*
Las negrillas, sangrías, separación de algunos párrafos y publicación por partes se realiza para efectos de estudio.
*
CRÍTICA AL IDEAL CAPITALISTA DE GOBERNABILIDAD.
Oscar A. Fernández O.
Columnista de Contrapunto
"El hambre, inseparable compañera de los pobres, es hija de la desigual distribución de las riquezas y de las injusticias de este mundo. Los ricos no conocen el hambre”. Fidel Castro, Cumbre de la FAO, Roma, 2006.
El concepto de gobernabilidad
El concepto de gobernabilidad, con una historia reciente en el escenario de las Ciencias Sociales, ha estado signado desde sus inicios, por una indeleble impronta conservadora, que se consigna en la actualidad política y en el discurso público.
La gobernabilidad o gobernanza (de la acepción inglesa governance), entendida como visión de política estable, trasladada totalmente al crecimiento económico, nos alerta acerca de los planteamientos conservadores e institucionalistas, que predominan en los enfoques politológicos del siglo XXI. No obstante, intentaremos replantear este concepto a la luz de una visión más crítica.
En la encrucijada del cambio global, los Estados del siglo XXI, se encuentran frente a las exigencias de la economía internacional y las demandas del capital en constante movimiento por los mercados, que requieren de un apropiado diseño institucional en cada país, lo que ha determinado un concepto institucional de gobernabilidad, matizado por la interacción entre gobernantes y gobernados, entre capacidades de gobierno y demandas políticas, incluyéndose necesariamente la adjetivización del “Buen Gobierno” (Nohlen, D.)
En estos tiempos de democracia capitalista y derechas en el poder, se pone el acento en lo democrático de los gobiernos, pero rara vez nos detenemos en el análisis de la cuantía de la democracia que se instala, y menos en la gobernabilidad, que desde hace un par de décadas se establece como la única dentro de la región. Hoy pretendemos presentar una mirada crítica de la hegemónica condición democrática que se desenvuelve, protegida y amparada por las fuerzas de la globalización capitalista y los organismos financieros internacionales. Debemos generar una apertura, examen y problematización acerca de la democracia en el siglo XXI, y los nuevos modelos contra-hegemónicos de gobernabilidad, que van dibujándose en la arquitectura regional latinoamericana. (Barberán:2011).
La gobernabilidad es la utopía capitalista de la democracia en América Latina. Se sostiene en la limitada idea de una democracia representativa, con base en un sistema de partidos políticos que gestiona el poder de un Estado formalmente constitucionalista burgués. La imagen de un achicamiento de funciones del Estado sirvió para minimizar la efectiva concentración elitista en decisiones políticas y así sustituir la democracia conquistada por las luchas populares a las dictaduras terroristas militares, por asesoramiento de profesionales,vendedores del modelo “democrático” diseñado en Washington por los organismos financieros y políticos de la globalización económica capitalista, las burguesías nacionales y la llamada clase política (sic!), concepto explícitamente subordinado de la teoría política de las élites (Boaventura Santos: 2004).
Desde el pensamiento liberal y neoconservador, la gobernabilidad estaría asegurada en tanto los gobiernos puedan mantener la legitimidad, la eficiencia de su gestión y promover el crecimiento económico, logrando con ello la estabilidad de la política, la economía y el orden social impuesto por el Estado y los poderes facticos económicos que lo sostienen.
*
Oscar A. Fernández O.
Columnista de Contrapunto
"El hambre, inseparable compañera de los pobres, es hija de la desigual distribución de las riquezas y de las injusticias de este mundo. Los ricos no conocen el hambre”. Fidel Castro, Cumbre de la FAO, Roma, 2006.
El concepto de gobernabilidad
El concepto de gobernabilidad, con una historia reciente en el escenario de las Ciencias Sociales, ha estado signado desde sus inicios, por una indeleble impronta conservadora, que se consigna en la actualidad política y en el discurso público.
La gobernabilidad o gobernanza (de la acepción inglesa governance), entendida como visión de política estable, trasladada totalmente al crecimiento económico, nos alerta acerca de los planteamientos conservadores e institucionalistas, que predominan en los enfoques politológicos del siglo XXI. No obstante, intentaremos replantear este concepto a la luz de una visión más crítica.
En la encrucijada del cambio global, los Estados del siglo XXI, se encuentran frente a las exigencias de la economía internacional y las demandas del capital en constante movimiento por los mercados, que requieren de un apropiado diseño institucional en cada país, lo que ha determinado un concepto institucional de gobernabilidad, matizado por la interacción entre gobernantes y gobernados, entre capacidades de gobierno y demandas políticas, incluyéndose necesariamente la adjetivización del “Buen Gobierno” (Nohlen, D.)
En estos tiempos de democracia capitalista y derechas en el poder, se pone el acento en lo democrático de los gobiernos, pero rara vez nos detenemos en el análisis de la cuantía de la democracia que se instala, y menos en la gobernabilidad, que desde hace un par de décadas se establece como la única dentro de la región. Hoy pretendemos presentar una mirada crítica de la hegemónica condición democrática que se desenvuelve, protegida y amparada por las fuerzas de la globalización capitalista y los organismos financieros internacionales. Debemos generar una apertura, examen y problematización acerca de la democracia en el siglo XXI, y los nuevos modelos contra-hegemónicos de gobernabilidad, que van dibujándose en la arquitectura regional latinoamericana. (Barberán:2011).
La gobernabilidad es la utopía capitalista de la democracia en América Latina. Se sostiene en la limitada idea de una democracia representativa, con base en un sistema de partidos políticos que gestiona el poder de un Estado formalmente constitucionalista burgués. La imagen de un achicamiento de funciones del Estado sirvió para minimizar la efectiva concentración elitista en decisiones políticas y así sustituir la democracia conquistada por las luchas populares a las dictaduras terroristas militares, por asesoramiento de profesionales,vendedores del modelo “democrático” diseñado en Washington por los organismos financieros y políticos de la globalización económica capitalista, las burguesías nacionales y la llamada clase política (sic!), concepto explícitamente subordinado de la teoría política de las élites (Boaventura Santos: 2004).
Desde el pensamiento liberal y neoconservador, la gobernabilidad estaría asegurada en tanto los gobiernos puedan mantener la legitimidad, la eficiencia de su gestión y promover el crecimiento económico, logrando con ello la estabilidad de la política, la economía y el orden social impuesto por el Estado y los poderes facticos económicos que lo sostienen.
*
No hay comentarios:
Publicar un comentario