Usualmente negrillas y subrayados son nuestros.

lunes, 16 de junio de 2014

Enfrentar el crimen

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ROBUSTECER EL ESTADO Y ENFRENTAR AL CRIMEN
Oscar A. Fernández O.

"Este sistema americano, llámalo americanismo, llámalo capitalismo, llámalo como quieras, da a todos y a cada uno de nosotros una gran oportunidad; sólo apodérate de él con ambas manos y consigue lo mejor de él”. Al Capone.

La política criminal aconseja plenamente que el sujeto peligroso deba ponerse a resguardo en centros de reclusión especializados procurando la defensa social durante todo el tiempo en que mantenga su peligrosidad. En esta etapa el Estado entra en una zona muy delicada porque de su idoneidad y responsabilidad depende la buena armonía entre la autoridad y los derechos de las personas.

Lo que torna más difícil la tarea del Estado es cuando los organismos competentes fijan en las motivaciones exógenas, en los desajustes sociales, familiares etc., las causas de la conducta delictiva. Diagnosticada la delincuencia como fruto de una sociedad articulada con desigualdades e injusticias entonces el Estado debe encarar una revolución social que procure la justicia y una revolución penitenciaria que haga posible la resocialización de esta clase de delincuentes.

Se debe tener conciencia de la complejidad del problema que exige, por lo mismo, un tratamiento integral. El asunto de la mayor severidad de las sanciones es limitarse, apenas, a la punta del iceberg. El enfrentamiento al problema de la delincuencia y la violencia social, debe planificarse como Políticas de Estado, es decir integrales.

La principal tarea de nuestros Estados es repensar y fortalecer sus capacidades institucionales hacia un modelo de Estado social democrático participativo. Lo anterior significa establecer medidas de distinto orden que van desde un reenfoque del Estado de Derecho y el progreso de las leyes, hasta la conformación de redes de protección social en los sectores más vulnerables. Así también, la consolidación de la institucionalidad democrática implica desarrollar y mejorar los mecanismos de control interno de los órganos involucrados en el acometimiento de la delincuencia organizada, tanto nacional como internacional. De igual forma para hacer más eficaces estos mecanismos será necesario abrirlos a la participación y a las recomendaciones que provengan de la Sociedad Civil. 

La cooperación interinstitucional es determinante para el éxito. Sin un conocimiento y un reconocimiento del asunto como un problema compartido, sin la construcción de confianza, sin un compromiso de involucramiento para enfrentarlo, no habrá estrategias eficaces y lo que tendremos será una mayor frustración ante este difícil y complejo problema de hondas raíces históricas y estructurales.

El rol de la Asamblea Legislativa es fundamental. En la medida en que los legisladores sean capaces de establecer leyes adecuadas, contemporáneas, más comprensivas del problema estructural y menos afines al “libre mercado”, se tendrá un avance muy importante en la persecución del delito y el crimen organizado nacional y transnacional, a partir de la coordinación de figuras legales y políticas y el establecimiento de penas similares para los mismos delitos, que involucre el problema de la víctima, así como el de los derechos. Las Comisiones Parlamentarias encargadas del problema, deben ser escrutadores de dichas políticas y acciones encaminadas a lograr seguridad pública.

La oportuna ratificación de tratados internacionales y otros acuerdos interestatales permitirán una ofensiva transnacional de carácter legal, con la mayor legitimidad que pueda disponer los Estados nacionales en su conjunto versus el experimento de la globalización capitalista de desdibujar al Estado.

La mayor transparencia de los organismos encargados de reprimir la criminalidad organizada es una condición que permitirá una mayor participación de la sociedad y de la comunidad, la que afianzará la legitimidad del Estado, de las acciones para efectivizar el imperio de la justicia, conjuntamente con el desarrollo de mecanismos que aseguren la protección de los sectores más vulnerables y más en general de los derechos individuales y colectivos en la sociedad. El diseño de mecanismos de evaluación y seguimiento de las políticas permitirá una readecuación de estas para obtener mayor empuje y evitará la necesidad de realizar compromisos con los criminales, que terminarán evidenciando la debilidad del Estado y la fortaleza de los delincuentes. Es como dice el profesor Edgardo Buscaglia, La Pax mafiosa.

En este contexto, es fundamental no militarizar la respuesta a los problemas sociales. Como consecuencia del desarrollo e impacto del crimen organizado han surgido diseños de política que buscan reforzar las capacidades militares, generando una posible militarización de la respuesta. En la mayoría de los casos, estos nuevos fenómenos ilegales se asocian a problemas sociales o a la discapacidad Estatal para resolver demandas sociales, no se trata de invasores que vienen a ocupar nuestro país, ni son ejércitos convencionales como los que usualmente se enfrentan en las guerras. 

Una respuesta alternativa, obliga incuestionablemente a una intervención territorial de los servicios estatales, como primer eslabón de contención en lo que sucede a diario en las comunidades y barrios: pandillas que dominan las vecindades, el riesgo de violencia vecinal, abuso sexual, violencia intrafamiliar, venta de drogas y violencia del Estado, mediante el despliegue de una policía comunitaria, de prevención antes que punitiva, que junto a la comunidad discuta y enfrente los conflictos de forma alternativa y civilizada, sin descuidar el aspecto de persecución del delito.

Un enfoque integral del problema de la seguridad y la violencia, requiere que uno de sus ejes la Policía Nacional Civil, ascienda al más alto grado de profesionalización, entendiendo por ello: la formación inicial acorde a las exigencias de la realidad y sobre la base de estándares de procedimientos homologados; la capacitación permanente; la especialización y la cobertura de todos los eslabones de ascenso de la carrera profesional policial; salarios y prestaciones sociales; equipamiento y tecnología avanzada; la transparencia y el vínculo con la comunidad, como eje de la conducta de servicio.

Para todo ello se requiere formular un plan y una hoja de ruta de implementación conjunta con las instituciones de la seguridad pública así como con el resto de organismos del Estado que deban participar en la solución estructural del problema. Esto con la finalidad de localizar y optimizar las acciones, evitando el despilfarro de los recursos y excesos en la inversión económica, y soslayar la duplicidad de esfuerzos no coordinados.
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miércoles, 4 de junio de 2014

Democracia Popular

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DEL ESTADO CAPITALISTA A LA DEMOCRACIA POPULAR.
Oscar A. Fernández O.

"La democracia ha surgido de la idea de que sí los hombres son iguales en cualquier respecto, lo son en todos." Aristóteles.

La lucha por la democracia en América Latina o la conquista de la igualdad, la libertad y la participación ciudadana, es insostenible al margen de una lucha contra el despotismo del capital. Más democracia involucra, necesariamente, menos capitalismo (Borón: 2004) El neoliberalismo remata en una concepción y una práctica profundamente autoritaria en la gestión de la cosa pública. Por eso la disyuntiva neoliberal no es entre estado y mercado, sino entre democracia y mercado. Sus representantes no vacilan en sacrificar la primera en aras del segundo. El predominio de facto de los intereses de las clases dominantes, derrotadas en la arena electoral pero activas en la conspiración para recobrar el aparato estatal, en el cual han perdido mucho terreno aquí en El Salvador y otros países de Latinoamérica, intenta quebrar las expectativas de justicia que grandes sectores sociales han depositado en el naciente proceso de cambios para radicalizar la democracia y desmontar el modelo de dominación tradicional. Las ominosas secuelas de esto aún se sienten en carne abierta; en el peor de los “pecados mortales”: la desigualdad brutal que aún nos aflige y provoca la mayoría de conflictos sociales hoy desbordados.

Dentro de la era de la globalización capitalista, la interdependencia económica, la ampliación del “libre mercado” y los nuevos valores y patrones del “orden” mundial, parece normal concebir al Estado y al gobierno sin ningún peso frente a la acción de los poderosos actores privados, los cuales han adquirido de manera exponencial, un peso desproporcionado en los últimos diez años. Aquél ser humano que se definiera como el “animal político” es hoy el “animal económico”, al mismo tiempo que toda cuestión política es vista como técnica. El aplastante peso del mercado global aparentemente marca el fin de las ideologías, donde un liberalismo “remozado” y su concepto de sociedad civil, trajeron el “fin de la historia” o como dicen algunos teóricos y políticos indefinibles: el más allá de izquierdas y derechas. Todo un sonsonete en la política actual.

Muchos países se autodenominan democráticos. Es común que las personas entiendan la democracia desde una perspectiva ficticia, no real. Esto es generalmente así, por que los poderes de facto y sus gigantescas maquinarias de propaganda se encargan de martillar sobre nuestras cabezas, todos los días, que democracia es lo que ellos dicen que es. Por lo tanto, los pueblos viven aferrados a mitos, creyendo en situaciones que no son realidad.

La mayoría de las sociedades contemporáneas hacen gala de gobernarse por los ideales y principios de la democracia. Pero muy distinta es la realidad, pues no es fácil comprender esta forma de vida social y mucho menos practicarla.

Algunos pensadores caracterizaron al mundo occidental moderno de manera mistificadora como el reino de la libertad y la democracia. Incluso llegaron a afirmar que en eso se distinguía la época moderna del antiguo régimen. Políticos que gobiernan las más importantes sociedades occidentales en el presente siglo, todavía promueven opresiones, tiranías y guerras en nombre de tales valores. Sus propagandistas afirman que en estas últimas décadas se asiste al triunfo definitivo de la Democracia y del libre mercado que la sustenta, llegando así, al “Fin de la Historia, de la Ideologías y de las Utopías”

El enfoque materialista histórico, marxista, a diferencia de los enfoques liberales (el subjetivista y el economicista) es profundamente distinto. A diferencia de los otros dos, su punto de partida no es “el punto de vista del actor”, sino de los procesos sociales de reproducción y transformación. Lo cierto es que el mundo occidentalizado tiene la peculiaridad de ser atravesado por dos tendencias opuestas, que se combaten: la del capitalismo y la de la democracia participativa. De la lógica de la oligarquía capitalista viene la racionalidad dominadora (de lo económico enajenado), la explotación (del hombre y de la naturaleza) así como la re-funcionalización de viejas opresiones, con su secuela de desigualdades e injusticias; como es su tendencia a la sociedad de desiguales.

De la tendencia de la democracia participativa y autonómica, emancipadora y libertaria, viene el pensamiento crítico ilustrado y los diversos movimientos populares que han derribado monarquías y oligarquías, independizado países, conquistado derechos y libertades individuales y colectivas, sociales y políticas; esa es su lógica civilizadora. (Lund: 2008)

La materialización cabal de la democracia participativa es el proceso de consolidar todo el poder para el pueblo. La forja del poder popular ha venido ocurriendo de arriba hacia abajo, por la acción revolucionaria de una lucha que cuenta con miles de los mejores hijos e hijas de la patria que dieron su vida por ella, pero esto no ha sido suficiente hasta hoy, no obstante haber construido un gobierno progresista que por primera vez ha arrancado parte del poder a la oligarquía, en la historia de esta pequeña nación centroamericana. Sin embargo, en el sistema políticoactual, aún existen trabas y usurpaciones de los poderes tradicionales que a sangre y fuego han impedido la concreción de una sociedad equitativa, independiente y soberana. Por ello, para el logro de un El Salvador, justo, humano y civilizado debemos destruir los poderes fácticos y construir el poder popular.
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martes, 3 de junio de 2014

Para definir Sociología Política

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Notas
Para definir Sociología Política

La Sociología Política es una disciplina científica de la Sociología. Una aplicación de la Sociología al estudio de los fenómenos políticos. La Sociología Política examina la raíz social de los procesos políticos y la interrelación de los problemas del poder del Estado, con la Sociedad. Son dimensiones sujetas al análisis de la Sociología Política:
  1. La condiciones tecnológicas en que se encuentra una sociedad, cómo la tecnología es usada para la conquista y el mantenimiento del poder del Estado y como ello repercute en el predominio de un sector social sobre otro: clase, capa, estamento y/casta social sobre otro u otros.
  2. Los intereses materiales, especialmente los económicos de los sectores sociales son en esencia de acciones y reacciones políticas y al final reflejan disputas por el dominio de la riqueza concebida en términos económicos. 
  3. Los intereses económicos establecen prioridades y formas voluntarias o involuntarias de construcción de la correlación social de fuerzas para la consecución, mantenimiento, modificación y/o supresión del poder político.
  4. Los procesos de socialización de las fuerzas políticas colectivas o personales. Extracción social y familiar, conciencia, adscripción partidaria, ideología, costumbres, cultura, valores, métodos y procedimientos para el ejercicio de la lucha por el poder.
  5. Partidos Políticos, su composición social, ideario, movilidad social política, grupos de control y de presión social, ideología y su raíz por la extracción social familiar y laboral o grupos sociales de pertenencia y adscripción política. 
  6. Status, rol, papel o función del político y los Partidos Políticos.
Mientras más avanzada es una sociedad, la política como actividad humana se encuentra cada vez más diferenciada y dignificada. La Política es la ocupación humana por el bienestar colectivo  Y en ella existe división del trabajo: científicos políticos, funcionarios políticos, activistas políticos, dirigentes políticos.

La Sociología Política es una disciplina de la Sociología relacionada principalmente con la política como ciencia.

Evaristo Hernández
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