LEYES SOCIOLÓGICAS DE MAURICE DUVERGERI. Mayoría y proporcionalidad y sus efectos sobre los partidos según Duverger Los métodos electorales tratan de expresar la complejidad de una voluntad masiva, en forma reducida en representantes. Antes de realizarse elecciones la idea de unanimidad o “consosatio”, en términos de Althusius fue la orientación dominante hasta que en el siglo XIX se pasa a defender la idea de representación con más fuerza. Mill, siguiendo a Tocqueville, sostuvo que el Parlamento debería representar a toda minoría importante, y Dinamarca impuso desde 1856 el principio de representación proporcional como forma de “espejar” la composición del cuerpo electoral, indicando una de las definiciones de representación que ha estudiado Pitkin.
Se impusieron dos métodos básicos de representación. Uno por mayoría, siguiendo el británico, y el otro por representación proporcional.
En 1951 Maurice Duverger formuló una serie de hipótesis acerca del funcionamiento de los sistemas electorales y su influencia sobre los sistemas de partidos políticos que tuvieron una notoria difusión debido a la simplicidad de su exposición. Fueron expuestas en forma más desarrollada nuevamente en 1959. Si bien previamente, en 1945, Duverger creía que podían calificarse como leyes, como enunciados que podían cumplirse siempre sin excepciones (y así volvió a llamarlas en una obra de 1955), en 1951 las calificó de fórmulas. La redacción contenía dos proposiciones:
1. El sistema de mayoría simple tiende a afirmar un sistema partidario dual.
2. El sistema proporcional o el de mayoría obtenida tras una segunda vuelta electoral lleva al multipartidismo.La versión de 1959 es la siguiente:
1. La representación proporcional conduce a un sistema pluripartidario con partidos estables, rígidos, independientes entre sí, con pocas facilidades para conformar coaliciones.
2. Un sistema que incluya una elección a dos vueltas tiende al pluripartidismo, con partidos que si bien pueden ser relativamente estables, tienen que asumir mayor flexibilidad y dependencia entre ellos a los efectos de conformar coaliciones. [En versiones más recientes la fórmula indica que un sistema de mayoría con base en dos turnos electorales produce un multipartidismo atemperado por la formación de alianzas].
3. Un sistema donde la mayoría es relativa, simple, conduce a un sistema bipartidario, que suelen alternarse en el ejercicio del gobierno.Esta formulación acerca de los efectos que tiene la “ingeniería electoral”, las fórmulas de asignación de asientos parlamentarios, divididas básicamente en proporcionales y mayoritarias, sobre la “arquitectura política”, sobre el sistema de partidos políticos y más generalmente sobre el sistema político, publicada en un libro sobre los partidos políticos, tuvo un impacto fuerte entre los académicos, primero en Europa y luego en el mundo anglosajón.
En América Latina su impacto fue casi inmediato en los medios académicos, visto el prestigio de la cultura francesa en la región en los años cincuenta. En momentos en que se estaba procesando el fin de la segunda ola de democratización a la que refirió Huntington, la aseveración de Duverger tuvo cierta influencia en el diseño institucional de varios de los nuevos países independientes del tercer mundo. Sin embargo, en la tercera ola, iniciada por los años ochenta en América Latina y acelerada por la caída del imperio interior y exterior soviético, las consideraciones de Duverger quedaron en un segundo plano. La promoción de formas de democracia “iliberal”, como sostiene Zakarías, si bien se centró mucho en los mecanismos electorales, se hizo sustancialmente con base en el transplante de fórmulas, sin atender a las especificidades de cada país. Asimismo la relevancia de los mecanismos electorales en los regímenes autoritarios, que realizan ritualmente elecciones, es baja.
II. Antecedentes a la formulación de DuvergerHabía antecedentes importantes de estas hipótesis formuladas por Duverger como “leyes”. Henry Droop sostuvo en 1869 que los grandes partidos de Gran Bretaña y los EEUU se habían formado y mantenido debido al sistema de voto mayoritario. En 1901 T.R. y H.PC. Ashworth señalaron que el método de elección por mayoría relativa afirmaba el sistema bipartidario británico y, en cambio, consideraban destructivo para el partido de gobierno aceptar el sistema proporcional.
Ramsay MacDonald, quien fuera luego primer ministro de Gran Bretaña, sostenía en 1909 que la existencia de la regla de la mayoría era necesaria para poder imponer un programa de gobierno laborista, mientras que la representación proporcional conducía a la necesidad de negociaciones, de forjar alianzas que impedían llevar adelante el programa de un partido. Holcombe en 1910 sostuvo que “la tendencia al establecimiento de un sistema de partidos bajo el sistema de mayoría simple es …casi irresistible”. Finer, Hermens y Mellen argumentaron contra la representación proporcional, los dos últimos visto el proceso político en Alemania y en Italia, consideraban que la misma condujo a la inestabilidad de la República de Weimar y al reino italiano, y facilitaron, como reacción, el ascenso del fascismo y el nazismo.
III. Elaboraciones y críticas de las “leyes” de DuvergerDuverger consideró que la formulación de la tesis del sistema partidario impulsado por el voto mayoritario se apoyaba en:
• Un “efecto mecánico” que hace que los partidos perdedores estén subrepresentados y
• Un “efecto psicológico” actuante sobre los votantes y los dirigentes políticos que no desean desperdiciar sus votos al hacerlo por quienes perciben como perdedores o sin oportunidades de ganar, fragmentando los partidos.En los hechos Duverger se adelantaba a las formulaciones teóricas que luego se conocieron con el nombre de la “elección racional”. Downs en 1957 sostenía que “un votante racional decide primero cuál partido cree que lo beneficiará más; luego tratará de estimar si ese partido tiene algún chance de ganar. Hace esto porque es parte de un proceso de selección, no de una expresión de preferencia. Por ello, aún si prefiere al partido A, él estará “desperdiciando” su voto si A tiene pocas posibilidades de triunfar, dado que percibe que la masa de los votantes deciden entre los partidos B y C. La elección relevante es entre B y C, por lo cual un voto a A no es “útil”. En ese proceso racional elegir A es irracional”.
Rikker en 1986 sostuvo que este tipo de voto debe considerarse sofisticado y que deben tenerse en cuenta otros elementos. Tomando como base empírica la experiencia de los EEUU indicó que el o los partido/s débil/es, como consecuencia de este sistema electoral, dependerá/n, también del “elemento configurador”, de la fuerza que tenga cada partido en cada circunscripción electoral determinada. En una elección local un partido débil nacionalmente, pero fuerte en lo local tendrá relevancia. Este efecto es citado para justificar la existencia de terceros partidos, especialmente en Gran Bretaña, con los liberales y últimamente con los partidos de base regional.
Las formulaciones de Duverger fueron criticadas a poco de formuladas. Mackenzie en 1957 consideró que las generalizaciones no se podían comprobar en un marco comparativo amplio. En 1958 Grumm consideraba que la representación proporcional es el resultado de la existencia de partidos con determinada estructura y no su causa, invirtiendo el argumento de Duverger.
Algunos plantearon el caso de Alemania con ejemplo contrario, dada la presunta convivencia de un sistema mayoritario con uno proporcional. En realidad lo que hay es un sistema proporcional personalizado, como indica Nohlen, cuya instrumentación es más compleja. El elector tiene dos votos, uno lo da por el candidato preferido en la circunscripción en la que vota, un voto uninominal (Erststimme) y el otro es por el partido de su preferencia, en circunscripciones multimiembros (Zweitstimme). Sin embargo, la adjudicación global de bancas se hace de acuerdo al número de votos por el partido. Un sistema de cinco partidos (anteriormente de tres) convive con este sistema de representación proporcional corregido por elecciones uninominales.
Austria mantuvo largo tiempo un sistema bipartidario a pesar de tener representación proporcional, que también desmentiría a Duverger, pero se atemperaba por la incidencia de la elección directa del presidente en la misma fecha de la elección parlamentaria. Desde 1986 la incidencia de un tercer partido de derecha, forzó una coalición de conservadores y socialdemócratas para poder gobernar, apareciendo luego un partido verde, ecologista, por lo que Austria dejó de ser una “excepción” al planteo de Duverger. Este mismo argumento podía aplicarse en países de América Latina, donde existiendo representación proporcional en muchos casos, la elección sólo tenía dos contendientes fuertes, como en Argentina, Colombia, Uruguay y Venezuela durante gran parte del siglo XX.
En 1971 Rae hizo un estudio comparativo de 121 elecciones en 20 países avanzados. Rae redactó “proposiciones” que formuló con las palabras “tiende a”, “se asocia con”, “casi siempre” y “ a menudo”. Acumuló 22 proposiciones sobre el tema de la proporcionalidad que, sin embargo no llegan a ser muy rotundas. Rae cree que la asociación entre la representación proporcional y la multiplicidad de partidos no es una condición necesaria para que exista un tercer partido, dado que también lo hay en regímenes donde se practica el sistema Westminster mayoritario. Tampoco es una condición suficiente, pues en Austria, hasta 1986 (o en los países latinoamericanos que Rae no citó) puede que no se desarrolle un tercer partido relevante, aunque sí permite el desarrollo de partidos minoritarios. La asociación sólo sería probabilística.
Teniendo en cuenta los casos de Canadá y la India, señaló la existencia de fuerzas partidarias relevantes a nivel regional que hacen que pese a que existe un sistema mayoritario no haya sólo dos fuerzas importantes contendientes. Por ello Rae reformula la expresión de Duverger acerca de la relación entre sistema de partido y método mayoritario de asignar asientos parlamentarios, en esta forma:
“La fórmula de pluralidad (mayoría simple en una sola consulta electoral) está siempre asociada con una competición bipartidaria, excepto donde existen fuertes partidos locales, minoritarios a nivel nacional” (Rae, 1971:95).
Con esta formulación de Rae, menos probabilística, expandió el crédito de Duverger, agregando como punto importante para indicar los efectos de las reglas electorales sobre los partidos la importancia de la configuración de las circunscripciones electorales. Los distritos uninominales tenderían a “presionar el sistema hacia la competición bipartidaria”.
En el pasado, el caso de la India cuando el partido con mayor relevancia era el partido del Congreso se presentaba como un caso especial, donde los cuatro o cinco partidos existentes en algunos casos debían su existencia a una presencia testimonial de sus votantes-militantes y no a una decisión racional, como lo indicó Weiner en 1957. Riker también trató de racionalizar el planteo, pero los hechos posteriores desmintieron estas “explicaciones”. Riker sostenía que la distancia ideológica impedía a los opositores conformar coaliciones. En la práctica esto ocurrió al usarse a partidos “puente” (ver coalición de partidos). En más de una oportunidad desde los años 70 el partido del Congreso fue derrotado por coaliciones de opositores. India también dejó de ser una “excepción” al planteo de Duverger.
Lipset ha sido tambien un crítico y un seguidor de Duverger. Considera que:
“si tuviéramos suficientes casos para evaluar, probablemente se pueda establecer el siguiente orden de correlaciones entre sistemas electorales y número de partidos:
* sistemas presidencialistas con circunscripciones uninominales y sistema de mayoría relativa-bipartidismo;
* sistemas parlamentarios con circunscripciones uninominales y sistema de mayoría relativa - tendencia la bipartidismo;
* sistemas parlamentarios con circunscripciones uninominales y lista alternativa o segunda vuelta-tendencia al multipartidismo, representación proporcional-pluripartidismo”. (Lipset et al, 1967: 250).
IV. Las observaciones de NohlenDieter Nohlen ha sido el crítico más fuerte de Duverger a partir de su estudio sistemático empírico de los sistemas electorales. Nohlen no encuentra consistencia teórica ni comprobabilidad empírica en los enunciados de Duverger y expresamente en Rae. Sostiene que “la relación entre… tipos fundamentales de sistemas electorales y…modelos democráticos no es necesaria desde un punto de vista teórico y no es sostenible desde un punto de vista empírico”. Considera que hay un notorio desconocimiento de los procesos históricos que lleva a atribuir a meras correlaciones positivas el valor de explicaciones causales. Para comenzar, el sistema partidario británico del siglo XIX no era bipartidario. Discrepa, citando a Naumann, el líder liberal alemán en tiempos de la República de Weimar, que creía que el sistema mayoritario era inherente a la existencia del parlamentarismo, indicando que un régimen consociacional puede construirse sin necesidad de representación proporcional. Nohlen lo exponía así en 1981:
“Los efectos atribuidos a los sistemas electorales dependen en la mayoría de los casos de las actitudes en relación con la teoría de la democracia y/o de las concepciones acerca del sistema político y social. No es el análisis metateórico o de modelos el que aclara la cuestión de los efectos de los distintos sistemas electorales, sino únicamente el análisis sociológico real” (Nohlen, 1981: 167 y ss.).
Nohlen sumariza sus críticas en tres ámbitos:
· Empírico. Los efectos que las leyes atribuyen a los tipos básicos de los sistemas electorales son refutados por un número demasiado grande de casos. Existen sistemas multipartidistas en sistemas de mayoría relativa y sistemas bipartidistas en sistemas de representación proporcional.
· Teórico. En vista de las excepciones de las supuestas relaciones causales, sería necesario especificar bajo qué condiciones posibles las leyes tienen validez.
· Metódico. No se compara un sistema electoral con otro, sino que se compara el sistema de mayoría relativa en circunscripciones uninominales con un principio de representación, el de la representación proporcional. Sartori también criticó la posición de Duverger, pero siguiendo un camino diferente. Perteneciendo al tronco positivista se esforzó por reformular las propuestas llegando a lo que se conoce por las leyes de tendencias de Sartori (ver vocablo Leyes tendenciales de Sartori).
En 1986 Duverger volvió a sus propuestas de los años cincuenta, considerando que la mala traducción al inglés de su trabajo motivó errores notorios. Las presentó como “regularidades empíricas”, comprobadas en muchos casos por el análisis constante. En algunos casos vuelve a las posiciones de 1951 al indicar que “la representación proporcional mantiene virtualmente sin cambios el sistema partidario existente al tiempo de su adopción” (Duverger, 1951:346 y Duverger in Grofman et al, 1986:71).
Duverger presenta casos como el alemán donde considera que la existencia de circunscripciones uninominales corrige los efectos de la representación proporcional, estudia también los casos de Gran Bretaña y de Irlanda, pero en todos los casos tiende a volver a su formulación de los años cincuenta. Tomando en cuenta el caso de Francia, sostiene que el multipartidismo bipolar tiende a ser más fuerte en un sistema de doble vuelta electoral. De todos modos Duverger de alguna manera reconoce a sus críticos al sostener que la “relación entre normas electorales y sistemas pluripartidistas no es mecánica ni automática: un sistema electoral determinado no produce necesariamente un sistema pluripartidista determinado, sino tan sólo presiona las circunstancias para configurar dicho sistema de partidos, es una tendencia que afecta a otras, algunas de las cuales tomarán cauces opuestos” (Duverger, in Grofman et al, 1986:71).
V. Las leyes de Duverger y los sistemas electorales y partidarios de América LatinaSalvo Nohlen, que ha estudiado con detalle los sistemas electorales de América Latina, hay pocas referencias a las leyes de Duverger en los estudios sobre el sistema partidario de la región. En todo caso la realización de elecciones parlamentarias al mismo tiempo que las presidenciales introduce una dimensión que no fue tenida en cuenta debidamente por Duverger. Lijphart en 1992 consideró que la combinación de la fórmula política y el sistema de representación es parte de la explicación de la inestabilidad de la región latinoamericana. Para Lijphart la mejor combinación es parlamentarismo con representación proporcional, seguida de parlamentarismo con sistema mayoritario. Le sigue un sistema presidencial mayoritario y la peor combinación es un sistema presidencial con adjudicación de asientos proporcional, que es la práctica en América Latina.
Nohlen, sin citar a Duverger, hace una elaboración propia, que en los hechos, no sigue las posiciones de Duverger, ni de Sartori. Nohlen considera que en América Latina los sistemas proporcionales tienen estos efectos sobre los partidos:
a) Los métodos de asignación de asientos en el Parlamento, combinados con la existencia de fórmulas presidenciales, ejercen en general un efecto moderado, sea reductor, sobre el número de partidos, o desproporcionador, sobre la relación entre votos y escaños, sin embargo no llegan a determinar su estructura de manera exclusiva y tajante.
b) También depende del sistema configurador de los partidos. O sea, para Nohlen el formato del sistema de partidos afecta la incidencia que tiene el sistema electoral sobre éstos. La falta de reelección y de partidos bien estructurados, y por el contrario el fuerte personalismo, aunados a una cultura política de inestabilidad, diferencia notoriamente a América Latina de los países nordoccidentales.
c) La confluencia de todos los factores ha llevado a resultados disímiles. La comprobación empírica de los años ochenta mostró la formación de mayorías partidarias, mientras que en los noventa ese resultado tendió a desaparecer.
d) En términos más generales diríamos que parece difícil aceptar que la existencia de un determinado sistema electoral “per se” cause la existencia de un sistema de partidos, aunque sí debe admitirse que la ingeniería electoral puede condicionar la acción de los mismos y finalmente su estructura. La existencia de una sociedad integrada o fragmentada condiciona la existencia de partidos más o menos unificados o no, y podría llevar a la adopción de sistemas de representación proporcional. Pero hay una alternativa importante que es la conformación de circunscripciones que permiten la expresión de esas heterogeneidades como alternativa a la representación proporcional. Por consiguiente, desde el punto de vista de la ingeniería electoral hay que tener en cuenta la influencia conjunta de: circunscripciones, métodos de asignación de bancas [proporcional o mayoritario y sus combinaciones], fórmula política [presidencial o parlamentaria, con o sin segunda vuelta], forma de conformar las listas, existencia o no de voto preferencial y otras formas de alterar las listas cerradas y bloqueadas, unificación o no de mandatos del Parlamento y el Ejecutivo, para poder evaluar cómo influyen en su conjunto sobre la estructura de los partidos. La ingeniería electoral está al servicio de una arquitectura de un diseño político conformado por partidos y el ambiente en que se mueven, el Estado, la ciudadanía, la sociedad civil, el poder económico. A ello hay que agregar el peso de la inercia histórica y los condicionamientos sociales y políticos para poder indicar qué ocurre precisamente en cada país, y qué capacidad tiene la ingeniería electoral de presionar sobre los sistemas partidario, político y viceversa.
Vocablos de referencia:Alianzas electorales
Ballottage
Candidaturas
Circunscripciones electorales
Coalición de partidos
Fórmula electoral
Leyes tendenciales de Sartori
Partidos políticos
Proporcionalidad
Sistemas electorales
Sistemas de partidos
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Juan RIALTomado de:
http://www.iidh.ed.cr/comunidades/redelectoral/docs/red_diccionario/leyes%20sociologicas%20de%20maurice%20d.htm