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El indiferentismo político
Joaquín Hernández Callejas
El indiferentismo político
Joaquín Hernández Callejas
El indiferentismo político ha sido siempre nocivo para los pueblos. En esa indiferencia, en ese desgano, en ese desprecio absoluto a no contaminarse con las "suciedades" de la política, en esa actitud negativa de "mirar hacer" y de "dejar pasar", en esa posición pasiva y derrotista de no meterse en cosas que no se entienden, allí ni más ni menos se apoyan las dictaduras, se sostienen los caudillos, se sustentan las camarillas y las castas y se coloca el más decisivo y poderoso obstáculo para el progreso mismo, ya que no hay más cruel impedimento que aquel que forjamos nosotros mismos al no querer penetrar en la explicación de la situación en que vivimos. Pero ese indiferentismo se explica en nuestro medio, por la falta de conocimientos del grueso de la población, constituida por la clase trabajadora (obreros, campesinos y artesanos) tradicionalmente sometidos al engaño, a la traición y al despotismo de las clases dirigentes, que con una estudiada política de negaciones y de subestimación de ese sector mayoritario del pueblo, han hecho del gobierno, no un organismo mediatorio y conciliatorio entre las clases sociales, sino un instrumento de opresión, minoritario fantástico que protege a los unos aunque sean injustos y que tortura a los otros aunque sean productores del mejor bien social.
El pueblo, por esta circunstancia, ha permanecido al margen de la política y de todas las formas superiores de la cultura, accesibles para una minoría que no querido jamás comprender el derecho de gentes, el derecho de todo ser humano a realizar su destino de mayor dignidad y de mejor expresión en la vida. Pero una sana ideología aconseja y demuestra que el gobierno no está constituido por el grupo minoritario que gobierna, que la opinión pública no es sólo el sector que más grita y que las conquistas realizadas no son producto espontáneo de una casta, sino que es fruto elaborado por un largo devenir histórico de la sociedad entera, constituida por los elementos que componen las clases laborales y las clases dirigentes.
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