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CRITICA A LA INSOLENCIA DE LOS PRAGMÁTICOS.
"Si los malos supieran lo buen negocio que es ser bueno, serían buenos, aunque fuera por negocio." Facundo Cabral
Oscar A. Fernández O.
El capitalismo, tras la supuesta caída de algunos de los grandes metarrelatos emancipadores de la humanidad,(la historia analizada desde la ideología –como si la ciencia no se construye desde el subjetivismo-) concluye que las ideologías son construcciones artificiales, idealizadas y dogmáticas, cuyas propuestas no gozan de validez ni fiabilidad epistemológica, ni ofrecen ninguna garantía práctica. Curiosamente, el neoliberalismo, tras su proclamación de la muerte de las ideologías, se ofrece como la única alternativa viable capaz de solucionar las grandes desigualdades sociales que, paradójicamente, él mismo ha generado, bloqueando sistemáticamente cualquier atisbo de justicia social. Nada más alejado de la realidad y tan cercano a la ficción, si hablamos de metarrelatos, como los llama Lyotard.
En este estire y encoge de las ideologías, en dónde las izquierdas han sido más vulneradas, se destaca un movimiento filosófico, el pragmatismo, que acompaña al capitalismo moderno, desarrollado especialmente en Estados Unidos e Inglaterra, pero con repercusión y desarrollo parcial en otros países.
El pragmatismo consiste en reducir "lo verdadero a lo útil" negando el conocimiento teórico en diversos grados; para los más radicales sólo es verdadero aquello que conduce al éxito individual, mientras que para otros, sólo es verdadero cuando se haya verificado con los hechos.
El intelecto es dado al hombre, no para investigar y conocer la verdad, sino para poder orientarse en la realidad. El conocimiento humano recibe su sentido y su valor de este su destino práctico. Su verdad consiste en la congruencia de los pensamientos con los fines prácticos del hombre, en que aquellos resulten útiles y provechosos para la conducta práctica de éste. Como suele decirse en el lenguaje de los capitalistas, es útil lo que me proporciona ganancias, todo lo demás es desechable.
En general, para las diversas formas de pragmatismo, la verdad radica en la utilidad y en el éxito, por lo tanto, todo conocimiento es eficientesi sirve para algo, si es posible de realizar.
El pensamiento pragmático es el método de obtener resultados sin tener en cuenta los medios empleados. Por esto, no existe una medida objetiva de verdad, de manera que el único criterio es el “éxito”. Todo anda, sin ninguna barrera de contención, mientras esto funcione. La única cuestión importante es ¿Me da esto ventajas? Si esto es así se lo llama verdad y bien, si no es falso y malo.
El presidente Eisenhower acostumbraba a aplicar este principio pragmático para el empleo de las armas atómicas. Para mí el uso de la bomba atómica radica en la base siguiente. ¿Me da ventajas o no si la llevo a una guerra?... Si pensara que la ganancia está de mi lado, la usaría instantáneamente... Decide también Si entro en una guerra, sobre las mismas bases. La filosofía del pragmatismo no ofrece otra cosa.
El pragmatismo es una forma del idealismo filosófico. Más específicamente, es una forma de idealismo subjetivo que señala que sólo nuestra mente existe realmente, que el mundo natural y social existe sólo en nuestras sensaciones e ideas, deseos y emociones. Es una filosofía idealista subjetiva desarrollada dentro de las condiciones históricas concretas de los Estados Unidos.
La filosofía no es un fenómeno aislado, separado del resto de la vida. Es parte integral de la ideología, subyacente a ella como visión de la vida y el modo de pensar de una clase. En el Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte, Marx habla de la formación de la ideología: Sobre las diversas formas de propiedad, sobre las condiciones sociales de existencia, se levanta toda una superestructura de sentimientos, ilusiones, modos de pensar y concepciones de vida diversos y plasmados de un modo peculiar. La clase entera lo crea y lo plasma, derivándolos de sus bases materiales y de las relaciones sociales correspondientes (Marx: 18 Brumario)
Pragmatismo es el nombre que ha venido a significar la visión particular de la vida y el modo de pensar creado por la clase capitalista en los Estados Unidos, que se ha extendido por todo el planeta capitalista, derivados de sus bases materiales y de las relaciones sociales correspondientes. Es también el nombre para la formulación académica de la cosmovisión hecha por los filósofos profesionales.
Lenin habló del desarrollo de los monopolios en el mundo capitalista como totalidad, pero los Estados Unidos no eran una excepción. El período entre 1860 y 1878, cuando se formuló el pragmatismo, se caracterizó por un rápido desarrollo económico y una aguda lucha política. El sustrato económico se caracterizaba, por un lado, por una pronunciada concentración de capital con el surgimiento de los monopolios, y por otro lado con un gran crecimiento numérico del proletariado. El reflejo político de los cambios en este periodo se caracterizó de un lado, por la extensión y la consolidación del poder estatal de parte de la clase capitalista y la despiadada utilización de esta fuerza organizada y la violencia para subyugar a los trabajadores, los campesinos y la población negra; por otro lado, por un aumento de la resistencia militante del pueblo a través de nuevas formas de lucha, incluyendo las uniones nacionales de trabajadores, las organizaciones campesinas nacionales y los partidos políticos independientes, de obreros y campesinos.
Los ideólogos burgueses incorporaron en este país, en los diferentes aspectos de la ideología, las nociones de conveniencia y utilidad como sustitutos de la ciencia y la verdad. La conveniencia y la utilidad fueron transformadas desde simples aforismos, en grandes principios filosóficos que, impregnaron toda la ideología. De esta manera la esencia de la apologética, que Marx caracterizara como beneficio o utilidad al capital, se convirtió por sí misma en la filosofía, expresamente formulada o no, de la clase capitalista en los Estados Unidos. Puede, verse, por lo tanto, que el pragmatismo, cuya teoría central es ‘existe lo que es útil’, constituye la apología decadente de la burguesía, en filosofía. En los hechos, el pragmatismo es la glorificación y la celebración de la apologética.
El pragmatismo es teleológico, pues fija un fin y actúa para realizarlo. Sin embargo, el margen de error de sus predicciones flota en el aire mucho más de lo que el pragmático desearía. Es razonable pensar que por mucha acumulación que haya de resultados positivos obtenidos de experiencias similares anteriores, no es posible prever con garantías el resultado de una nueva acción, pues siempre intervienen variables nuevas que hacen incierto el resultado. Por ello, aunque es necesario considerar exhaustivamente los posibles resultados de una acción política, no pueden despreciarse los principios ni los valores, pues son precisamente los que éticamente la legitiman. (Menéndez: 2013)
Hay que ser pragmático. Esta frase se repite hasta la saciedad. En cada reunión, foro o conferencia, se aduce al pragmatismo para acallar las voces disidentes. Su uso cotidiano anuncia un mundo menos conflictivo. Declararse pragmático, pasa a ser sinónimo de tener la cabeza sobre los pies y actuar “sensatamente”. Nada hay más gratificante. Es un salvoconducto que abre las puertas del poder. “Si además se quiere descalificar el uso crítico de la razón basta con llamar utópicos a sus defensores y uno mismo identificarse como pragmático: todo solucionado”. (Roitman: 2003)
Vivimos en una especie de hoyo negro, en que convive la maldad pura con las iniciativas humanitarias. Asistimos, según Lipovetsky, a una conmoción pragmática de la sociedad, a un vacío en el que ninguna ideología política es capaz de entusiasmar a las masas, ni ningún proyecto histórico es capaz de movilizarle más allá de la mera accidentalidad e inmediatez. En definitiva, el pragmatismo está produciendo una ética indolora, sin obligación y sin culpa, una moral instrumental que prima la utilidad sobre cualquier otra consideración, convirtiendo los valores en una función entretenida. Se podría pensar que la ética ha sido generada en la vida práctica como estrategia utilitarista de subsistencia, lo que no pasa de ser una moral simplemente reducida.
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