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SIRIA: LA CONSPIRACIÓN DEVELADA
“Una mentira repetida mil veces termina por convertirse en verdad”.
Joseph Göebbels
Ministro Nazi de Propaganda
Hace solo dos años, los sirios vivían en paz. Ignoraban todo sobre el armamento que descubría el ejército en los escondrijos de las milicias o cuando entraba desde Turquía o el Líbano. Nunca habían visto los obuses, los fusiles y metralletas de todas las clases, las bombas ensordecedoras, los obuses antitanque, los revólveres, los aparatos de espionaje, los catalejos de visión nocturna, las cargas explosivas, los chalecos antibalas, para ser usados contra el pueblo sirio.
El informe de la Comisión de los observadores árabes - que visitaron los lugares donde se produjeron estos eventos criminales y encontraron a las víctimas - informó que el mandato de la Liga Árabe enviado a Siria no mencionaba las bandas armadas. Y que estas bandas atacaban a los civiles y las instituciones públicas y privadas, obligando el ejército regular a replicar. La Liga Árabe, dirigida hoy por Qatar y Arabia Saudí, creyó que el informe redactado por los observadores iría en el sentido de legalizar una intervención militar. Pero la atrocidad de los crímenes, el ardor de las víctimas que expresan su dolor, y la conciencia política de los sirios, permitió a las personas honradas de la Comisión transmitiesen la verdad.
La Liga Árabe no es una organización pan-árabe que representa democráticamente a los 22 países árabes que la forman. Es en realidad controlada por el Consejo de Cooperación del Golfo, las seis petro-monarquías del área y se funda como contención contrarrevolucionaria y contra la soberanía del petróleo. En el pasado año, durante el cual el CCG ha expulsado (ilegalmente según sus propios estatutos) a dos países Libia y Siria, se pudo comprobar que quien toma las decisiones es en realidad la tiranía de los Saudi que tiene el poder real. La actual Arabia Saudí se fundó como país prácticamente por un acuerdo entre una familia y los colonialistas occidentales. La monarquía de Arabia Saudí sigue siendo la Casa de los Saudí, fiel aliada a Estados Unidos y primera socia petrolera.
¿Por qué entonces los dirigentes occidentales y las instituciones internacionales no aprobaron ese informe redactado por especialistas en seguridad y militares que documentaban los acontecimientos tales como ocurrían en el mismo lugar? Prefirieron adoptar lo que elabora minuciosamente la "Organización siria de los derechos humanos", con sede en Londres; una organización fantasma ligada a los servicios secretos israelíes-norteamericanos, británicos, franceses y a los despóticos jeques del petróleo, que inventa las "informaciones" difundidas sobre pedido.
Por su parte, la implicación de Israel, hoy aliado de los Saudi en el conflicto sirio, no es nueva y el último bombardeo no hace más que confirmar lo que se sabía desde hace tiempo. Un canal de televisión no gubernamental, transmitió hace solo unas semanas imágenes de un alijo de armas aprehendido a los rebeldes por el ejército sirio, en cuyas cajas de madera se veían los nombres, con letras de imprenta, de conocidas empresas de armas israelíes. Cabe preguntarse si entre el armamento que Israel ha enviado a los rebeldes también hay gas sarín. Israel tiene un interés especial en romper el nexo que une Teherán con Beirut a través de Damasco. (www.publico.es)
La coyuntura de la región ha puesto del mismo lado a Israel y a numerosos países árabes que por unos motivos similares y otros distintos se han tornado en compañeros de viaje del estado sionista. A la cabeza de todos ellos están Arabia Saudi y Qatar, dos estados que apoyan a los supuestos “rebeldes”.
En el sangriento conflicto que se inició en marzo de 2011, han muerto más de 70.000 sirios, creando una infinidad de exiliados y desplazados, pero esto no parece importar mucho a nadie cuando se ponen delante las ganancias geo estratégicas que se pueden obtener a cambio de tantas desgracias. Arabia Saudí trata de aprovechar sus bazas para ganar en tres frentes, el sirio, el iraní y el libanés, que casualmente son los mismos frentes que tiene Israel. En otras palabras, el "eje del mal chií" es el enemigo que hay que aislar y destruir y los países sunníes y el estado judío lo ven de la misma manera.
Nuevas evidencias constataron el vínculo de gobiernos como el de Arabia Saudita en el envío de mercenarios a Siria, con el objetivo de derrocar al gobierno del presidente Bashar Al Asad. La revelación de un documento oficial saudí demuestra cómo el gobierno de ese país ordenó la excarcelación de centenares de los criminales más peligrosos para que se unieran a grupos extremistas que operan en territorio sirio (Radio Habana, Cuba) El cinco de febrero de este año, un funcionario del gobierno saudí en Jordania, en declaraciones al periódico panárabe Al-Hayat, afirmó que desde que comenzó el conflicto con Siria, han entrado a este país unos dos mil quinientos saudíes y varios se encuentran encarcelados.
El problema no reside solamente en que las potencias occidentales que sostienen la guerra contra Siria, no quieran reconocer que son los verdaderos autores de los crímenes y violaciones de los derechos humanos. ¿Es posible cambiar la estrategia para evitar la conflagración? Los tiempos cambian; dice Fidel Castro, “son totalmente nuevos”. Para invadir Iraq hacía falta mentir -las armas de destrucción masiva- y frente a las mentiras de EEUU y la UE, los anti-imperialistas nos defendíamos diciendo la verdad, con lo que los medios capitalistas se debilitaron y se robustecieron los nuestros. El problema es que para intervenir en Siria -si finalmente ocurre- habrá que degradar la verdad: que allí hay una dictadura feroz y que una parte del pueblo se ha levantado contra ella. Si ya se condenó al Estado Sirio, ¿quién pagará en Occidente los asesinatos de lesa humanidad cometidos otra vez en defensa de los derechos humanos?
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