Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa-Embajador de El Salvador en Chile
El Salvador tiene poco territorio y mucha gente. El desafío para proveer desarrollo económico con equidad social es inmenso. Para poner en práctica acciones de gobierno eficaces los recursos, incluidos los financieros y humanos calificados, siempre escasean.
Algo que los salvadoreños con frecuencia olvidan, para construir un futuro promisorio, es que en el mar tenemos cinco veces más territorio que en tierra firme. Nuestra corta costa, de no más de 300 kilómetros, puede expandir su alcance territorial muchos kilómetros hacia el mar, con todo lo que eso significa.
Hay dos aspectos que, por fortuna, han comenzado a cobrar forma. El gobierno de El Salvador está interesado en contar con una “política de mar u oceánica”. Además, la Universidad de El Salvador trabaja para fortalecer sus programas académicos dedicados al mar como fuente de recursos y desarrollo. Esas son muy buenas noticias.
Sería un gran paso adelante que El Salvador contara con una política nacional oceánica, pues en términos sencillos, el desarrollo nacional puede basarse en las inagotables posibilidades que nos da el mar.
Entre el 17 y el 25 de enero del año en curso, una misión de académicos de la Universidad de El Salvador visitó Chile, con el auspicio de la Agencia Chilena de Cooperación para el Desarrollo, para tener un intercambio con universidades chilenas y conocer experiencias en disciplinas académicas sobre el mar, tanto desde la perspectiva de las ciencias naturales como de las ciencias sociales.
El hecho de que se haya organizado la misión ya es algo promisorio. Afortunadamente la Universidad de El Salvador cuenta con el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, fundado en 1995, y en la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales ya se aborda, aunque de manera incipiente, el Derecho Marítimo y sus implicaciones internacionales. No se parte de cero, pues sobre estas experiencias institucionales se puede forjar una instancia académica sólida que aborde integral y trans-disciplinariamente el estudio del mar y sus aplicaciones múltiples para el desarrollo nacional.
Esto permitiría que una futura política oceánica nacional tenga un respaldo científico y técnico a partir del conocimiento de la realidad del mar, las costas y las complejidades del llamado mar territorial. Qué bueno que la universidad estatal –La Universidad de El Salvador- sea el instrumento idóneo para respaldar continuamente una política de Estado.
Chile tiene condiciones para acompañar a El Salvador en un eventual desarrollo de estos asuntos. Se define a sí mismo como país oceánico por antonomasia, cuenta con 6.500 kilómetros de costa continua al océano Pacífico, que es el de El Salvador. En agosto de 2016 inauguró el Consejo de Ministros para el Desarrollo de la Política Oceánica Nacional confirmado por los ministerios de Relaciones Exteriores, Medio Ambiente, Economía y Defensa.
El Salvador está comprometido con trabajar por los objetivos para el desarrollo sostenible, tal como los ha planteado la Organización de las Naciones Unidas y el objetivo 14 es: “Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”.
Para El Salvador es de gran importancia estratégica vincular sus posibilidades de desarrollo con el mar cuyas facetas son múltiples: pesca, seguridad alimentaria, gestión de las costas, conservación de la biodiversidad marítima, fuente de energía, turismo, transporte marítimo y comercio. Esas realidades deben ser estudiadas científicamente y generar disciplinas académicas y núcleos de profesionales que ejerzan docencia en estas disciplinas derivadas.
Podría decirse, parafraseando la conocida frase latina, que para el mar nada natural, social y humano le es ajeno. Ya hay disciplinas que permiten actuar sobre el mar: la geología, la biología marina, la economía, el derecho, la oceanografía y la acuicultura, para mencionar algunas.
Los académicos salvadoreños en Chile que tuvieron la fortuna de ser recibidos solidariamente y con alta calidad universitaria, seguramente darán impulso a estas ideas. Excelente actuación tuvieron los académicos de la Universidad de El Salvador Francisco Chicas, Alberto González y Johanna Segovia, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, y Hugo Pineda Argueta, Edgar Huezo Orellana y Nelson Vaquerano, de la Facultad de Jurisprudencia y Ciencias Sociales.
La Cancillería de Chile, por medio de su Agencia de Cooperación Internacional y de la Dirección de Medio Ambiente y Asuntos Marítimos, y las universidades Pontificia Católica de Chile, Pontificia Católica de Valparaíso, Católica del Norte dedicaron tiempo y esfuerzos para atender a la misión de la Universidad de El Salvador.
Es largo el camino que se debe recorrer; pero si se actúa sin pausa y de manera sostenida, si las voluntades se aúnan y se tiene claridad estratégica en cuanto al papel del océano en el desarrollo de El Salvador, se llegará a concretar un sueño: una Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de El Salvador.
Con el apoyo del Gobierno de la República la Universidad de El Salvador puede establecer esta Facultad, a la orilla del mar, para reunir un grupo de científicos y académicos que organicen programas, atraigan estudiantes e identifiquen fuentes laborales para graduados y entidades que acojan proyectos de investigaciones aplicadas. Así, se le daría vida a la creencia de que la educación superior es la inversión más productiva de un país y se haría de esa Facultad el centro de un polo de desarrollo.
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Puede verse en:
http://www.diariocolatino.com/mar-futuro-estrategico-salvador/
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Las negrillas para efectos de estudio, son mías, EH.
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