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sábado, 25 de diciembre de 2010
Raíces económicas del despotismo
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El Estado y su pretendida esencia mítica
domingo, 28 de noviembre de 2010
El Estado como forma de dominación y explotación
http://www.franz-oppenheimer.de/ayala/Ayala03.pdf
Tras emigrar a los Estados Unidos (1924), se convirtió en un miembro fundador del American Journal of Economics and Sociology.
Ludwig Erhard estudió economía con Franz Oppenheimer y fue influido fuertemente por las ideas de la política económica "socialista liberal" de Oppenheimer que trataban de situarse en el punto medio del socialismo y el liberalismo.
El Estado, totalmente en su génesis, esencialmente y casi totalmente durante las primeras etapas de su existencia, es una institución social, forzada por un grupo victorioso de hombres sobre un grupo derrotado, con el único propósito de regular el dominio del grupo de los vencedores sobre el de los vencidos, y de resguardarse contra la rebelión interior y el ataca desde el exterior. Teleológicamente, esta dominación no tenía otro propósito que la explotación económica de los vencidos por parte de los vencedores.
Hay dos medios fundamentales opuestos que impulsan al hombre, requeriendo sustento, para obtener los medios necesarios para satisfacer sus deseos. Estos son el trabajo y el robo, su propio trabajo y la apropiación por la fuerza del trabajo de otros.
viernes, 3 de septiembre de 2010
Postulados divergentes de ALBA y ALCA
Comparación de Postulados de la Alianza Bolivariana de las Américas, ALBA y de la Alianza de Libre Comercio para las Américas, ALCA
"Clic" sobre el cuadro para verlo ampliado.
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lunes, 23 de agosto de 2010
Hacia la Democracia Participativa
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EL SALVADOR: MITOS DE LA DEMOCRACIA BURGUESA
Hay quienes confunden la democracia con uno de sus instrumentos o mecanismos: el voto, por el cual elegimos a quienes nos “representarán” en determinados cargos u organismos, y supuestamente serán nuestros voceros.
En este caso, cuando las instituciones públicas han sido reducidas casi a la mínima expresión por una dictadura de facto sustentada en el poder económico ultraconservador, la situación de la democracia es aún más cuestionable.
En este ámbito, los recursos públicos, por ejemplo, son un patrimonio del cual disponen los funcionarios públicos, que generalmente no se asumen como una exacción de la riqueza del trabajo de cada uno de nosotros.
Políticos que gobiernan las más importantes sociedades occidentales de nuestros días todavía promueven opresiones, tiranías y guerras en nombre de tales valores. Sus propagandistas afirman que en estas últimas décadas hemos asistido al triunfo definitivo de la Democracia y del libre mercado que la sustenta. Hemos llegado de esta manera al Fin de la Historia, de la Ideologías y de las Utopías.
Se impone por lo tanto, el análisis científico del problema del sistema político y su rediseño, obviando las salidas fáciles y reformistas, que terminan reforzando un sistema de exclusión y falsa representación.
Si nuestra apuesta es la democracia “de verdad”, y el combate a la desigualdad y la conflictividad creciente es lo prioritario, no se debe permitir que el Estado continúe siendo una asociación de oligarcas, ni un simple mediador de conflictos. Debe recuperar su naturaleza histórica de custodio de los derechos de todas las personas y la garantía de un orden legítimo y plural. Debe reivindicar el derecho de representar la solidaridad de la ciudadanía, reconstruyendo un sentido común de identidad nacional.
miércoles, 11 de agosto de 2010
Nota sobre el nacimiento de la Sociología
martes, 10 de agosto de 2010
Principales problemas para un análisis político
domingo, 30 de mayo de 2010
Costo de la corrrupción subdesarrollada del 2009
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http://www.informador.com.mx/economia/2009/152216/6/corrupcion-cuesta-a-paises-pobres-hasta-40-000-md.htm
Consultado el Martes, 11 de Mayo de 2010
Corrupción cuesta a países pobres hasta 40. 000 MD
Noviembre 2009
Los mercados emergentes y los centros financieros se están convirtiendo en refugios de activos robados. (...)
Adoptar la convención de las Naciones Unidas brindaría un marco para luchar contra la corrupción.
La corrupción le cuesta a las naciones en desarrollo unos 20.000 a 40.000 millones de dólares cada año.
DOHA, QATAR.-
La corrupción le cuesta a las naciones en desarrollo unos 20.000 a 40.000 millones de dólares cada año, mientras los mercados emergentes y los centros financieros se están convirtiendo en refugios de activos robados, dijo el sábado una funcionaria del Banco Mundial.
"Hay una estimación de que 20.000-40.000 millones de dólares por año, en términos de activos robados mediante corrupción, dejan los países en desarrollo para ir a países desarrollados cada año", dijo a Reuters Okonjo-Iweala, una ex ministra de Finanzas nigeriana, antes de una conferencia anticorrupción.
"Ahora, cada vez más, hallamos que países de mercado emergente (y) centros financieros también son albergues para este dinero", agregó.
La funcionaria del Banco Mundial dijo que el compromiso del Grupo de las 20 naciones (G20), reunidos este fin de semana en Escocia, para ayudar a evitar egresos ilícitos de capital y buscar el retorno de activos robados a los países en desarrollo, era un bienvenido primer paso.
"Ahora lo que debemos hacer es pasar a la acción", dijo.
"Los países desarrollados que tienen estos activos tienen que implementar la convención UNCAC y enviar estos activos de vuelta, y los países en desarrollo deben pasar a pedir asistencia de países desarrollados", añadió
"Así que si los países realmente quieren hacerlo, pueden porque pueden obviar todos los requisitos legales, congelar los activos, tomarlos y enviarlos de vuelta", dijo.
"Cuando uno lo ratifica, tiene que adaptarlo dentro de su propio ambiente legal", dijo.
CRÉDITOS: Reuters / BDVG Nov-07 17:15 hrs
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lunes, 26 de abril de 2010
El Derecho Criminal
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CRIMEN, DERECHO Y CAPITALISMO
El Derecho Penal capitalista, por sí solo, como lo hemos dicho en un escrito anterior, protege a sólo a una minoría de la población.
Oscar A. Fernández O.(*)
No conocemos ni nos explicamos completamente nuestra existencia contemporánea, porque nuestra comprensión del pasado como del presente se encuentra mitificada por una ideología (visión falsificada de la realidad) que nos miente y nos engaña constantemente y sólo sirve para preservar el orden económico-social, político-jurídico vigente.
Si se quiere eliminar la explotación y la opresión de nuestra realidad, debemos reflexionar críticamente y en forma activa acerca de nuestras propias opiniones y práctica cotidianas, comprendiendo dialéctica e históricamente la cosmovisión del mundo que nos rodea. Marx, precisa que: "No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia".
En tal sentido, debemos entender que cualquier posibilidad de una vida distinta resultará únicamente de nuevas ideas que se formen cuando modificamos nuestra concepción de la realidad y de nuestro modo de vida, siendo necesario para ello un nuevo punto de partida intelectual, espiritual, político, comprendiendo que son los pueblos quienes hacen su historia por su acción según su voluntad, que es la expresión de sus ideas (ideología), las que proceden de sus condiciones de existencia material, de su pertenencia a una clase. Por lo que, solamente con una explicación teórica de nuestra práctica y de nuestras ideas podremos empezar a construir un país mejor. Estamos obligados, si nuestro objetivo es liberarnos, a crear pensamiento alternativo, coherente y correspondiente con la época histórica que nos ha tocado vivir.
En el campo del régimen legal, nuestro pensamiento se limita a confirmar una ideología oficial que respalda el orden social y económico vigente (statu quo)
Mientras no se comprenda la naturaleza del derecho en la sociedad capitalista neoliberal, seguiremos sujetos a una realidad opresiva.
Únicamente con una comprensión real del significado del orden legal, a través de una Teoría crítica dialéctica e histórica, será posible superar el presente y crear una existencia alternativa al orden imperante de los grandes capitalistas, por cuanto, el objeto final de una filosofía crítica del orden legal, es la liberación que se logrará a través de una crítica de una acción revolucionarias de los seres humanos, permitiéndonos salir de esta manera de la ideología burguesa y de sus condicionantes.
El Derecho Penal capitalista, por sí solo, como lo hemos dicho en un escrito anterior, protege a una minoría de la población: a los explotadores a los detentadores del poder económico y político y por ende propietarios de los medios de producción, en desmedro de las grandes mayorías, carentes de bienes y propiedad privada de los medios de producción, y que solo son dueños de su fuerza de trabajo (desocupados, explotados, oprimidos, pobres, excluidos sociales), impidiendo así el sistema jurídico que las clases desposeídas adquieran poder, o mejor dicho lo ejerzan ya que les corresponde históricamente.
En otras palabras diríamos que tener fe ciega en los parámetros legales estipulados por el Derecho penal, y aceptar la explicación y descripción de los fenómenos del crimen y la violencia generalizada, sin el mayor análisis crítico es caer en una postura subjetiva y dogmática, al creer en la "cientificidad" de esta perspectiva de estudio del delito, de tendencia técnico jurídico y acrítica.
Las tasas de criminalidad de cualquier Estado también constituyen un índice de la medida en que la clase dominante, a través de su aparato de derecho punitivo, debe ejercer su coerción sobre el resto de la población evitando de esa manera cualquier amenaza a su capacidad de poder y poseer. Así, la ley penal como medio de coerción para el establecimiento del orden interno en interés de la clase dominante, se convierte en una premisa fundamental de la crítica radical sobre el crimen.
En El Salvador impera un capitalismo selectivo en donde no hay una economía abierta a los más pobres que son la mayoría, sino abierta a la globalización y a la especulación del capital transnacional, esto se explica debido a que existe una mala e injusta distribución de la riqueza social, de la renta nacional per cápita y tiene como complemento un alto índice de desempleo y más del 40% de subempleo o empleo informal. Con la desregulación del trabajo laboral se ha intensificado la explotación del trabajo sobre todo juvenil, incrementando la pobreza, la desocupación y la exclusión social, favoreciéndose los grandes señores capitalistas dominantes.
Esto ha demostrado en los hechos que el neoliberalismo como respuesta a la crisis de desarrollo, no sólo ha sido incapaz de resolver las necesidades básicas de la población como: salud, educación, trabajo, etc., sino que por el contrario ha agudizado las enormes diferencias existentes en nuestra sociedad actual, haciendo más pobres a los pobres y enriqueciendo más a los ricos todo por su afán de acumular más riqueza.
Es un modelo basado en la violencia, que por lógica engendra violencia.Comprender que el sistema legal no está al servicio de la mayoría de la población nacional, sino de los intereses de la clase dominante, es el punto de partida de una comprensión reflexiva, crítica y radical del derecho penal en la sociedad capitalista neoliberal.
"La clase dominante logra mediante su empleo del sistema legal preservar un orden interior que permite a los intereses económicos dominantes conservarse y promoverse. La clase dominante sin embargo, no ejerce el control directo del sistema legal, sino que debe operarlo a través de los mecanismos del Estado".
La visón burguesa acerca del delito común se ciñe estrictamente al acto violento cometido por uno o más individuos en contra de la propiedad o de la integridad física a terceros y su solución es de exclusiva responsabilidad del Estado, quien debe ejercer la violencia legal para controlarla o erradicarla, quedando la comunidad a merced de las medidas policiales y judiciales que se implementan para tal fin.
El delito no es una anomalía, es el resultado insoslayable de la existencia del modelo de explotación y expropiación en la sociedad capitalista, que promueve un capitalismo salvaje.
La reproducción del capitalismo se presenta no sólo como producción y distribución de mercancías, también como reproducción de individuos carentes de medios de subsistencia que se ven obligados a venderse al capitalista (y esto es necesario para la preservación del sistema) pero como no todos logran incorporarse al sistema productivo –ya que este es incapaz de absorberlos en su totalidad-, se origina una "masa" de desposeídos (ejército de reserva los llamaba Marx) que no pueden garantizar en absoluto su existencia;
esta "masa" privada de todo medio de subsistencia se ve empujada a saciar sus necesidades básicas de manera instintiva e inmediata; ya no se le presentan opciones entre lo correcto o no, lo deseable o no; ahora es un asunto de perentoria supervivencia del individuo, del marginado, del execrado del disfrute de la riqueza que produce la propiedad privada, obligándose a esa "masa" a delinquir.
El drama histórico de nuestro tiempo es que la burocracia del Estado y el sistema político corrupto, debaten acerca del delito y sus consecuencias, logrando que pase desapercibido el carácter de clase capitalista del Estado, su verdadero fundamento o contenido social.
(*) Profesor e investigador universitario. Asesor de la Fracción Parlamentaria e integrante del Consejo Asesor del FMLN, de El Salvador, América Central.
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domingo, 18 de abril de 2010
Lumpenpolítica
Tomado de:
Lumpenpolítica
Carlos Gabetta
Director de Le Monde diplomatique, Edición Cono Sur
La alteración de significado va más allá: nadie asocia "lumpen" con un trozo de género, sino con el modo o condición social de ciertas personas o grupos.
"Actualmente se usa para designar a los grupos sociales más marginados" (Moliner).
La precisión se da en que "lumpen" es un modo y condición, pero ha devenido una conducta social.
En definitiva, decimos de alguien que es lumpen ya no tanto por su pertenencia de clase, sino por su conducta asocial, apartada y carente de toda norma, ética o estética, en definitiva incomprensible y peligrosa para el ciudadano común y el conjunto.
Número 7, enero de 2000
viernes, 9 de abril de 2010
Las penalidades políticas de El Salvador
En realidad, en un sistema como el nuestro lo que se castiga es la pobreza mientras se exalta el poder al margen de la decencia y los valores humanistas.
Cabanellas abundaba: “... la causa más común (de impunidad), porque es la que más hiere la sensibilidad colectiva, está representada por aquellos casos en que, siendo conocidos los autores no se les persigue por razones de orden político, y relacionado con el poder de facto, siempre abusivas y propias de Estados en los que la libertad ha sido cercenada, la prensa amordazada, los tribunales prostituidos y el poder entregado en manos de una minoría sostenida por la coacción, el miedo y la cobardía general”.
El buen gobierno democrático consiste sobretodo en el respeto riguroso de esas reglas.
¿Por qué no se investigan las poderosas estructuras delictivas clandestinas, que medio mundo sabe que operan en el país?
¿Debemos terminar por creer que la corrupción, el delito de los poderosos y la impunidad de las estructuras dominantes forman parte de la democracia?
Los autores convienen en distinguir, en que la impunidad puede ser de hecho o de Derecho, Bernardo de Quirós (citado por Manuel Ossorio, Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales) señala como impunidades de hecho las siguientes: “Crímenes que pasan, y pasarán siempre, más o menos desconocidos a los ojos de la justicia; crímenes que se conocen pero cuyos autores escapan a la acción de la justicia por no haber sido determinada su personalidad o no haber podido ser aprehendidos; delitos cuyos autores son conocidos, pero no se persiguen ni penan, por excepción abusiva debida a la organización política y social propia de cada tiempo”. La trascendencia de la impunidad en el delito, reviste caracteres no ya graves, sino alarmantes.
El problema no es el tamaño de la pena. Es que la pena no se hace efectiva.
En este contexto resulta pertinente preguntarnos ¿Cuándo se perseguirá con el mismo ahínco a reconocidas organizaciones de poder aparentemente “decentes”, lavadoras de dinero y autores de descomunales evasiones fiscales? ¿Cuándo comenzaremos a hacer frente a la impunidad de los intocables?
Los mayores retos de la procuración de justicia residen en la depuración y saneamiento de sus instituciones, así como en mejorar y hacer eficiente su funcionamiento.
El problema fundamental de nuestras instituciones de justicia es su ineficacia, a ellas se deben abocar los esfuerzos de reforma.
sábado, 3 de abril de 2010
Partidos Políticos en tiempo de Jesús (y II)
II.
Los CELOTES (celosos o fanáticos) fueron considerados, al principio, como bandidos y aparecieron entre la gente más pobre de Jerusalén, pastores y campesinos judíos, a medida que se agudizaron las contradicciones entre la Roma Imperial los conquistadores y Judea. Se apartaron de los fariseos que siempre fueron cautelosos y prudentes, calculadores y miedosos. Por eso en su tiempo Jesús llamó “hipócritas”, “sepulcros blanqueados”, a estos.
En cambio los celotes recurrían a la insurrección y a la violencia, provocaron varias insurrecciones y fueron partidarios de la guerra en todo momento; combatían los impuestos y la usura, defendían la libertad como principio al punto de decir que sólo Dios debería ser llamado Señor; se opusieron a los censos; usaron el método terrorista de asesinato por medio de sus agentes llamados sicarios; “dieron lugar a todos los males que después tuvieron lugar” dice Flavio Josefo (Antigüedades) desde su punto de vista farisaico.
Con los fariseos se insurreccionaron cuatro años antes de Cristo, pero diez años después, en otra insurrección, eran enemigos y más tarde, a medida crecía la opresión romana, las masas judías se apartaron de la influencia de los fariseos y engrosaban el partido de los celotes.
Las masas de la ciudad y del campo se hicieron celotistas y fueron las que con mayor firmeza y esperanza creyeron en el cumplimiento de las profecías, relativas a la llegada del Mesías para la redención del oprimido pueblo de Israel.
Los ESENIOS o ESEOS, llamados PIADOSOS, era una secta pacífica que surgió por el año cincuenta antes de Cristo y terminó hasta la destrucción de Jerusalén en el año setenta después de Cristo en que comienza la “diáspora” o dispersión de los judíos sobre la tierra.
Esta secta estaba formada por gente pobre igual que los celotes pero su carácter, o mejor dicho sus ideas eran diferentes. Los celotes, nacionalistas y revolucionarios rudos y violentos, aspiraban que por la fuerza Jerusalén reemplazara a Roma en el dominio del mundo: una vez esto efectuado no habrá padecimiento para el judío. Por eso esperaban al conductor, al Salvador, al Mesías.
Pero no todo confiaban, así: los saduceos y los fariseos (que formaban la intelectualidad judía de entonces) aprovechaban los conflictos sociales y bélicos con Roma para llegar a acuerdos con esta, permitiéndoseles a ellos y a sus partidarios (comerciantes y agricultores ricos) ventajas en el gobierno del reino, y los esenios, por su parte ni creyeron en la llegada del Mesías, ni en los arreglos políticos, sino que directamente organizaron instituciones económicas de defensa mutua, en las villas y pueblos de Judea.
Los esenios vivían en común; rechazan la propiedad privada; el dinero de sus trabajos lo depositan en un fideicomisario que lo emplean para las necesidades de todos; reprobaban la esclavitud; eran agricultores y artesanos; no practicaban el comercio; no producían artículos de lujo ni armas; unos eran practicantes del celibato y otros no creían que Dios “proveerá de todo y que el hombre está dominado completamente por el destino.
En este ambiente nació, creció y actuó Jesucristo. El alto mando clerical judío, el Sanhedrín, lo conceptuó como un reformador de la ley judaica y lo condenó, dando con ello lugar al más grande drama de la historia humana y comienzo de la lucha entre el judaísmo y el cristianismo, subsistente en nuestros días. Las primeras batallas de este conflicto de siglos se encuentran narradas en LOS HECHOS DE LOS APOSTOLES.
Dr. Joaquín Hernández Callejas
Diario El Mundo, 2 de Febrero de 1968
San Salvador, El Salvador, América Central
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viernes, 2 de abril de 2010
Partidos Políticos en tiempo de Jesús (I)
lunes, 22 de febrero de 2010
La Democracia en América
Las negrillas, cursivas, citas en bloque, separación y supresión de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.
La democracia en América
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Alexis de Tocqueville, autor de La democracia en América.La democracia en América (cuyo título original en francés es De la démocratie en Amérique) es un texto clásico del pensador, político, jurista e historiador francés Alexis de Tocqueville (1805-1859) sobre la democracia en América, en particular sobre los Estados Unidos, en el que el autor analiza los puntos fuertes y débiles de ese país. Fue publicado en dos partes: la primera, en 1835, y la segunda en 1840. Si bien la traducción al inglés es literalmente On Democracy in America, la obra se conoce normalmente en ese idioma por Democracy in America.
El viaje de Tocqueville a América
En 1831 Alexis de Tocqueville y Gustave de Beaumont, ambos franceses, fueron enviados por el gobierno galo para analizar el sistema penitenciario norteamericano. Llegados a Nueva York en mayo, pasaron nueve meses viajando a través del país, observando no solamente las prisiones sino muchos otros aspectos de la sociedad norteamericana, como la economía y la política. También pasan una temporada en Canadá, en concreto el verano de 1831, tanto en el Bajo Canadá como en el Alto Canadá -provincias que luego se convertirían en Quebec y Ontario-.
Tras haber retornado a Francia en febrero de 1832, ambos redactaron el informe de 1833 sobre el sistema carcelario norteamericano titulado Du système pénitentaire aux États-Unis et de son application en France (Del sistema carcelario de los Estados Unidos y su aplicación en Francia). Beaumont escribió enseguida una novela sobre las relaciones raciales en el país norteamericano. En cambio, Tocqueville, que estaba fascinado por la política americana, escribió un análisis político y social, La démocratie en Amérique. La última obra sería la más influyente de las dos.
Contenido
La democracia en América es sobre todo un análisis sobre la democracia representativa republicana, y las razones por las que había tenido tanto éxito en los Estados Unidos, habiendo fracasado sin embargo en los restantes países de América.
La obra se divide en dos tomos distintos, publicados de manera independiente. En la introducción al primero el autor afirma que renuncia a escribir un segundo tomo (algo que evidentemente, no cumplirá). Más que por la fecha de su publicación, ambas partes se diferencian por la temática que tratan.
El primero versa sobre el impulso que el movimiento democrático (que es una transformación social, antes de concretarse en las instituciones políticas) da a la forma de gobierno, a las leyes y a la vida política, es decir, a la democracia como estructura política.
El segundo tomo trata sobre la influencia que la democracia (esta vez como transformación social y como régimen político al mismo tiempo) ejerce sobre la sociedad civil, es decir, sobre las costumbres, las ideas y la vida intelectual.
En síntesis, el primer tomo es más político, y el segundo más sociológico.
Importancia
La democracia en América tuvo numerosas ediciones a los largo del siglo XIX, alcanzando fama de manera inmediata, tanto en Europa como en Estados Unidos, y
consagrándose en el siglo XX como un clásico de la ciencia política, la sociología y la historia.
Esta obra de Tocqueville ha sido aclamada por predecir varios acontecimientos que finalmente tuvieron lugar:
en ella se predecía la abolición de la esclavitud,
o que se produciría un desgarramiento del país en forma de guerra civil.
Predijo el surgimiento de dos superpotencias mundiales, Rusia y los Estados Unidos,
así como el equilibrio bipolar (lo que hoy se conoce como guerra fría).
También advirtió contra la tiranía de las mayorías,
el despotismo popular,
la violencia partidista y
la subordinación de los más capaces a los prejuicios de los ignorantes,
así como la ausencia de libertad intelectual y
la degradación de la administración pública,
la decadencia de la asistencia social,
la educación o las bellas artes.
La obra ha sido criticada recientemente por ciertas lagunas: el autor no menciona la pobreza de las grandes ciudades, si bien se puede argumentar que en tiempos de Tocqueville (los años 30 del siglo XIX) la pobreza no era percibida de la misma manera que en épocas posteriores.
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Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/La_democracia_en_Am%C3%A9rica"
(...)
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jueves, 18 de febrero de 2010
Liberalismo, una definición
Las negrillas, citas en bloque, separación y supresión de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.
Liberalismo
De Wikipedia, la enciclopedia libre
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Liberalismo"
El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político, que promueve las libertades civiles pero se niega aceptar la libertad colectiva; se opone a cualquier forma de despotismo, suscitando a los principios republicanos, siendo la corriente en la que se fundamentan la democracia representativa y la división de poderes.
Aboga principalmente por:
El desarrollo de las libertades individuales y, a partir de ésta, el progreso de la sociedad.
El establecimiento de un Estado de Derecho, donde todas las personas sean iguales ante la ley, sin privilegios ni distinciones, en acatamiento con un mismo marco mínimo de leyes.
Características
Sus características principales son:
El individualismo, que considera al individuo primordial, como persona única y en ejercicio de su plena libertad, por encima de todo aspecto colectivo.
La libertad como un derecho inviolable que se refiere a diversos aspectos: libertad de pensamiento, de expresión, de asociación, de prensa, etc., cuyo único límite consiste en la libertad de los demás, y que debe constituir una garantía frente a la intromisión del gobierno en la vida de los individuos.
El principio de igualdad entre las personas, entendida en lo que se refiere a diversos campos jurídico y político. Es decir, para el liberalismo, todos los ciudadanos son iguales ante la ley y ante el Estado.
El derecho a la propiedad privada como fuente de desarrollo e iniciativa individual, y como derecho inalterable que debe ser salvaguardado y protegido por la ley.
El establecimiento de códigos civiles, constituciones, e instituciones basadas en la división de poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial) y en la discusión y solución de los problemas por medio de asambleas y parlamentos.
La Tolerancia Religiosa.
El liberalismo social defiende la no intromisión del Estado o de los colectivos en la conducta privada de los ciudadanos y en sus relaciones sociales, existiendo plena libertad de expresión y religiosa, así como los diferentes tipos de relaciones sociales consentidas, morales, etc.
Esta no intromisión permitiría la legalización del consumo de drogas, la libertad de paso, la no regulación del matrimonio por parte del Estado (es decir, éste se reduciría a un contrato privado como otro cualquiera, pudiendo ser, por tanto, contratado por cualquier tipo de pareja), la liberalización de la enseñanza, etc.
Por supuesto, en el liberalismo hay multitud de corrientes que defienden con mayor o menor intensidad diferentes propuestas.
El liberalismo económico defiende la no intromisión del Estado en las relaciones mercantiles entre los ciudadanos, impulsando la reducción de impuestos a su mínima expresión y eliminando cualquier regulación sobre comercio, producción, etc.
La no intervención del Estado asegura la igualdad de condiciones de todos los individuos, lo que permite que se establezca un marco de competencia perfecta, sin restricciones ni manipulaciones de diversos tipos. Esto significa neutralizar cualquier tipo de beneficencia pública, como ser aranceles, subsidios, etc
El liberalismo político inspiró la organización del Estado de Derecho dentro del marco de la democracia liberal durante el siglo XIX, vigente en gran parte de los Estado-Nación actuales. Sus elementos principales son el poder de los ciudadanos como voluntad general de poder gubernamental y la elección de sus representantes de manera libre y soberana. El Estado de Derecho como marco jurídico e institucional resguarda las libertades y los derechos de las personas..
Una división menos famosa pero más rigurosa es la que distingue entre el liberalismo predicado por Jeremías Bentham y el defendido por Wilfredo Pareto. Esta diferenciación surge de las distintas concepciones que estos autores tenían respecto al cálculo de un óptimo de satisfacción social.
En el cálculo económico se diferencian varias corrientes del liberalismo. En la clásica y neoclásica se recurre con frecuencia a la teoría del Homo oeconomicus, un ser perfectamente racional con tendencia a maximizar su satisfacción. Para simular este ser ficticio, se ideó el gráfico Edgeworth-Pareto, que permitía conocer la decisión que tomaría un individuo con un sistema de preferencias dado (representado en curvas de indiferencia) y unas condiciones de mercado dadas. Es decir, en un equilibrio determinado.
Sin embargo, existe una gran controversia cuando el modelo de satisfacción se ha de trasladar a una determinada sociedad. Cuando se tiene que elaborar un gráfico de satisfacción social, el modelo benthamiano y el paretiano chocan frontalmente.
Según Wilfredo Pareto, la satisfacción que goza una persona es absolutamente incomparable con la de otra. Para él, la satisfacción es una magnitud ordinal y personal, lo que supone que no se puede cuantificar ni relacionar con la de otros. Por lo tanto, sólo se puede realizar una gráfica de satisfacción social con una distribución de la renta dada. No se podrían comparar de ninguna manera distribuciones diferentes.
Por el contrario, en el modelo de Bentham los hombres son en esencia iguales, lo cual lleva a la comparabilidad de satisfacciones, y a la elaboración de una única gráfica de satisfacción social.
No obstante, para igualitaristas como Bentham, no valía cualquier distribución de la renta. El que los humanos seamos en esencia iguales y la comparabilidad de las satisfacciones llevaba necesariamente a un óptimo más afinado que el paretiano. Este nuevo óptimo, que es necesariamente uno de los casos de óptimo paretiano, surge como conclusión lógica necesaria de la ley de rendimientos decrecientes.
Corrientes de estas concepciones
Estas dos concepciones radicalmente diferentes dividen al liberalismo en dos corrientes:
por un lado, una corriente igualitarista y progresista, abanderada por la teoría de Bentham y, por el otro, aquella otra corriente que no persigue la igualdad, pues considera natural que hombres diversos actuando en función de sus propias motivaciones y empleando libremente los medios de que disponen lleguen a fines diferentes.
Pensadores liberales
La categoría Liberales agrupa todos los artículos sobre personalidades liberales. La que sigue es sólo una breve relación orientativa de liberales de gran relevancia en la historia de esta corriente intelectual, académica y política.
Filosofía
John Locke
Montesquieu
Voltaire
Rousseau
David Hume
Alexis de Tocqueville
Benjamin Constant
José Ortega y Gasset
Benedetto Croce
Karl Popper
Isaiah Berlin
Raymond Aron
John Rawls
Robert Nozick
Ayn Rand
Murray Rothbard
Israel Kirzner
Economía
Richard Cantillon
Adam Smith
David Ricardo
John Stuart Mill
Jean-Baptiste Say
Max Weber
Carl Menger
Alfred Marshall
Eugen von Böhm-Bawerk
Joseph Schumpeter
Ludwig von Mises
George Stigler
Friedrich Hayek
Milton Friedman
Wilhelm Röpke
David Friedman
Ludwig Lachmann
Política
Benjamin Franklin
Thomas Jefferson
Jacques Turgot
Juan Bautista Alberdi
Francisco de Miranda
Francisco Morazán
Jacques Pierre Brissot
Nicolas de Condorcet
Benito Juárez
Thomas Paine
James Madison
Eloy Alfaro
Konrad Adenauer
Ludwig Erhard
Vaclav Havel
Mario Vargas Llosa
Ron Paul
Divulgación
Frédéric Bastiat
Henry Hazlitt
Juan Montalvo
Guy Sorman
Johan Norberg
Mauricio Rojas Mullor
Octavio Paz
Carlos Rangel
Jean-François Revel
Marcos Aguinis
Thomas Szasz
Armando Valladares
Thomas Sowell
Álvaro Vargas Llosa
Carlos Alberto Montaner
Jesús Huerta de Soto
José Somoza
Historia de las ideas liberales
Historia de la teoría política, George Holland Sabine, Fondo de Cultura Económica, 2000. ISBN 950-557-097-X
Historia de la teoría política (tomos 3 a 6), Fernando Vallespín Oña (ed.), Alianza Editorial, 2002. ISBN 978-84-206-7305-9
El liberalismo en occidente: historia en documentos (6 tomos), E.K. Bramsted y K.J. Melhuish (eds.), Unión Editorial, 1982-1984. Tomo 1 ISBN 978-84-7209-151-1
De Lo Político a la política. Liberalismo: El otro límite de la legitimidad. Pablo M. Fernández Alarcón. E-Prints Complutense, Madrid 2005 ISBN 84-669-1876-0
Historia del pensamiento económico (2 tomos), M.N. Rothbard, Unión Editorial, 1999. ISBN 978-84-7209-351-5
Principales obras
Oración fúnebre, Pericles, 430 a. C.
Sobre la República, Cicerón, 50 a. C.
Carta Magna, 1215.
Instrucción de mercaderes, Saravia de la Calle, 1544.
Tratados sobre el gobierno civil, John Locke, 1690.
El espíritu de las leyes, Barón de Montesquieu, 1748.
Un ensayo sobre la naturaleza del comercio en general, Richard Cantillon, 1755.
Una investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones, Adam Smith, 1776.
Introducción a los principios de moral y legislación, Jeremy Bentham, 1780.
Fundamentación de la metafísica de la moral, Immanuel Kant, 1785.
El Federalista, James Madison, Alexander Hamilton y John Jay, 1788.
Autobiografía, Benjamin Franklin, 1788.
Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Edmund Burke, 1790.
Tratado de economía política: o la producción, distribución, y consumo de la riqueza, Jean-Baptiste Say, 1803.
De la libertad de los antiguos comparada con la de los modernos, Benjamin Constant, 1819.
La democracia en América, Alexis de Tocqueville, 1840.
Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina, Juan Bautista Alberdi, 1854.
Sobre la libertad, John Stuart Mill, 1859.
El hombre contra el Estado, Herbert Spencer, 1884.
Capital e interés, Eugen von Böhm-Bawerk, 1884–1909.
La sociedad del futuro, Gustave de Molinari, 1899.
La rebelión de las masas, José Ortega y Gasset, 1930.
Camino de servidumbre, Friedrich Hayek, 1944.
La sociedad abierta y sus enemigos, Karl Popper, 1945.
Sobre el poder, Bertrand de Jouvenel, 1945.
Ética de la sociedad competitiva, Frank Knight, 1946.
La acción humana, Ludwig von Mises, 1949.
La rebelión de Atlas, Ayn Rand, 1957.
Dos conceptos de libertad, Isaiah Berlin, 1958.
La libertad y la ley, Bruno Leoni, 1958.
Una economía humana, Wilhelm Röpke, 1960.
El problema del costo social, Ronald Coase, 1960.
El cálculo del consenso, James M. Buchanan y Gordon Tullock, 1962.
Capitalismo, socialismo y democracia, Joseph Schumpeter, 1962.
Capitalismo y libertad, Milton Friedman, 1962.
La gran depresión americana, Murray Rothbard, 1963.
La maquinaria de la libertad, David Friedman, 1971.
Teoría de la justicia, John Rawls, 1971.
Anarquía, Estado y utopia, Robert Nozick, 1974.
Libertad individual: obras selectas, William Hutt, 1975.
En defensa de la corporación, Robert Hessen, 1979.
Libertad de elegir, Milton Friedman, 1980.
El capital humano, Gary Becker, 1983.
El nacimiento del mundo occidental, Douglass North, 1983.
Teoría de la democracia, Giovanni Sartori, 1987.
El fin de la historia y el último hombre, Francis Fukuyama, 1992.
Propiedad y libertad, Richard Pipes, 1999.
Desarrollo y libertad, Amartya Sen, 1999.
De la subsistencia al intercambio, Peter Bauer, 2000.
Por qué la globalización funciona, Martin Wolf, 2004.
Dando cuenta de los derechos de propiedad, Hernando de Soto, 2006.
Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/Liberalismo"
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sábado, 2 de enero de 2010
Einstein y el Socialismo
Las negrillas, citas en bloque y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.
Tomado de:
http://www.analitica.com/BITBLIO/einstein/socialismo.asp
¿Por qué socialismo?
Albert Einstein
Monthly Review, Nueva York, mayo de 1949.
(...)
¿Debe quien no es un experto en cuestiones económicas y sociales opinar sobre el socialismo? Por una serie de razones creo que sí.
Permítasenos primero considerar la cuestión desde el punto de vista del conocimiento científico. Puede parecer que no haya diferencias metodológicas esenciales entre la astronomía y la economía: los científicos en ambos campos procuran descubrir leyes de aceptabilidad general para un grupo circunscrito de fenómenos para hacer la interconexión de estos fenómenos tan claramente comprensible como sea posible. Pero en realidad estas diferencias metodológicas existen.
El descubrimiento de leyes generales en el campo de la economía es difícil porque la observación de fenómenos económicos es afectada a menudo por muchos factores que son difícilmente evaluables por separado.
Pero la tradición histórica es, como se dice, de ayer; en ninguna parte hemos superado realmente lo que Thorstein Veblen llamó «la fase depredadora» del desarrollo humano. Los hechos económicos observables pertenecen a esa fase e incluso las leyes que podemos derivar de ellos no son aplicables a otras fases. Puesto que el verdadero propósito del socialismo es precisamente superar y avanzar más allá de la fase depredadora del desarrollo humano, la ciencia económica en su estado actual puede arrojar poca luz sobre la sociedad socialista del futuro.
En segundo lugar, el socialismo está guiado hacia un fin ético-social. La ciencia, sin embargo, no puede establecer fines e, incluso menos, inculcarlos en los seres humanos; la ciencia puede proveer los medios con los que lograr ciertos fines. Pero los fines por sí mismos son concebidos por personas con altos ideales éticos y —si estos fines no son endebles, sino vitales y vigorosos— son adoptados y llevados adelante por muchos seres humanos quienes, de forma semi-inconsciente, determinan la evolución lenta de la sociedad.
Por estas razones, no debemos sobrestimar la ciencia y los métodos científicos cuando se trata de problemas humanos; y no debemos asumir que los expertos son los únicos que tienen derecho a expresarse en las cuestiones que afectan a la organización de la sociedad. Muchas voces han afirmado desde hace tiempo que la sociedad humana está pasando por una crisis, que su estabilidad ha sido gravemente dañada. Es característico de tal situación que los individuos se sienten indiferentes o incluso hostiles hacia el grupo, pequeño o grande, al que pertenecen. Como ilustración, déjenme recordar aquí una experiencia personal. Discutí recientemente con un hombre inteligente y bien dispuesto la amenaza de otra guerra, que en mi opinión pondría en peligro seriamente la existencia de la humanidad, y subrayé que solamente una organización supranacional ofrecería protección frente a ese peligro. Frente a eso mi visitante, muy calmado y tranquilo, me dijo: «¿Por qué se opone usted tan profundamente a la desaparición de la raza humana?»
Estoy seguro de que hace tan solo un siglo nadie habría hecho tan ligeramente una declaración de esta clase. Es la declaración de un hombre que se ha esforzado inútilmente en lograr un equilibrio interior y que tiene más o menos perdida la esperanza de conseguirlo. Es la expresión de la soledad dolorosa y del aislamiento que mucha gente está sufriendo en la actualidad. ¿Cuál es la causa? ¿Hay una salida?
Es fácil plantear estas preguntas, pero difícil contestarlas con seguridad. Debo intentarlo, sin embargo, lo mejor que pueda, aunque soy muy consciente del hecho de que nuestros sentimientos y esfuerzos son a menudo contradictorios y obscuros y que no pueden expresarse en fórmulas fáciles y simples.
El hombre es, a la vez, un ser solitario y un ser social. Como ser solitario, procura proteger su propia existencia y la de los que estén más cercanos a él, para satisfacer sus deseos personales, y para desarrollar sus capacidades naturales. Como ser social, intenta ganar el reconocimiento y el afecto de sus compañeros humanos, para compartir sus placeres, para confortarlos en sus dolores, y para mejorar sus condiciones de vida. Solamente la existencia de estos diferentes y frecuentemente contradictorios objetivos por el carácter especial del hombre, y su combinación específica determina el grado con el cual un individuo puede alcanzar un equilibrio interno y puede contribuir al bienestar de la sociedad. Es muy posible que la fuerza relativa de estas dos pulsiones esté, en lo fundamental, fijada hereditariamente. Pero la personalidad que finalmente emerge está determinada en gran parte por el ambiente en el cual un hombre se encuentra durante su desarrollo, por la estructura de la sociedad en la que crece, por la tradición de esa sociedad, y por su valoración de los tipos particulares de comportamiento. El concepto abstracto «sociedad» significa para el ser humano individual la suma total de sus relaciones directas e indirectas con sus contemporáneos y con todas las personas de generaciones anteriores. El individuo puede pensar, sentirse, esforzarse, y trabajar por sí mismo; pero él depende tanto de la sociedad —en su existencia física, intelectual, y emocional— que es imposible concebirlo, o entenderlo, fuera del marco de la sociedad. Es la «sociedad» la que provee al hombre de alimento, hogar, herramientas de trabajo, lenguaje, formas de pensamiento, y la mayoría del contenido de su pensamiento;
su vida es posible por el trabajo y las realizaciones de los muchos millones en el pasado y en el presente que se ocultan detrás de la pequeña palabra «sociedad».
El hombre adquiere en el nacimiento, de forma hereditaria, una constitución biológica que debemos considerar fija e inalterable, incluyendo los impulsos naturales que son característicos de la especie humana. Además, durante su vida, adquiere una constitución cultural que adopta de la sociedad con la comunicación y a través de muchas otras clases de influencia. Es esta constitución cultural la que, con el paso del tiempo, puede cambiar y la que determina en un grado muy importante la relación entre el individuo y la sociedad como la antropología moderna nos ha enseñado, con la investigación comparativa de las llamadas culturas primitivas, que el comportamiento social de seres humanos puede diferenciar grandemente, dependiendo de patrones culturales que prevalecen y de los tipos de organización que predominan en la sociedad. Es en esto en lo que los que se están esforzando en mejorar la suerte del hombre pueden basar sus esperanzas: los seres humanos no están condenados, por su constitución biológica, a aniquilarse o a estar a la merced de un destino cruel, infligido por ellos mismos.
Si nos preguntamos cómo la estructura de la sociedad y de la actitud cultural del hombre deben ser cambiadas para hacer la vida humana tan satisfactoria como sea posible, debemos ser constantemente conscientes del hecho de que hay ciertas condiciones que no podemos modificar. Como mencioné antes, la naturaleza biológica del hombre es, para todos los efectos prácticos, inmodificable. Además, los progresos tecnológicos y demográficos de los últimos siglos han creado condiciones que están aquí para quedarse. En poblaciones relativamente densas asentadas con bienes que son imprescindibles para su existencia continuada, una división del trabajo extrema y un aparato altamente productivo son absolutamente necesarios. Los tiempos —que, mirando hacia atrás, parecen tan idílicos— en los que individuos o grupos relativamente pequeños podían ser totalmente autosuficientes se han ido para siempre. Es solo una leve exageración decir que la humanidad ahora constituye incluso una comunidad planetaria de producción y consumo.
Ahora he alcanzado el punto donde puedo indicar brevemente lo que para mí constituye la esencia de la crisis de nuestro tiempo. Se refiere a la relación del individuo con la sociedad. El individuo es más consciente que nunca de su dependencia de sociedad. Pero él no ve la dependencia como un hecho positivo, como un lazo orgánico, como una fuerza protectora, sino como algo que amenaza sus derechos naturales, o incluso su existencia económica. Por otra parte, su posición en la sociedad es tal que sus pulsiones egoístas se están acentuando constantemente, mientras que sus pulsiones sociales, que son por naturaleza más débiles, se deterioran progresivamente. Todos los seres humanos, cualquiera que sea su posición en la sociedad, están sufriendo este proceso de deterioro. Los presos a sabiendas de su propio egoísmo, se sienten inseguros, solos, y privados del disfrute ingenuo, simple, y sencillo de la vida.
El hombre sólo puede encontrar sentido a su vida, corta y arriesgada como es, dedicándose a la sociedad.
La anarquía económica de la sociedad capitalista tal como existe hoy es, en mi opinión, la verdadera fuente del mal.
Vemos ante nosotros a una comunidad enorme de productores que se están esforzando incesantemente privándose de los frutos de su trabajo colectivo —no por la fuerza, sino en general en conformidad fiel con reglas legalmente establecidas. A este respecto, es importante señalar que los medios de producción —es decir, la capacidad productiva entera que es necesaria para producir bienes de consumo tanto como capital adicional— puede legalmente ser, y en su mayor parte es, propiedad privada de particulares.
El capital privado tiende a concentrarse en pocas manos, en parte debido a la competencia entre los capitalistas, y en parte porque el desarrollo tecnológico y el aumento de la división del trabajo animan la formación de unidades de producción más grandes a expensas de las más pequeñas.
El resultado de este proceso es una oligarquía del capital privado cuyo enorme poder no se puede controlar con eficacia incluso en una sociedad organizada políticamente de forma democrática.
La situación que prevalece en una economía basada en la propiedad privada del capital está así caracterizada en lo principal:
primero, los medios de la producción (capital) son poseídos de forma privada y los propietarios disponen de ellos como lo consideran oportuno; en segundo lugar, el contrato de trabajo es libre. Por supuesto, no existe una sociedad capitalista pura en este sentido.
Considero esta mutilación de los individuos el peor mal del capitalismo. Nuestro sistema educativo entero sufre de este mal. Se inculca una actitud competitiva exagerada al estudiante, que es entrenado para adorar el éxito codicioso como preparación para su carrera futura.
Estoy convencido de que hay solamente un camino para eliminar estos graves males: el establecimiento de una economía socialista, acompañado por un sistema educativo orientado hacia metas sociales.
Sin embargo, es necesario recordar que una economía planificada no es todavía socialismo.
Una economía planificada puede estar acompañada de la completa esclavitud del individuo.
¿cómo es posible, con una centralización de gran envergadura del poder político y económico, evitar que la burocracia llegue a ser todopoderosa y arrogante? ¿Cómo pueden estar protegidos los derechos del individuo y cómo asegurar un contrapeso democrático al poder de la burocracia?
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