Usualmente negrillas y subrayados son nuestros.

lunes, 15 de julio de 2013

Mercadeo Electoral

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LA POLÍTICA DIRIGIDA POR LA “MERCADOTECNIA”

Oscar A. Fernández O.

G. Sartori, relacionando los conceptos democracia y sociedad de la información, dice que ésta última nos inunda con información trivial e insuficiente lo que trae como consecuencia el desarrollo de “sub ciudadanos”, es decir, ciudadanos totalmente desinformados, no interesados e ignorantes. Lejos de informar a la ciudadanía sobre asuntos de interés público, los medios de comunicación masiva, como mediadores entre el sistema político y la sociedad civil, consideran información cualquier cosa que esté en la red, sub informando y desinformando es decir, entregando información insuficiente y distorsionada. (Sartori, 1999)

El comportamiento de los medios en el tratamiento informativo de la realidad crea un determinado tipo de clientes informativos los cuales lejos de mantener una relación crítica con la información se transforman en consumidores acríticos y funcionales al sistema neoliberal difundido y defendido, también a través de los medios de comunicación. El sistema de comunicación masiva tiene como uno de sus principales objetivos ayudar a la mantención del sistema y por tanto de las desigualdades sociales.

Para Fernando Mires los medios son indispensables en un proceso de manufactura del discurso, lo que prueba una vez más su doble carácter: por una parte son agentes que modelan e incluso manipulan la opinión pública, pero, por otra, la transcriben. “Los medios, independientemente de muchas de sus consecuencias negativas, documentan periódicamente el malestar frente a la política, a la economía y a la cultura.” “No hay crítica a lo político sin recurrencia medial” (Mires, 97: 136) 

Bourdieu señala que “los medios son, en su conjunto, un factor de despolitización que actúa, evidentemente, de manera prioritaria sobre las fracciones más despolitizadas del público, mas sobre mujeres que hombres, más sobre los menos instruidos que sobre los más instruidos, más sobre los pobres que sobre los ricos. La televisión, mucho más que la prensa, propone una visión cada vez más despolitizada, aséptica e incolora del mundo y arrastra cada vez más a la prensa hacia la demagogia y la sumisión a las presiones comerciales” (Bourdieu, 1999:112)

El capitalismo fabrica una similitud entre las actividades económicas y la política. José Nun, refiriéndose a la actividad política señala que “la similitud con el modo en que funciona una economía de mercado es ostensible: los partidos actúan como empresas que les ofrecen sus productos a ciudadanos que se comportan como si fueran consumidores que, en este caso, no disponen de dinero sino de votos.

Pareciera que la tendencia es que la política tiene cada vez menos importancia para los medios, como no sea la trivialización, la espectacularización de la misma. Lo anterior no invalida el importante papel que juegan los medios de comunicación en las distintas campañas políticas para proponer, más que propuestas programáticas, candidatos convertidos en productos mediáticos elaborados por profesionales del marketing comercial, expertos en imagen, publicistas, y, aún, militantes o dirigentes de los partidos en competencia.

De forma reiterada nos encontramos reflexionando sobre las dificultades de la izquierda para la comunicación política en nuestros días. Eso también tiene que ver carencias en torno a una acertada política de comunicación. Pero hay cuestiones más de fondo, las cuales tienen que ver con el terreno que hemos ido cediendo a la derecha en la medida en que nos hemos ido obsesionando con el llamado "marketing político".

La publicidad engañosa, la consigna vacía, las imágenes prefabricadas, el efecto multiplicador de los medios que venden sus espacios al mejor postor, buscan asignar a determinados personajes públicos cualidades que nunca tuvieron, ocultando sus errores con inusitados blindajes que se montan al máximo nivel local y mundial. La llave que tiene el marketing político para colocar un producto es el dinero. Una campaña para Presidente se estima que cuesta unos treinta millones de dólares. El gran riesgo de nuestra sociedad es el oscurantismo que rodea el financiamiento de las campañas políticas, donde nadie sabe el origen de las platas y ellas podrían fácilmente derivar de ilícitos, como sucede en muchos países capitalistas.

El método de la exigua reflexión y debate programáticas, aparte de ser rústicamente efectivo, es cómodo para ciudadanos con poco tiempo y totalmente privatizados. Los asesores comunicacionales lo saben y, por eso, aconsejan no llenar de palabras, apretados folletos que pocos leerán. Adiestrados en las indiferentes charcas de la mercadotecnia, afirman que si la demanda electoral es así, la oferta política debe ser igual. Y a veces sus aconsejados logran ganar las elecciones. Lo único malo de este razonamiento, propio de consumidores de barras de jabón y no de ciudadanos encargados de cuidar y mejorar la polis, es que lo empobrece todo; la primera, a la democracia, el gobierno del demos, del pueblo, de nosotros.

Los reformistas siempre han aceptado como “ecuánime” el sistema de “comunicación” burgués, y ésta ha sido una de las causas de su impotencia para mantener controladas las ansias de revanchismo y de imponer sus políticas conservadoras, de dureza y de mayor explotación social de esta clase. Las izquierdas tienen que desarrollar sus propios sistemas de concienciación revolucionaria y de comunicación crítica. No puede usar contra su enemigo de clase siempre y como único recurso, las mismas armas de que quien le oprime y domina. 

Hemos comenzado en América Latina a crear nuestros propios medios de concienciación revolucionaria que deben regirse de forma antagónica pero a una escala cualitativamente superior, diferente en todo, a la “media” del capitalismo. Y la pedagogía del ejemplo práctico, de la coherencia transparente, de la sinceridad crítica y constructiva, de la verdad y de la rectitud, ha de regirla de principio a fin, buscando la aglutinación e integración de sectores menos concienciados (Rebelión: 2010)

Las izquierdas, no deben reincidir en el error de creer que la “comunicación”, tal cual la define la burguesía, puede ser usada para concienciar políticamente a las clases explotadas. 

Visto desde otra perspectiva el dilema entre el mercado y el Estado (lo político) es auténtico (más allá de los jingles) en cuanto a las repercusiones que tiene en las condiciones de vida de las personas y en la redefinición constante de las pautas de la vida colectiva. Ese es punto decisivo de la política.
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domingo, 7 de julio de 2013

LA INSOLENCIA DE LOS PRAGMÁTICOS.

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CRITICA A LA INSOLENCIA DE LOS PRAGMÁTICOS.


"Si los malos supieran lo buen negocio que es ser bueno, serían buenos, aunque fuera por negocio." Facundo Cabral


Oscar A. Fernández O.

El capitalismo, tras la supuesta caída de algunos de los grandes metarrelatos emancipadores de la humanidad,(la historia analizada desde la ideología –como si la ciencia no se construye desde el subjetivismo-) concluye que las ideologías son construcciones artificiales, idealizadas y dogmáticas, cuyas propuestas no gozan de validez ni fiabilidad epistemológica, ni ofrecen ninguna garantía práctica. Curiosamente, el neoliberalismo, tras su proclamación de la muerte de las ideologías, se ofrece como la única alternativa viable capaz de solucionar las grandes desigualdades sociales que, paradójicamente, él mismo ha generado, bloqueando sistemáticamente cualquier atisbo de justicia social. Nada más alejado de la realidad y tan cercano a la ficción, si hablamos de metarrelatos, como los llama Lyotard.

En este estire y encoge de las ideologías, en dónde las izquierdas han sido más vulneradas, se destaca un movimiento filosófico, el pragmatismo, que acompaña al capitalismo moderno, desarrollado especialmente en Estados Unidos e Inglaterra, pero con repercusión y desarrollo parcial en otros países.

El pragmatismo consiste en reducir "lo verdadero a lo útil" negando el conocimiento teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquello que conduce al éxito individual, mientras que para otros, sólo es verdadero cuando se haya verificado con los hechos.

El intelecto es dado al hombre, no para investigar y conocer la verdad, sino para poder orientarse en la realidad. El conocimiento humano recibe su sentido y su valor de este su destino práctico. Su verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta práctica de éste. Como suele decirse en el lenguaje de los capitalistas, es útil lo que me proporciona ganancias, todo lo demás es desechable.

En general, para las diversas formas de pragmatismo, la verdad radica en la utilidad y en el éxito, por lo tanto, todo conocimiento es eficientesi sirve para algo, si es posible de realizar.

El pensamiento pragmático es el método de obtener resultados sin tener en cuenta los medios empleados. Por esto, no existe una medida objetiva de verdad, de manera que el único criterio es el “éxito”. Todo anda, sin ninguna barrera de contención, mientras esto funcione. La única cuestión importante es ¿Me da esto ventajas? Si esto es así se lo llama verdad y bien, si no es falso y malo.

El presidente Eisenhower acostumbraba a aplicar este principio pragmático para el empleo de las armas atómicas. Para mí el uso de la bomba atómica radica en la base siguiente. ¿Me da ventajas o no si la llevo a una guerra?... Si pensara que la ganancia está de mi lado, la usaría instantáneamente... Decide también Si entro en una guerra, sobre las mismas bases. La filosofía del pragmatismo no ofrece otra cosa.

El pragmatismo es una forma del idealismo filosófico. Más específicamente, es una forma de idealismo subjetivo que señala que sólo nuestra mente existe realmente, que el mundo natural y social existe sólo en nuestras sensaciones e ideas, deseos y emociones. Es una filosofía idealista subjetiva desarrollada dentro de las condiciones históricas concretas de los Estados Unidos.

La filosofía no es un fenómeno aislado, separado del resto de la vida. Es parte integral de la ideología, subyacente a ella como visión de la vida y el modo de pensar de una clase. En el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx habla de la formación de la ideología: Sobre las diversas formas de propiedad, sobre las condiciones sociales de existencia, se levanta toda una superestructura de sentimientos, ilusiones, modos de pensar y concepciones de vida diversos y plasmados de un modo peculiar. La clase entera lo crea y lo plasma, derivándolos de sus bases materiales y de las relaciones sociales correspondientes (Marx: 18 Brumario)

Pragmatismo es el nombre que ha venido a significar la visión particular de la vida y el modo de pensar creado por la clase capitalista en los Estados Unidos, que se ha extendido por todo el planeta capitalista, derivados de sus bases materiales y de las relaciones sociales correspondientes. Es también el nombre para la formulación académica de la cosmovisión hecha por los filósofos profesionales.

Lenin habló del desarrollo de los monopolios en el mundo capitalista como totalidad, pero los Estados Unidos no eran una excepción. El período entre 1860 y 1878, cuando se formuló el pragmatismo, se caracterizó por un rápido desarrollo económico y una aguda lucha política. El sustrato económico se caracterizaba, por un lado, por una pronunciada concentración de capital con el surgimiento de los monopolios, y por otro lado con un gran crecimiento numérico del proletariado. El reflejo político de los cambios en este periodo se caracterizó de un lado, por la extensión y la consolidación del poder estatal de parte de la clase capitalista y la despiadada utilización de esta fuerza organizada y la violencia para subyugar a los trabajadores, los campesinos y la población negra; por otro lado, por un aumento de la resistencia militante del pueblo a través de nuevas formas de lucha, incluyendo las uniones nacionales de trabajadores, las organizaciones campesinas nacionales y los partidos políticos independientes, de obreros y campesinos.

Los ideólogos burgueses incorporaron en este país, en los diferentes aspectos de la ideología, las nociones de conveniencia y utilidad como sustitutos de la ciencia y la verdad. La conveniencia y la utilidad fueron transformadas desde simples aforismos, en grandes principios filosóficos que, impregnaron toda la ideología. De esta manera la esencia de la apologética, que Marx caracterizara como beneficio o utilidad al capital, se convirtió por sí misma en la filosofía, expresamente formulada o no, de la clase capitalista en los Estados Unidos. Puede, verse, por lo tanto, que el pragmatismo, cuya teoría central es ‘existe lo que es útil’, constituye la apología decadente de la burguesía, en filosofía. En los hechos, el pragmatismo es la glorificación y la celebración de la apologética.

El pragmatismo es teleológico, pues fija un fin y actúa para realizarlo. Sin embargo, el margen de error de sus predicciones flota en el aire mucho más de lo que el pragmático desearía. Es razonable pensar que por mucha acumulación que haya de resultados positivos obtenidos de experiencias similares anteriores, no es posible prever con garantías el resultado de una nueva acción, pues siempre intervienen variables nuevas que hacen incierto el resultado. Por ello, aunque es necesario considerar exhaustivamente los posibles resultados de una acción política, no pueden despreciarse los principios ni los valores, pues son precisamente los que éticamente la legitiman. (Menéndez: 2013)

Hay que ser pragmático. Esta frase se repite hasta la saciedad. En cada reunión, foro o conferencia, se aduce al pragmatismo para acallar las voces disidentes. Su uso cotidiano anuncia un mundo menos conflictivo. Declararse pragmático, pasa a ser sinónimo de tener la cabeza sobre los pies y actuar “sensatamente”. Nada hay más gratificante. Es un salvoconducto que abre las puertas del poder. “Si además se quiere descalificar el uso crítico de la razón basta con llamar utópicos a sus defensores y uno mismo identificarse como pragmático: todo solucionado”. (Roitman: 2003)

Vivimos en una especie de hoyo negro, en que convive la maldad pura con las iniciativas humanitarias. Asistimos, según Lipovetsky, a una conmoción pragmática de la sociedad, a un vacío en el que ninguna ideología política es capaz de entusiasmar a las masas, ni ningún proyecto histórico es capaz de movilizarle más allá de la mera accidentalidad e inmediatez. En definitiva, el pragmatismo está produciendo una ética indolora, sin obligación y sin culpa, una moral instrumental que prima la utilidad sobre cualquier otra consideración, convirtiendo los valores en una función entretenida. Se podría pensar que la ética ha sido generada en la vida práctica como estrategia utilitarista de subsistencia, lo que no pasa de ser una moral simplemente reducida.
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