social y política que vive El Salvador, pasa por el rompimiento con el modelo neoliberal y la definición e implementación de un modelo que abra un proceso de transición hacia la revolución, reasignándole al Estado su papel estratégico en la conducción y control de la economía (S. Arias: 2010).
 
Hoy, esta crisis global capitalista obliga a las mentes históricamente transformadoras a retomar el marxismo revolucionario, dejando al descubierto las debilidades de nuestros enemigos de clase y la emergencia de una fuerza social potencial de millones de asalariados y jóvenes que han comenzado a ponerse en movimiento. Sin embargo, este resurgimiento y avance del marxismo revolucionario no será automático, sino producto de luchas teóricas, ideológicas y políticas que permitan la construcción de fuertes partidos revolucionarios internacionalistas, con arraigo en la clase trabajadora y demás sectores marginados y excluidos.
 
Tenemos la obligación ineludible de parar este proceso de destrucción propiciado por el capitalismo, pero ello supone también que le construyamos contenido a una ética de la vida, para que vivan sobre todo aquellos que se les ha negado el derecho a vivir plenamente con decencia y dignidad.


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viernes, 12 de octubre de 2012

Reforma del Congreso en El Salvador

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Recibido por e mail, publicado por la solicitud del remitente para la difusión de la iniciativa. Las negrillas son para efectos de estudio.
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Pedimos a cada destinatario que reenvíe este correo a personas de su lista de contactos (CCO) y a su vez, pida a cada una de ellas hagan lo mismo, en 3 días, la mayoría de las personas de este País tendrán este mensaje. Esta es una idea que realmente debe ser considerada y repasada para beneficio del pueblo.

PROPUESTA DE LEY DE REFORMA DEL CONGRESO DEL 2012

(Enmienda a la Constitución Política de la República de EL SALVADOR.).

1. El diputado será asalariado solamente durante su mandato, y no tendrá jubilación proveniente solamente por el mandato.

2. El diputado contribuirá a la Seguridad Social, como todo el mundo. El fondo de jubilación del Congreso pasará al régimen vigente de la Seguridad Social inmediatamente. El diputado participará de los beneficios dentro del régimen de la Seguridad Social exactamente como todos los demás ciudadanos. El fondo de jubilación no puede ser usado para ninguna otra finalidad.

3. El diputado debe pagar su plan de jubilación, como todos los salvadoreños.

4. El diputado NO podrá votar su propio aumento de salario.

5. El diputado dejará su seguro actual de salud y participará del mismo sistema de salud que los demás ciudadanos salvadoreños.

6. El diputado debe igualmente cumplir las mismas leyes que el resto de los salvadoreños, por lo que cesará el fuero.

7. Servir en el congreso es un honor, no una carrera. Los diputados deben cumplir sus mandatos (por no más de 2 legislaturas) y después irse a su casa y buscar otro empleo.

Si pasas este mensaje a un mínimo de veinte personas, en 3 días muchos Salvadoreños lo recibirán.

El momento para apoyar y presentar esta enmienda a la constitución es AHORA Y ES ASÍ COMO PUEDES ARREGLAR EL CONGRESO DE LOS SEÑORES DIPUTADOS.

Si estás de acuerdo con lo expuesto, reenvíalo y, si no, simplemente bórralo.

Por favor, mantén este mensaje CIRCULANDO.

SI NO TE UNES NO TE QUEJES!
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lunes, 8 de octubre de 2012

El Poder de las Mafias

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Las negrillas, sangrías y separación de algunos párrafos son para efectos de estudio.
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EL PODER DE LAS MAFIAS EN LA GLOBALIZACIÓN.

Oscar A. Fernández O.

 «Este sistema llámalo capitalismo, llámalo como quieras, da a todos y a cada uno de nosotros una gran oportunidad; sólo apodérate de él con ambas manos y consigue lo mejor de él».  Al Capone

La "reestructuración" de la economía, el comercio y las finanzas en un mundo dominado por el neoliberalismo ha provocado la globalización del crimen. Mientras los sistemas estatales se desmoronan bajo el peso de la crisis financiera, el crimen organizado está jugando un papel dominante en la economía y la política de los estados, a la vez que aprovecha la desregulación del sistema financiero internacional para "lavar" su dinero mal habido. El crimen se ha transformado, de esa forma, en parte integrante del sistema económico internacional, con trascendentales consecuencias sociales, económicas y geopolíticas.

Por ejemplo, en todo el Tercer Mundo, la corrupción, estimulada por la desregulación del capital, ha minado las economías nacionales y empobrecidas a millones de personas. Estas minas están explotando.
El crimen organizado se ha infiltrado en las finanzas y la banca internacionales.
Tanto en países industrializados como subdesarrollados, los sistemas políticos están en una suerte de crisis y las mafias se han transformado en importantes actores de la política económica y social de los gobiernos.

En este ámbito, bancos "respetables" rutinariamente ignoran la línea divisoria entre capital organizado y crimen organizado, prestándose al lavado de enormes cantidades de dinero, mientras la reestructuración del comercio y las finanzas mundiales tiende a favorecer la "globalización" de prácticas económicas delictivas.

Desde hace algún tiempo, las mafias han sustituido la bandera de los piratas por la computadora; el estuche de violín con una metralleta dentro, por el maletín de ejecutivo; las ventas de licor clandestino por las altas finanzas internacionales (UNDOC:2010) Este paso del bajo mundo a las pulcras salas de juntas directivas, ha sido facilitado por la tendencia global a la "liberalización económica", responsable de la reducción del Estado, la desregulación de la banca y el comercio internacionales, y la privatización de empresas públicas. Estas condiciones no sólo benefician a las grandes empresas transnacionales y los bancos internacionales que las promueven vigorosamente, sino que también favorecen el crecimiento y la "internacionalización" de prácticas ilícitas. En realidad, el límite entre ambos tipos de actividades es casi imperceptible.

“La extensión de lo que llamo la economía en la sombra, en la que las organizaciones criminales de todo el mundo tienen un papel esencial, es mucho más grande que nunca, sobre todo después del rompimiento de la polaridad mundial y como consecuencia de la globalización, que es la edad de oro de la mafia” (Glenny:2008. El País).

Después del conflicto armado salvadoreño y de la llamada “guerra fría”, el pensamiento neoliberal, enfrentando poca resistencia de sus contrarios, se configuró como la única salida que en realidad ratificó al poder fáctico de la burguesía oligárquica, facilitando la propagación de pactos oscuros con un reeditado y poderoso crimen organizado internacional, imponiéndose así la hegemonía de su lógica económica perversa sobre los proyectos políticos. De hecho, esta hegemonía del pensamiento único es la consagración del economicismo que subyace en la ideología del llamado neocapitalismo.

La tendencia de este pensamiento librecambista, es terminar con los criterios distributivos que le antecedieron, ya que éstos se convirtieron en obstáculos para un modelo de acumulación de riqueza, que necesita como condición subrayar la desigualdad y por lo tanto, el progresivo deterioro y sufrimiento de las mayorías condenadas a una marginalidad y exclusión de facto.

La mesa estaba servida. El invitado de honor: el capital transnacional financiero, que sin control alguno, atravesó nuestras fronteras con la indulgencia del Estado y contaminó nuestras sociedades convirtiéndolas en una suerte de canibalismo brutal, o como dicen algunos sociólogos, de darwinismo social, dónde sobreviven los que tienen más poder. Los enfermos, pobres y miserables, son fracasados y débiles que no merecen existir porque no son aptos para vivir en una sociedad orientada por el éxito de los fuertes y poderosos.

Al denigrar el papel del Estado en la política nacional, el mercado ha desarrollado su estrategia de concentración de riqueza, sin ningún control y sin entregar cuentas a nadie, encubriendo grandes operaciones multimillonarias que ni siquiera han pagado los respectivos impuestos. Por ejemplo, la transnacionalización de la Banca, un jugoso negocio que se realizó en la penumbra, sin un rigurosos control institucional como debiera. El pueblo y el Estado de El Salvador, no recibieron ni un céntimo por esa venta.

La mayor parte de las ganancias recaudadas por organizaciones criminales, sin embargo, es reciclada mediante canales perfectamente normales, con la ayuda de sus contrapartes legítimas. El dinero sucio y encubierto se deposita en bancos comerciales que lo usan para ampliar sus préstamos a empresas legales e ilegales, y también se canaliza hacia inversiones "respetables" en artículos primarios, acciones y bonos gubernamentales.
En muchos países, es a través de estos bonos que las organizaciones criminales, acreedoras de gran parte de la deuda pública, ejercen una influencia tácita sobre la política macroeconómica de los gobiernos.
Con tantas cosas en común, no es sorprendente que el mismo sistema financiero que favorece a los bancos y empresas legales sirva a las organizaciones criminales. Las leyes que promueven la huida de capitales a paraísos fiscales offshore ayudan no sólo a personas de fortuna a sacar de su país "dinero negro" (que evadió al fisco), sino también a las mafias a cambiar de lugar sus ganancias mal habidas. En ambos casos, los bancos cobran suculentas comisiones por esas transacciones.
 
Nuestro país después de veinte años de gobiernos de ARENA y promesas de éxitos inimaginables, es más pobre y subdesarrollado que nunca (el 42% de las personas aptas para el trabajo, sobreviven en la informalidad, carente de toda seguridad social): elevadas tasas de analfabetismo, mortalidad infantil, desnutrición, pérdida de la soberanía alimentaria, educación deficitaria, crisis de la seguridad pública, escases de medicamentos en la salud pública, en fin se trata prácticamente del debilitamiento del Estado, como objetivo de un plan diseñado en el ya fracasado Consenso de Washington.
 
Muchos de los autores que se han ocupado del tema de la globalización han llegado a una conclusión: ya que este fenómeno tiene un carácter inequívocamente supranacional, es inevitable que el poder político olvide su estructura actual, marcada por el Estado-nación, para dar origen o bien a una situación muy parecida a la del estado de la naturaleza (barbarie), o bien a organizaciones supranacionales que puedan ejercer, arregladamente, el poder político (Iñigo de Miguel: 2002) Los Estados tradicionalmente fuertes, no perderán su soberanía ni sus funciones de control, pero sin duda en países como el nuestro, la tendencia es a “casi” a desaparecer el Estado y sobretodo sus funciones sociales y de control.
 
Hay que tener en cuenta que el crimen organizado aplica la violencia de manera racional. No está permanentemente demostrando que le gusta la violencia por puro gusto, por el hecho de la violencia misma. El crimen utiliza la violencia de acuerdo a los intereses que tenga en juego. Por ejemplo, una persona puede encontrar lugares en donde reine una sensación de absoluta legalidad, pero allí está fraguando el crimen organizado.
 
Frente a esto, “… el monopolio de la aplicación de la fuerza como función básica del Estado, en una situación de hándicap institucional, como sucede en algunos Estados del área, está debilitado y la sociedad parece retroceder al “estado de naturaleza hobbesiano” (Norbert Emerich: 2009).
 
Los inmensos beneficios económicos generados por el tráfico de droga y su posterior blanqueo, le ha permitido al Crimen Organizado Transnacional, construir imperios que combinan economías lícitas e ilícitas cuyos capitales superan el Producto Interno Bruto de muchos países. Disponen de colosales sumas de dinero para seducir cualquier obstáculo o adquirir sofisticadas herramientas tecnológicas. (Fernando Bermejo: 2009) Denominado por expertos como "crimen global", el crimen organizado erosiona a los Estados y se presenta en la actualidad con esquemas organizativos y operativos similares a los de las grandes empresas y entidades globales.
Tiene apariencia de decente, diría mi abuelo.

La facturación anual de las mafias podemos cuantificarla entre 120 mil y 180 mil millones de euros, el 60% de esta riqueza se va a limpiar en la economía legal. El problema más grande es esa zona gris que se crea en la línea de frontera entre lo legal y lo ilegal. (Francesco Forgione: 2010).
 
Las acciones delictivas derivadas del narcotráfico, entre las que se puede mencionar básicamente a las siguientes: tráfico de armas, lavado de dinero, trata de personas, entre otros, son ahora “operaciones mercantiles”. Así, la evolución criminal que han tenido las llamadas “maras” en nuestro país, ligándose al crimen organizado, es precisamente producto de la necesidad de extender las actividades mencionadas y abrir mercados y corredores para tales mercancías ilícitas.
Si esto es así, como parece evidenciarse cada día, las acciones de la ley y sus agentes para la aplicación, deben organizarse prioritariamente en perseguir el tráfico de la mercancía y el blanqueo del dinero, siendo esto último el verdadero fin de la criminalidad organizada.


Los capitales mafiosos consiguen grandes beneficios de la crisis financiera global y les permite infiltrarse en manera capilar en la economía legal. En un artículo publicado en el diario The New York Times que ha tenido una enorme repercusión mundial, y que también fue reproducido por el matutino L’ Repubblica de Roma, el escritor napolitano Roberto Saviano, de 33 años, autor del libro “Gomorra”, ha causado un shock profundo en el mundo de las finanzas, al brindar amplias pruebas de la creciente convivencia entre el sistema bancario internacional y la criminalidad organizada mafiosa mundial. (Algañaraz: 2012).
 
"La globalización, concebida y aplicada al modo neoliberal, ha hecho posible la existencia y el crecimiento de la economía criminal global", aseguró el doctor Ramón de la Cruz Ochoa, en la presentación de su libro Crimen organizado, durante la XIV Feria Internacional del Libro de La Habana, Cuba, 2005.
 
Este nuevo fenómeno, que acompaña a la globalización, trasciende las categorías de amenazas que se consideraban durante la guerra fría, en razón de que los diferentes grupos criminales sustituyen a los gobernantes en el proceso de toma de decisiones, sin que la sociedad pueda percibir su accionar, y en el supuesto que lo haga, difícilmente pueda identificar los actores.
 
El crimen organizado global es un problema que transciende las categorías de la vieja guerra fría,
y es posible que los grupos delictivos que lo desarrollan, sustituyan a los estados en las decisiones mundiales,
sin que el ciudadano común advierta tal hecho. La seguridad y la defensa de los valores y los intereses de los Estados, están amenazadas por los intereses y las acciones de las distintas organizaciones criminales transnacionales, en consecuencia, las instituciones del pueblo, la integridad de las mismos, la participación política activa, la lucha por radicalizar la democracia, el bienestar y seguridad de sus habitantes, constituyen valores de la lucha de los pueblos que debemos defender y desarrollar sin pérdida de tiempo.
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martes, 2 de octubre de 2012

El Conservadurismo

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Las negrillas, sangrías, separación de algunos párrafos y publicación por partes o por extractos se realiza para efectos de estudio.
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CRÍTICA AL IDEAL CAPITALISTA DE GOBERNABILIDAD.

Oscar A. Fernández O.
Columnista de Contrapunto

El Conservadurismo

El conservadurismo, se refiere a una corriente de pensamiento surgida en el siglo XVIII, animada por sus diferencias con el liberalismo materializado en la Revolución Francesa. Aunque es importante reconocer, que tanto el conservadurismo como el liberalismo han sido corrientes conservadoras, en cuanto a sus metas de “conservación” del sistema capitalista.

Políticamente, el conservadurismo representa la desconfianza hacia las siguientes tendencias políticas y económicas, dominantes en la sociedad moderna: la centralización del poder y de la autoridad por parte de los gobiernos nacionales; la acumulación de poder en el Estado, por encima de la vida privada de los individuos; el desgaste de los gobiernos tanto en la formulación de políticas, como el desempeño de los partidos tradicionales; la evolución de la economía de las sociedades industriales avanzadas, según lineamientos que deterioran las relaciones que caracterizan a la "propiedad dura". Sus análisis no sólo van a un diagnóstico de la situación existente, sino a la aceptación de la necesidad de un remedio que reduzca la democracia, para salvar la economía de mercado (Rodríguez Ch., CLACSO, 2001)
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jueves, 27 de septiembre de 2012

El Comandante Iván


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Recibido por correo electrónico. Lo publicamos en memoria del respetado compañero de lucha política y universitaria.
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De: "Jose Ramirez"
ramirezblue@gmail.com

En Memoria a José Luis Quan
El comandante Iván

José Luis Quan (Chinito), falleció este día miércoles 26 de septiembre, en horas de la mañana, por causas naturales, el velorio será en los Funerales Modernos en San Salvador.

José Luis Quan nació en Zacatecoluca el 20 de julio de 1946. Licenciado en filosofía, graduado del curso de Altos Estudios Estratégicos, en el Colegio de Altos Estudios Estratégicos el Ministerio de Defensa (1993).

Fue profesor de la Universidad de El Salvador (UES) (1970-1989). Se incorporó al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), a la lucha clandestina y armada en agosto de 1972, posteriormente se separó del grupo y fundó con otros compañeros la Resistencia Nacional (RN), de la cual integró la Comisión Política desde de 1984.

Misiones políticas a las que estuvo ligado: la organización y la formación política del movimiento de maestros de secundaria y universitarios, del movimiento obrero industrial con el Frente de Acción Popular Unificada (FAPU) (1981-1983).

En el escenario militar sus misiones fueron: organizar la milicia urbana popular en San Salvador (1977-1980) y responsable político militar en la construcción del frente de guerra del departamento de Cabañas (1984-1988). Miembro fundador del partido político Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional y de su Consejo Nacional (1992-1994), vicepresidente de la Asociación Salvadoreña para la Paz y Democracia (ASPAD) (1993-1995). Miembro fundador de la Fundación 16 de Enero (F-16) (1992).

Director del Distrito No.1 de la ciudad de San Salvador en la Administración del alcalde Héctor Silva (1988-1991), fue par evaluador de la Dirección de Educación Superior del Ministerio de Educación (1997-2002). Secretario de la Asociación de Científicos Sociales Salvadoreños (2000-2003). Miembro de la coordinadora del movimiento cívico político Iniciativa Ciudadana por El Salvador (2000-2004). Miembro del Foro de Intelectuales de El Salvador (2008-2012). Autor de los libros, Transición métodos y democracia partidista (1994) y El día menos pensado (1996).
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martes, 25 de septiembre de 2012

El concepto de gobernabilidad

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Las negrillas, sangrías, separación de algunos párrafos y publicación por partes se realiza para efectos de estudio.
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CRÍTICA AL IDEAL CAPITALISTA DE GOBERNABILIDAD.

Oscar A. Fernández O.
Columnista de Contrapunto

"El hambre, inseparable compañera de los pobres, es hija de la desigual distribución de las riquezas y de las injusticias de este mundo. Los ricos no conocen el hambre”. Fidel Castro, Cumbre de la FAO, Roma, 2006.

El concepto de gobernabilidad

El concepto de gobernabilidad, con una historia reciente en el escenario de las Ciencias Sociales, ha estado signado desde sus inicios, por una indeleble impronta conservadora, que se consigna en la actualidad política y en el discurso público.

La gobernabilidad o gobernanza (de la acepción inglesa governance), entendida como visión de política estable, trasladada totalmente al crecimiento económico, nos alerta acerca de los planteamientos conservadores e institucionalistas, que predominan en los enfoques politológicos del siglo XXI. No obstante, intentaremos replantear este concepto a la luz de una visión más crítica.

En la encrucijada del cambio global, los Estados del siglo XXI, se encuentran frente a las exigencias de la economía internacional y las demandas del capital en constante movimiento por los mercados, que requieren de un apropiado diseño institucional en cada país, lo que ha determinado un concepto institucional de gobernabilidad, matizado por la interacción entre gobernantes y gobernados, entre capacidades de gobierno y demandas políticas, incluyéndose necesariamente la adjetivización del “Buen Gobierno” (Nohlen, D.)

En estos tiempos de democracia capitalista y derechas en el poder, se pone el acento en lo democrático de los gobiernos, pero rara vez nos detenemos en el análisis de la cuantía de la democracia que se instala, y menos en la gobernabilidad, que desde hace un par de décadas se establece como la única dentro de la región. Hoy pretendemos presentar una mirada crítica de la hegemónica condición democrática que se desenvuelve, protegida y amparada por las fuerzas de la globalización capitalista y los organismos financieros internacionales. Debemos generar una apertura, examen y problematización acerca de la democracia en el siglo XXI, y los nuevos modelos contra-hegemónicos de gobernabilidad, que van dibujándose en la arquitectura regional latinoamericana. (Barberán:2011).

La gobernabilidad es la utopía capitalista de la democracia en América Latina. Se sos­tiene en la limitada idea de una democracia representativa, con base en un sistema de partidos políticos que gestiona el poder de un Estado formalmente constitucionalista burgués. La imagen de un achicamiento de funciones del Estado sirvió para minimizar la efectiva concentración elitista en decisiones políticas y así sustituir la democracia conquistada por las luchas populares a las dictaduras terroristas militares, por asesoramiento de profesionales,vendedores del modelo “democrático” diseñado en Washington por los organismos financieros y políticos de la globalización económica capitalista, las burguesías nacionales y la llamada clase política (sic!), concepto explícitamente subordinado de la teoría política de las élites (Boaventura Santos: 2004).

Desde el pensamiento liberal y neoconservador, la gobernabilidad estaría asegurada en tanto los gobiernos puedan mantener la legitimidad, la eficiencia de su gestión y promover el crecimiento económico, logrando con ello la estabilidad de la política, la economía y el orden social impuesto por el Estado y los poderes facticos económicos que lo sostienen.

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viernes, 14 de septiembre de 2012

Repensar el Estado

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Las negrillas, sangrías, separación de algunos párrafos y la letra grande del epígrafe son para efectos de estudio.
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REPENSAR EL ESTADO Y CONSTRUIR LA DEMOCRACIA AUTENTICA.
Oscar A. Fernández O.

«Que ningún ciudadano sea suficientemente opulento como para comprar a otro, ni ninguno tan pobre como para ser obligado a venderse». J. J. Rousseau  «El Contrato Social»

Es una necesidad histórica, por la crisis que expresa el régimen político salvadoreño, reflexionar científica y políticamente sobre este aspecto fundamental como lo es la cimentación del Estado en el contexto del neoliberalismo, que a través de las estrategias de ajuste estructural y mundialización de la economía, fue limitado en su naturaleza social, en su capacidad administradora de los intereses ciudadanos y en su soberanía, convirtiendo la democracia en un procedimiento formal que no abarca la garantía del bienestar humano, resultando en mero tramitador de los intereses de una exclusiva oligarquía económica transnacionalizada.
En este mismo sentido, la democracia se ha prestado a mucha confusión en el lenguaje político moderno, la variedad de definiciones (algunas de ellas a conveniencia de quienes dirigen el poder) provoca que se entienda y funcione de manera infortunada, pero para la explicación científica de lo político y la política, es fundamental, como el cuerpo humano para la medicina, o como la materia y la energía para la física. Saber, lo más objetivamente posible, su definición y sobretodo su funcionamiento en forma maximalista, nos llevará a entender sus posibilidades y límites. El ideal democrático, sostiene Sartori, no es totalmente la realidad democrática, ni la demostración real es totalmente ideal.
Hoy en día, parece ser que el concepto de democracia cada vez expresa menos. Para muchos no deja de ser solo una palabra, una expresión y un término que de vagar de boca en boca, se ha quedado afónico o simplemente es irreconocible, confuso. Al ciudadano común, de tanto percibir el uso y el abuso de la frase “democracia” en distintas arengas y visiones, a veces no le permite con claridad identificar políticamente a quién la utiliza, otras veces es empleada como un recurso demagógico para capturar la atención de las personas o para camuflar posturas ideológicas, que lejos de favorecer la participación del pueblo, limitan o condicionan esa posibilidad, conservando su ejercicio exclusivamente a los grupos de poder.
 
Una de las primeras reflexiones serias sobre la crisis de la democracia parlamentaria  decisionista yrepresentativa, es el texto de Kelsen Esencia y valor de la democracia, escrito al término de la primera guerra mundial, en un momento en que muchos europeos volvían a pensar que democracia puede decirse de varias maneras y que tal vez haya otras formas de democracia mejores que la que se conoce con el nombre de democracia liberal.
En ese texto se plantea ya la siguiente idea: salvar la democracia moderna obliga a profundizar la democracia representativa, o indirecta, realmente existente, en un sentido participativo.
 
De ahí propuestas como la del referéndum constitucional, el referéndum legislativo y la iniciativa popular, son medidas frecuentemente replanteadas desde entonces y discutidas casi siempre que se reproduce en nuestras sociedades el “malestar democrático”.

La crítica de Carl Schmitt al liberalismo, podría resumirse en un único concepto:decisionismo. En su visión, decisionismo significaba lo opuesto al pensamiento normativista y a una concepción de la política basada en el ideal de la discusión racional.

Como doctrina legal, el decisionismo sostiene que en circunstancias críticas la realización del derecho depende de una decisión política vacía de contenido normativo. Desde una perspectiva ético-política, sin embargo, la esencia del decisionismo no implica la ausencia de valores y normas en la vida política, sino la convicción de que éstos no pueden ser seleccionados por medio de un proceso de deliberación racional entre visiones alternativas del mundo. Valores y normas deben serinterpretados y decididos por quien detenta el poder. En su dimensión filosófica, el decisionismo de Schmitt es una reacción contra los principios de la crítica heredados del iluminismo.
 
En la era de la globalización capitalista, la interdependencia económica, la ampliación del “libre mercado” y los nuevos valores y estándares del “orden” mundial”, parece normal concebir al Estado y al gobierno sin ningún peso frente a la acción de los poderosos actores privados, los cuales han adquirido de manera exponencial, un peso desproporcionado en los últimos treinta años. Aquél ser humano que sedefiniera como el “animal político” es hoy el “animal económico”, al mismo tiempo que, toda cuestión política es vista como técnica. El aplastante peso del mercado global aparentemente marca el fin de las ideologías, donde un liberalismo “remozado” y su concepto de sociedad civil, trajeron el “fin de la historia” o como dicen algunos teóricos y políticos esotéricos e indescifrables: el más allá de izquierdas y derechas.
Marx por su parte, concibe a toda forma de Estado no democrático y no representativo de los reales intereses populares, como una enajenación de la justicia y de la verdadera libertad, como una negación sustancial de los intereses que debe representar y, por tanto, como una antítesis de la real y verdadera democracia. En tanto, poder para la mayoría y por la mayoría, dirigido esencialmente a satisfacer sus necesidades materiales y psíquicas, deviene en la máxima manifestación de la democracia, ya que se plantea como esencialidad de su accionar, luchar por la igualdad social, eliminar las diferencias de clases y del propio Estado y, el logro supremo de la desalienación del ser humano.
Mientras, el pensamiento capitalista neoliberal postula que las potencias creadoras del ser humano se realizan mediante la irrestricta libertad de acción del individuo, el pensamiento democrático participativo, entendido desde el punto de vista dialéctico histórico, apunta que tales potencias se generan en el seno del colectivo democrático. Este ve en el ser humano las posibilidades de una relación, no solamente de conflicto, sino también de cooperación y solidaridad, en un colectivo cuya adición de uno más uno es más que dos. El primero, en cambio, se inclina por el individualismo y la atomización del ser humano, como una especie de big-bang en un universo formado sólo por individuos, cuya única relación entre sí se da en el espacio del mercado competitivo. (Max Larraín).

El neoliberalismo ve con irrefutable horror, la posibilidad de que en una democracia participativa sea la voluntad de las mayorías la que decida sobre las minorías, algo que para un demócrata verdadero, constituye la esencia misma de la democracia. Para la ideología neoliberal el principio del gobierno de las mayorías, con respeto a las minorías, no es eficaz. No es funcional con el objetivo de concentración del poder económico -poder sobre los poderes en la sociedad posmoderna- en manos de elites transnacionalizadas.

La historia también demuestra, que la democracia capitalista ha servido como un mecanismo para legitimar el poder oligárquico económico, que además engendró al fascismo, una ideología autoritaria aún presente en la extrema derecha salvadoreña, que se expresa en la reorganización de la oligarquía para su lucha contra los cambios democráticos, la cual pretende hacernos retroceder al Estado de excepción, como resultado de su crisis orgánica. El fascismo, aparece entonces como una forma históricamente determinada, a partir de la cual, una oligarquía acorralada por sus contrarios, reorganiza su hegemonía sobre las demás clases de la sociedad e impone  nuevas condiciones de dominación (Gramsci: 1926).

A partir de los fundamentos teóricos, se argumenta que la democracia supone una idea del ser humano y de la construcción de ciudadanía; es una forma de organización del poder que implica la existencia y buen funcionamiento del Estado; implica una ciudadanía integral, esto es, el pleno reconocimiento de la ciudadanía política, la ciudadanía civil y la ciudadanía social. Es una experiencia histórica particular en la región (A.L.), que debe ser entendida y evaluada en su especificidad;tiene en el régimen electoral un elemento fundamental, pero no se reduce a las elecciones (PNUD: 2004).

Con Estados débiles y mínimos como el nuestro, sólo puede aspirarse a conservar democracias electorales. La democracia de  todos los ciudadanos, requiere de una estatalidad que asegure la universalidad de los derechos y el cumplimiento por igual de los deberes. Repensar el Estado en un contexto de desmontaje del neoliberalismo, es tener la visión de un cambio fundamental, que supere tanto la lógica neoliberal como la neo-institucional, en el sentido de que los problemas de nuestras sociedades, no son esencialmente orgánicos
o de la corrupción supuestamente consustancial al aparato público (se ha demostrado muchas  veces que hay aún más corrupción en las grandes empresas privadas)
El asunto del Estado en El Salvador, es promovido desde ésta visión reaccionaria por el discurso de la derecha recalcitrante, representada por ANEP y su partido ARENA, con el propósito de desacreditar a un gobierno que hoy no conducen, reduciendo el problema del Estado a una cuestión de instituciones y administración.

El verdadero problema es en realidad, cómo impulsar un nuevo sistema de desarrollo integral, que garantice permanencia en el tiempo, promueva la conciencia política y la participación de los ciudadanos y sea inclusivo, para lo cual se requiere re-conceptualizar y rediseñar el Estado, replantearnos la problemática del poder y radicalizar el proceso democrático hacia su máxima expresión, ya que ésta se construye y fortalece permanentemente, pues lo mejor para la democracia es más democracia.
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Principios políticos, dinero y vanidad

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Excelente artículo que retrata cómo personas que lograron que sus principios sobrevivieran balazos de plomo durante dictaduras militares, los hacen morir, se suicidan, con balazos de dinero y vanidad. CE.
 
Tomado de:
 
http://mujeresporlademocracia.blogspot.mx/2012/09/como-derechizar-un-izquierdista.html

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Las negrillas, sangrías, subrayados y separación de algunos párrafos se hacen pra efectos de estudio.

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Cómo derechizar a un izquierdista

insurgente.org

Ser de izquierda es, desde que esa clasificación surgió con la Revolución Francesa, optar por los pobres, indignarse ante la exclusión social,

inconformarse con toda forma de injusticia
o, como decía Bobbio, considerar una aberración la desigualdad social.

Ser de derechas es tolerar injusticias, considerar los imperativos del mercado por encima de los derechos humanos, encarar la pobreza como tacha incurable, creer que existen personas y pueblos intrínsecamente superiores a los demás.
 
Ser izquierdista -patología diagnosticada por Lenin como ‘enfermedad infantil del comunismo’- es quedar enfrentado al poder burgués hasta llegar a formar parte del mismo. El izquierdista es un fundamentalista en su propia causa. Encarna todos los esquemas religiosos propios de los fundamentalistas de la fe. Se llena la boca con dogmas y venera a un líder. Si el líder estornuda, él aplaude; si llora, él se entristece; si cambia de opinión, él rápidamente analiza la coyuntura para tratar de demostrar que en la actual correlación de fuerzas…
El izquierdista adora las categorías académicas de la izquierda, pero se iguala al general Figueiredo en un punto: no soporta el tufo del pueblo.


Para él, pueblo es ese sustantivo abstracto que sólo le parece concreto a la hora de acumular votos.
Entonces el izquierdista se acerca a los pobres,
no porque le preocupe su situación sino con el único propósito de acarrear votos para sí o/y para su camarilla.
Pasadas las elecciones, adiós que te vi y ¡hasta la contienda siguiente!

Como el izquierdista no tiene principios, sino intereses, nada hay más fácil que derechizarlo. Dele un buen empleo. Pero que no sea trabajo, eso que obliga al común de los mortales a ganar el pan con sangre, sudor y lágrimas. Tiene que ser uno de esos empleos donde pagan buen salario y otorgan más derechos que deberes exigen. Sobre todo si se trata del ámbito público. Aunque podría ser también en la iniciativa privada. Lo importante es que el izquierdista sienta que le corresponde un significativo aumento de su bolsa particular.

Así sucede cuando es elegido o nombrado para una función pública o asume un cargo de jefe en una empresa particular. De inmediato baja la guardia.
No hace autocrítica. Sencillamente el olor del dinero, combinado con la función del poder,
produce la irresistible alquimia capaz de hacer torcer el brazo al más retórico de los revolucionarios.

Buen salario, funciones de jefe, regalías, he ahí los ingredientes capaces de embriagar a un izquierdista en su itinerario rumbo a la derecha vergonzante, la que actúa como tal pero sin asumirla.
Después el izquierdista cambia de amistades y de caprichos.
Cambia el aguardiente por el vino importado, la cerveza por el güisqui escocés, el apartamento por el condominio cerrado, las rondas en el bar por las recepciones y las fiestas suntuosas.

Si lo busca un compañero de los viejos tiempos, despista, no atiende, delega el caso en la secretaria, y con disimulo se queja del ‘molestón’. Ahora todos sus pasos se mueven, con quirúrgica precisión, por la senda hacia el poder.
Le encanta alternar con gente importante: empresarios, riquillos, latifundistas.
Se hace querer con regalos y obsequios. Su mayor desgracia sería volver a lo que era, desprovisto de halagos y carantoñas, ciudadano común en lucha por la sobrevivencia.

¡Adiós ideales, utopías, sueños! Viva el pragmatismo, la política de resultados, la connivencia, las triquiñuelas realizadas con mano experta (aunque sobre la marcha sucedan percances. En este caso el izquierdista cuenta con la rápida ayuda de sus pares: el silencio obsequioso, el hacer como que no sucedió nada, hoy por ti, mañana por mí…).

Me acordé de esta caracterización porque, hace unos días, encontré en una reunión a un antiguo compañero de los movimientos populares, cómplice en la lucha contra la dictadura.
Me preguntó si yo todavía andaba con esa ‘gente de la periferia’.
Y pontificó: “Qué estupidez que te hayas salido del gobierno. Allí hubieras podido hacer más por ese pueblo”.
Me dieron ganas de reír delante de dicho compañero que, antes, hubiera hecho al Che Guevara sentirse un pequeño burgués, de tan grande como era su fervor revolucionario.

Me contuve para no ser indelicado con dicho ridículo personaje, de cabellos engominados, traje fino, zapatos como para calzar ángeles.
Sólo le respondí: “Me volví reaccionario, fiel a mis antiguos principios. Prefiero correr el riesgo de equivocarme con los pobres que tener la pretensión de acertar sin ellos”.

Fuente:
http://www.insurgente.org/index.php/articulos/item/1525-c%C3%B3mo-derechizar-a-un-izquierdista
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