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Notas Iniciales
Sobre algunas conductas nocivas en la Administración Pública
No creo que los problemas que se observan en la administración pública salvadoreña sean exclusivos. Seguramente se presentan en todas las partes del planeta y en toda la historia del planeta.
De acuerdo a la experiencia, a la empiria, diría, he observado los siguientes comportamientos:
1. El embaucamiento. La sedimentación de prácticas viciosas, por ejemplo, de selección de personal para la administración pública, tiene un componente esencial en el embaucamiento de autoridades en la toma de decisiones arbitrarias con la finalidad de colocar a personas interesadas e interesantes para el embaucador en ciertos puestos públicos. O también para generar procesos de violación a la legislación por parte de la autoridad que toma la decisión propiciada por el embaucador.
2. El trámite engorroso. Utilizando ciertas posiciones de poder, como pertenencia a comisiones de selección de personal, se revisan arbitrariamente las hojas de vida de las personas y la repetición del proceso de selección es incesante hasta que “queda” la persona en la que se tiene interés. El trámite engorroso también se usa en contra de la autoridad que puede y debe decidir, complicando el funcionamiento eficiente de la institución, con excusas supuestamente de trámites establecidos jurídicamente.
3. La arbitrariedad. En la aplicación de normas de selección el argumento se utiliza para perjudicar al adversario aunque se cometa la falta por la misma persona o entidad que señala. Por ejemplo, señalar la imposibilidad de colocar familiares cercanos en la institución cuando la persona que lo señala tiene precisamente y procura tener, familiares cercanos en la institución.
4. La acusación mutua. Las personas y entidades cometen las mismas faltas, pero se acusan de ellas mutuamente. Y no importa cuanto tarde el proceso administrativo o de selección de personal, sino simplemente “salirse con la suya” es lo que importa.
5. La rigidez sesgada. Se es rígido en la aplicación de las normas que convienen. No interesa resolver el problema sino armar el problema. Por más argumentos que se señalen la rigidez sesgada impide llegar a acuerdos o soluciones porque la finalidad es crear desacuerdos y problemas.
6. La falsa moral. No se realizan directamente gestiones que se pueden realizar directamente por las personas interesadas. Y se cubren con un velo de “limpieza” comportamientos nada limpios, sino por el contrario, ensuciados por prácticas arbitrarias o al menos, no razonables o justificables.
7. La falsa prisa. Todo se necesita “para ayer”. Se “calientan” las propuestas en prolongadas esperas para presentarlas a última hora para que se tomen decisiones precipitadas y a favor de quienes retienen la toma de decisiones.
Estos son algunos de los comportamientos negativos en la administración pública.
Evaristo Hernández
2015 08
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